El otro día me topé con un bello artículo por un apóstol moderno, Boyd K. Packer titulado “el Espíritu de Revelación.” Aunque está dirigido a la juventud de la Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días, sus palabras motivan a cada uno de nosotros a darle importancia al control de nuestros propios pensamientos.
Lo que pensamos y sentimos es la estructura de lo más íntimo de quienes somos. ¿Las cosas que conservamos en nuestras mentes y corazones reflejan las cosas que Dios aprobaría, o hemos dejado que este espacio sagrado sea invadido por las filosofías y preocupaciones del mundo a nuestro alrededor? Dios nos ha pedido que enfoquemos nuestros pensamientos en Cristo y en la virtud, entre otras cosas. Una de las mayores cosas que podemos controlar en esta vida es nuestra mente. Podemos usarla para enfocarnos en el bien, el mal, y cualquier nivel entre las dos. Pero el discípulo de Cristo debería recordar el primer y gran mandamiento:
“Jesús le dijo: Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con toda tu mente.” (Mateo 22:37)
Esto no puede lograrse si pasamos más tiempo pensando en nuestro jardín, carro, finanzas, pasatiempos, o cualquier otra cosa, que el tiempo que pasamos meditando acerca de los senderos de Jesucristo y Su evangelio. Por sobre todo, necesitamos evitar meter cosas en nuestra mente que ahuyentan al Espíritu de nuestras vidas— estas cosas pueden introducirse en forma de entretenimiento como películas, música, libros o puede manifestarse en forma de amigos, asociaciones, u otras influencias. Tal vez no siempre seamos capaces de controlar a lo que estamos expuestos, pero siempre podemos controlar lo que hacemos después con ello. Si no refleja el corazón y mente de un discípulo de Cristo, no tiene cabida en nuestras vidas y no debiera permitírsele echar raíces dentro de nosotros.
Aunque debemos averiguar lo que funciona mejor para nosotros en lo personal, el Presidente Packer ofrece una solución valiosa en cuanto a aprender a controlar nuestros pensamientos la cual resulta ser una de mis favoritas. Tiene que ver con el poder que la música tiene para afectar nuestros pensamientos y ánimo. ¿Les impacta la música de manera que pueda brindarles paz, energía o aun frustraciones que acentúan pensamientos y sentimientos que tenían antes de que iniciara la música? Puede ser utilizada para potenciar o cambiar nuestro estado de ánimo. Puede ser utilizada para controlar nuestros pensamientos y nuestra perspectiva de la vida.
Si escogemos cuidadosamente y damos raíz a cosas que inspiran y elevan, estaremos armados contra las cosas que no queremos contemplar. La música digna puede proveer protección e inspiración cuando más la necesitamos. Contrario a esto, la música que es destructiva para nuestro espíritu, puede llevarnos y mantenernos en lugares oscuros de los cuales resulta difícil escapar.
El Presidente Packer hace una reflexión en cuanto a cómo aprendieron esta lección en su propia familia. Su hermano le enseñó a enfrentar los desafíos de la guerra con un himno y con una oración en su corazón. El dijo, “tengo un himno favorito… y cuando las cosas se ponían duras yo me lo cantaba en silencio, y seguidamente venían una fe y seguridad que me mantenía en curso.”
Fue una lección bien aprendida, Presidente Packer nos transmite el valor de lo que aprendió de su hermano. “Conforme pasaron los años, a pesar de que no era fácil, podía controlar mis pensamientos si preparaba un lugar a donde estos pudieran ir. Puedes remplazar pensamientos de tentación, enojo, decepción, o temor con mejores pensamientos— con música.”
Luego, con su manera divertida y directa, que he aprendido a apreciar, Boyd K. Packer, termina con este gran resumen sobre el desafío de controlar nuestros pensamientos.
“¡En forma! ¡Frente en alto! ¡Tomen control de sus vidas! ¡Tomen control de su mente, de sus pensamientos! Si tienen amigos que no son una buena influencia, hagan cambios, aun si enfrentan soledad, e inclusive rechazo.”
“Si ya han cometido errores graves, hay formas de arreglar las cosas, y eventualmente será como si nunca hubiese sucedido.”
“A veces la culpa controla nuestras mentes y nos toma prisioneros en nuestros pensamientos. Qué absurdo es permanecer en prisión cuando la puerta se encuentra abierta. Ahora, no se digan a sí mismos que el pecado en realidad no importa. Eso no ayudará; el arrepentimiento sí.”
Tomen control de sus pensamientos y sentimientos y se encontrarán con un enfoque más claro y un paso seguro en el sendero de Cristo que buscan seguir.
Por Alison Palmer, el 31 de Julio de 2008