Debido a que este es un mundo lleno de dolor físico y emocional, hay momentos en que necesitamos desesperadamente ser sanados.
En ocasiones, en nuestra búsqueda por soluciones, Dios envía a nuestros familiares fallecidos como ángeles para brindarnos tranquilidad, consuelo y ayuda.
Una bendición especial durante la pandemia
Jon compartió la experiencia maravillosa de cuando fue sanado por un ángel durante los picos altos de la pandemia de COVID-19. El escribió:
“En noviembre de 2020, el día después del Día de Acción de Gracias, di positivo al COVID-19. Se suponía que debía empezar un nuevo trabajo. Pero a medida que los días se acercaban, sabía que no estaba mejorando.
Oré fervientemente por ayuda. Un día estaba sentado en el sofá cuando mi suegro fallecido apareció detrás de mí, colocó sus manos sobre mi cabeza y me dio una bendición del sacerdocio.
Tan pronto como se hizo la bendición, desapareció en un conducto de luz. Después de eso comencé a mejorar y pude ir a mi nuevo trabajo en el día designado”.
Una experiencia tan personal y preciosa le fue otorgada a Jon.
Me encanta lo que dijo la hermana Wendy Nelson sobre la capacidad que tienen los ángeles para ayudarnos. Ella escribió:
“¿Se imaginan el esfuerzo que le tomó a esos ángeles que empujaron desde la parte trasera de los carromatos en su ayuda a los pioneros sobre el terreno empinado, nevado, ventoso, helado e irregular de Rocky Ridge? ¡Si los ángeles pueden lograr eso, ciertamente pueden ayudarles a ustedes y a mí en nuestras sendas empinadas actuales!”.
Nuestros parientes fallecidos pueden, a veces, intervenir en nuestras vidas para ayudarnos en nuestras horas más difíciles.
El difunto abuelo que ayudó a un hijo pródigo
El hermano Robert L. Millet, ex decano de educación religiosa en la Universidad Brigham Young, compartió una experiencia poderosa y profunda. Él escribió:
“Uno de nuestros hijos había elegido alejarse no solo de la Iglesia sino también de nuestra familia. Se vio envuelto en las drogas y en un mundo terrible que brindaba poca esperanza de regresarlo a la vida.
Shauna y yo orábamos, luchábamos y anhelábamos su recuperación y retorno, pero no sabíamos nada de él, y nos dejamos preguntarnos si nuestro hijo estaba muerto, encarcelado o perdido…
Una noche, cuando Shauna y yo nos arrodillamos en oración, quebrantados y desgarrados por la preocupación, lloramos y suplicamos en nuestras plegarias, oramos por mucho tiempo.
En algún momento durante esa noche me encontré soñando. Mi padre, que había fallecido varios años antes, vino a mí en el sueño, me abrazó y luego me miró a los ojos. Dijo con bastante fuerza: “Hijo, quiero que te tranquilices. Te voy a ayudar con los niños. Sé paciente”.
Me desperté e inmediatamente me senté en la cama. Mi repentino movimiento despertó a Shauna. “¿Qué ocurre? ¿Qué pasó?”, me preguntó. Le expliqué que había visto a papá en un sueño y él me había dicho que me ayudaría con nuestro hijo.
Shauna y yo lloramos, los sentimiento de profunda gratitud y tranquilidad fluyeron en nuestras almas. Días después, el teléfono sonó en medio de la noche. Nuestro hijo dijo: “Ya no puedo vivir así. ¿Puedo volver a casa?”
Estábamos felices de saber de él, tan agradecidos de saber que todavía estaba vivo, que no sentimos la necesidad de establecer los términos o especificar en qué condiciones podría regresar. Simplemente lo recibimos en casa.
Una noche, unas semanas después, él y yo estábamos sentados en el sofá en la sala de estar. Se volvió hacia mí y dijo vacilante: “Papá, necesito compartir algo contigo”.
Asentí y lo animé a proceder. Él continuó: “Sé que esto suena extraño, pero una noche hace tiempo, estaba a punto de hacer algo que definitivamente me hubiera costado la vida cuando escuché la voz del abuelo Millet decir: ‘¡No hagas eso! Se te ha enseñado lo que es correcto. Ahora levántate y regresa a casa’. Papá, ¿es eso demasiado extraño como para ser verdad?”
Con algo de emoción respondí que no era así y respondí: “Ahora tengo una historia que contarte”. Luego le relaté mi sueño. Sentimos el espíritu del Señor entre nosotros y sentimos que toda la experiencia era verdadera y de Dios. Nos abrazamos”.
Los lazos de amor se mantienen fuertes incluso a través del velo. José Smith explicó:
“El Espíritu, el poder y el llamado de Elías es que ustedes… obtengan … todas las ordenanzas pertenecientes al reino de Dios, incluso volver el corazón de los padres a los hijos, y volver el corazón de los hijos a los padres, incluso el de aquellos que están en los cielos”.- Enseñanzas de los presidentes de la Iglesia: José Smith (2007)
Estos ángeles realmente se preocupan por lo que está sucediendo en nuestras vidas.
La suegra fallecida que brindó consuelo después de un divorcio
Lee Hill compartió una experiencia muy enternecedora que realmente me tocó el corazón. Él escribió:
“Hace muchos años, vivía solo después de haberme separado de mi primera esposa y atravesado el complicado proceso de divorcio. Una noche, recibí una llamada telefónica de mi abogado me dijo que mi suegra había fallecido y mi esposa quería informarme que no estaba invitado al velorio ni al funeral.
Esto me entristeció profundamente, ya que amaba mucho a mi suegra (como lo había hecho con su hija, mi esposa) y había pasado muchas horas ayudándola por más de 20 años.
Me sentí vulnerable y me preguntaba cómo podía expresar mi dolor por su fallecimiento. Me arrodillé y le pedí al Padre Celestial que le dijera a mi suegra fallecida que la amaba, la extrañaba y que lamentaba como se habían dado las cosas. Mi esposa se había negado a que la visitara o hablara el año anterior a su muerte.
Inmediatamente sentí como el calor de una presencia espiritual rodeó todo mi ser. Mi corazón se regocijó y sentí que mi suegra estaba en la habitación conmigo, asegurándome que sabía lo mucho que me había esforzado por ser un buen esposo para su hija y un buen yerno para ella.
Necesitaba desesperadamente esta paz ya que los meses anteriores al proceso de divorcio me habían agotado. Este suceso único me ayudó a seguir adelante con fe.
Desde entonces, me he casado con una mujer maravillosa que, como la madre de mi primera esposa, aprecia al hombre que soy y que puedo ser. Esta experiencia confirmó mi fe de que nuestros seres queridos fallecidos están muy cerca de nosotros y están allí para ayudarnos cuando sea necesario”.
Todas estas historias nos brindan una idea del amor de Dios a través de Sus ángeles. Nuestros corazones están unidos a sus corazones y a veces se les permite ayudarnos. Hay amor eterno y sanación a través del velo.
*Imagen de portada: “She will find what is lost” por Brian Kershisnik
Fuente: Meridian Magazine