La música tiene un poder especial: puede tocar corazones, levantar el espíritu y acercarnos a Dios. Shawna Edwards lo sabe muy bien.
Desde sus primeros días como estudiante en BYU hasta convertirse en compositora de himnos que hoy cantan miles de personas, su historia nos recuerda que Dios guía nuestros pasos y multiplica nuestros talentos cuando los ponemos a Su servicio.
En esta nota, descubrimos cómo Shawna ha transformado su pasión por la música en un vehículo para compartir el Evangelio y encontrar milagros en cada canción.
Milagros en cada canción

Cuando Shawna Edwards escuchó por primera vez su canción «Es gracias al Señor» interpretada por el Coro del Tabernáculo en la sesión matutina de octubre de la conferencia general de 2025, sintió que uno de los momentos más significativos de su vida estaba sucediendo. La canción, que escribió en 2006, recientemente se incorporó al himnario Himnos — Para el Hogar y la Iglesia.
Lo curioso es que cuando Shawna escribió «Es gracias al Señor» para una clase en Brigham Young University, jamás imaginó que algún día el Coro del Tabernáculo la cantaría frente a miles. Tampoco pensó que usaría la tecnología para compartir su testimonio a través de YouTube y llegaría a millones de personas en todo el mundo. Pero Dios sí lo sabía, dice Shawna, y la fue preparando para ello.
Descubriendo el plan de Dios

Shawna volvió a la universidad a los 45 años, casi 30 años después de su primer intento como estudiante y cinco hijos más tarde. No estaba planeado, pero tras escuchar de su hermana sobre un amigo que regresó a clases, sintió un impulso claro de volver.
“Pocas veces en la vida he recibido una revelación tan directa como esa”, comenta sobre aquel momento.
En su primer paso por BYU, pensaba en formar parte de los Cougarettes, el grupo de danza de la universidad. Sin embargo, un llamado interno la llevó a la escuela de música, donde pasó horas practicando piano sola. Aunque hubo días de duda, siempre supo que estaba en el lugar correcto.
Tecnología y música como herramientas para el Evangelio

Desde que regresó a BYU, su carrera tomó giros inesperados. Hoy ha compuesto cerca de 70 canciones centradas en el Evangelio y publica videos en YouTube, llegando a miles de personas. Shawna ve la mano de Dios guiándola incluso en su proceso creativo.
“Hay milagros en cada canción”, afirma.
La tecnología le permite compartir su testimonio y tocar vidas de formas que jamás habría imaginado, incluyendo estudiantes de Sri Lanka que llevan seis años cantando sus canciones en su escuela cristiana.
Componer con un propósito

La primera canción que escribió al regresar a BYU fue “Es gracias al Señor”. Su profesora de composición les dio libertad para elegir cualquier tema, y Shawna decidió enfocarse en el Salvador.
Quiso vincular Su vida y carácter con todo lo bueno que tenemos, con líneas como
“Es gracias a que Él Su ejemplo dio que puedo yo con fe seguirlo hoy.” o “Es gracias al Señor que viviré, pues Él murió por mí.”
El coro final fue un reto porque quería resumir todo lo que sentía que el Señor le había dado. Encontró la frase que lo encapsula todo:
“Podré creer, sentir, amar, vivir.”
Para ella, esto representa millones de bendiciones más. Hoy, sentirse parte del himnario le da gratitud y motivación, y espera que muchas congregaciones canten su himno durante años.
Apoyo familiar y guía divina

Shawna reconoce que mucho de lo que ha logrado ha sido posible gracias a su esposo, John, quien siempre ha sido su mayor apoyo. También atribuye su crecimiento y creatividad a la guía constante del Señor.
“Si tienes un talento que Él te dio, úsalo, y Él te ayudará”, dice.
Su historia demuestra que Dios nos acompaña en cada paso y que cuando seguimos Su guía, nuestras capacidades se multiplican.
Fuente: Church News
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