El élder Edward Dube nació en Zimbabue y escribió un libro llamado “Beyond the Shade of the Mango Tree”. En su libro analiza cómo el evangelio de Jesucristo lo ayudó a salir de su zona de confort. En específico, proponerle matrimonio a su esposa.
La pareja había planeado esperar varios años antes de casarse. Sin embargo, un discurso de un profeta impulsó al élder Dube a actuar.
Asimismo, compartió cómo su esposa lo ayudó a salir de su zona de confort cultural simplemente al tomar su mano.
El siguiente es un extracto de un podcast en el que el élder Dube participó y ha sido editado para mayor claridad.
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Morgan Jones: En su libro, escribió sobre la inspiración y la revelación que recibió a través de un profeta, que lo llevó a casarse con su ahora esposa. Pensé que eso era genial y me preguntaba si estaría dispuesto a compartir un poco al respecto.
Élder Edward Dube: En África tenemos el desafío de ayudar a la mayoría de nuestros jóvenes adultos a alejarse de las tradiciones de sus antepasados.
Por ejemplo, casarte alrededor de los 30 años, ya que es el tiempo en el que piensas que tienes la madurez suficiente para el matrimonio.
Necesitas trabajar y hacer otras cosas para luego llegar a la etapa del matrimonio. Eso pensaba cuando fui a la misión.
Conocía a Naume y la amaba, pero simplemente no creía que estuviera listo para casarme con ella. Entonces, leí un discurso del presidente Ezra Taft Benson en el que se dirigía a los jóvenes de 27 años y yo tenía 27. ¿Puedes imaginarlo?
Estaba leyendo las palabras del profeta, en las que expresaba su preocupación por los jóvenes de 27 años.
Incluso después de leer eso, aun dudaba. Todavía dije:
“Oh, no. No. Esto no se aplica a nosotros, los de África. Estoy seguro de que está hablando sobre los jóvenes de Norteamérica y, tal vez, de otras partes del mundo, no de aquí, porque sabes, vivimos una situación distinta”.
Todavía tenía dudas. De modo que realmente sentí las tiernas misericordias del Padre Celestial.
Después de leer dicho discurso, el presidente de mi rama me llamó a su oficina y me dijo:
“Eddie, te das cuenta de que estás envejeciendo”.
Supongo que incluso el Padre Celestial dijo:
“Bueno, él no escucha, veamos si puedo darle ayudas visuales”.
Así sucedió varias veces y, finalmente, lo entendí en esa conversación con mi presidente de rama, John Newbold, y simplemente sentí: “Sí. Sí, puedo hacerlo.”
Morgan Jones: En su libro menciona que tuvo que dejar de lado algunas tradiciones culturales debido a que se unió a la Iglesia.
Dice que, a veces, ser un Santo de los Últimos Días significa dejar de lado algunas de las cosas con las que hemos crecido, como tradiciones o costumbres, y en cambio, abrazar las tradiciones del Evangelio.
Me imagino que su cultura tiene algunas tradiciones muy específicas, así que me preguntaba si podría darnos algunos ejemplos de las tradiciones que tuvo que abandonar y las tradiciones del evangelio que aprendió a abrazar.
Élder Edward Dube: Sabes, cuando dices eso, Morgan, pienso en una de mis primeras experiencias de casado.
Poco tiempo después de casarme con Naume, visitamos a mi madre en el pueblo.
Mientras estaba junto a mi madre, vino Naume y tomó mi mano. Aparté su mano con delicadeza y volvió a tomarme la mano.
Volví a deslizar mi mano suavemente mientras pensaba: “Nunca vi a mamá y papá tomados de la mano”.
Por eso, me sentía incómodo. Pero, Naume se quedó allí, tomando mi mano. Eso fue extraño para mí.
Me refiero a que estoy muy agradecido de que Naume me haya ayudado a superar eso. Amar y apoyarnos es realmente la clave.
No solo se apoyan mutuamente, expresan amor el uno por el otro y así sucesivamente. Eso fortalece su amor y los une. Esa es una de las tradiciones que adopté al ser miembro de la Iglesia.
Si hubieras visitado la Iglesia en Zimbabue a principios de los 90, hubieras visto a los hombres sentados a un lado del salón y a las mujeres del otro. Esa era la tradición.
Sin embargo, con el transcurso del tiempo, cuando nuestros ex misioneros tomaron el liderazgo de la Iglesia como obispos y presidentes de estaca, la cultura cambió.
Ahora no solo nos sentamos juntos, sino que también nos tomamos de la mano, nos sentamos en pareja.
Esa fue una de las tradiciones en las que tuvimos que trabajar para asegurarnos de poder superarla.
Esta es una traducción de un artículo que fue publicado originalmente en LDS Living con el título “Elder Dube shares how a nudge in a general conference talk inspired him to ask his wife to marry him“.