Regresar a la Iglesia
Por muchos años en mi vida, caminé un largo trayecto cegado por una densa oscuridad, provocada por cada una de las decisiones que tomé, las mismas que me ataron, y no me permitían regresar a la iglesia, estas cosas me forzaron poco a poco a ir olvidando lo aprendido, lo enseñado, lo vivido, experiencias maravillosas que marcaron positiva y espiritualmente aquellos días llenos de luz, de felicidad, de esperanza.
Puedo recordar claramente, y al meditar profundamente en ello, pase de tener esos sentimientos tan bonitos que llenan de paz nuestras vidas, a vivir envuelto en pensamientos negativos, sentimientos de desdicha, de amargura, de dolor innecesario, llegué a crear un mundo de soledad apartado y distanciado de todo aquello que una vez fue luz y esperanza para mí, recuerdo aquel sentimiento vacío al despertar, aquellas largas noches sin poder dormir, llegando a sentir que vagaba sin propósito, las dudas, los miedos, los rencores, la vergüenza, el enojo, acabaron con aquella sincera sonrisa, con aquella felicidad que parecía no tener fin.
Llegue a sentir envidia, llegue a extrañar, llegue a pensar y preguntar, ¿Cómo puedo tener esa felicidad de nuevo?
A ti que has podido sentirte así, a ti que quieres regresar, a ti que te marchaste, te pido, que no te canses de intentar, lucha sin cesar, aun hasta desmayar, te invito a seguir estos pasos, sé sin duda alguna que te van a iluminar y a ayudar.
1.Ten valor muchacho (a), ten valor para decir ¡no!
En muchos pasajes de las escrituras encontramos ejemplos de valentía y valor, el cual es uno de los llamados que actualmente nos hacen nuestros líderes, cuando estamos rodeados por el enemigo que está empeñado en destruirnos y quiere que nos perdamos para siempre, muchas tentaciones y situaciones habrán delante de nosotros, pero toma la decisión y con valor di ¡NO!
“Por supuesto que nos enfrentaremos al miedo, experimentaremos ridículo, y oposición, tengamos el valor de defender nuestros principios… El valor trae una vivida virtud cuando tiene propósito” (Thomas S. Monson)
“Esforzaos y cobrad ánimo; no temáis ni tengáis miedo de ellos, porque Jehová tu Dios es el que va contigo; no te dejara ni te desamparará. (Deuteronomio 31:6).
2.Recuerda que tienes un valor inestimable
El enemigo quiere hacerte sentir miserable como él es. Pero recuerda que estamos aquí para tener gozo, para ser felices, claro está que existen las limitaciones, los problemas, los desafíos que continuamente van a venir a nuestras vidas, sin embargo, si lo sobrellevamos bien obtendremos esa paz, esa felicidad que para muchos podrá parecer ilógica, sin sentido, más dentro de nuestros corazones sabremos que el galardón que recibiremos será por eternidades, no temporales como cualquier galardón que obtengamos en esta tierra, recuerda que Jesucristo mismo dio su vida para que pudiéramos un día volver a nuestro hogar eterno. Él no dejará que nos perdamos.
“Recordad que el valor de las almas es grande a la vista de Dios… Porque he aquí, el señor vuestro Redentor padeció la muerte en la carne; por tanto sufrió el dolor de todos los hombres, a fin de que todo hombre pudiese arrepentirse y venir a él. (Doctrina y Convenios 18: 10-11)
3.Pide perdón… y perdónate a ti mismo
Alma describió a su hijo Helaman, como en carne propia podemos llegar a sentirnos por causa de nuestros pecados, “pero me martirizaba un tormento eterno, porque mi alma estaba atribulada en sumo grado, y atormentada por mis pecados… Si me acordaba de todos mis pecados e iniquidades, por causa de los cuales yo era atormentado. (Alma 36:11-12).
El Elder Shayne M. Bowen de los setenta, dio un poderoso mensaje acerca de cómo podemos reivindicarnos, como podemos ser limpiados de cada uno de esos pecados que nos atormentan y nos avergüenzan, ya que estos sentimientos son utilizados por nuestro enemigo para evitar que nos levantemos. “¿Es posible rescatar una vida que por falta de autocontrol se ha contaminado con tanta basura que parece imposible que ésta pueda obtener el perdón?… Y ¿qué tal de alguien que está haciendo un esfuerzo honrado, pero que ha vuelto a caer tantas veces en el pecado que siente que no hay modo de quebrar ese círculo vicioso?… O, ¿De aquella persona que ha cambiado su vida pero no puede perdonarse a sí misma?
El presidente Boyd K. Packer ha enseñado: “No existe ningún habito, ni adicción, ni rebelión, ni transgresión, ni apostasía, ni crimen que esté exento de la promesa de un perdón completo. Esa es la promesa de la expiación de Cristo”
“Si aceptamos agradecidos y utilizamos ese don preciado, podemos disfrutar de la belleza de una vida útil, la que Dios ha reivindicado mediante Su amor infinito y la expiación de Su Hijo, nuestro hermano Jesucristo.” (Shayne M. Bowen, de los Setenta).
Que maravillosa promesa! obtendremos un perdón completo, podremos sentir lo que el mismo Alma citó “Y, oh que gozo y que luz tan maravillosa fue la que vi! Sí, mi alma se llenó de un gozo tan profundo como lo había sido mi dolor”. (Alma 36:20).
5.Persevera hasta el fin
Isaías expresa: “Todos nosotros nos hemos descarriado como ovejas; cada cual se ha apartado por su propio camino; mas Jehová cargó en él la iniquidad de todos nosotros… Fue oprimido y afligido, pero no abrió su boca; como cordero fue llevado al matadero; y como oveja delante de sus trasquiladores enmudeció, así no abrió su boca”.
Jesucristo en sus propias palabras reveladas al profeta José Smith nos invita “Aprende de mí y escucha mis palabras; camina en la mansedumbre de mi Espíritu, y en mi tendrás paz”.
Replica el sentimiento y el actuar de Nefi, profeta de El Libro de Mormón
“Despierta, alma mía! No desfallezcas más en el pecado. Regocíjate, oh corazón mío, y no des más lugar al enemigo de mi alma.”(2 Nefi 4:28)
“Si sé que Dios dará liberalmente a quien pida, Sí, mi Dios me dará, sino pido impropiamente. Por lo tanto, elevaré hacia ti mi voz; sí, clamaré a ti, mi Dios, roca de mi rectitud. He aquí, mi voz ascenderá para siempre hacia ti, mi roca y mi Dios sempiterno. Amen”. (2 Nefi 4:35).
Con todas las promesas eternas que tenemos, se sin ninguna duda en mi corazón que con un poquito de fe y valor que tengamos en Él, en nuestro Redentor y Salvador Jesucristo, podremos levantarnos y salir de cualquier abismo en que hallamos caído, por pequeñas cosas que hagamos Él obrará grandes milagros en nuestra vida, sí, que maravilloso será ese momento en que te des cuenta que la felicidad, la fe, la esperanza ha vuelto a tu vida, podrás ver como tu rostro se iluminará de nuevo, y ese deseo de pecar se apartará, no te sentirás más agobiado, y desearas progresar cada día más.
¡Te necesitamos de vuelta!
Cierro con las palabras de nuestro amado profeta José Smith:
“¡Buenas nuevas de gran gozo!… ¡Hermanos! ¿no hemos de seguir adelante en una causa tan grande? ¡Avanzad!, en vez de retroceder. ¡Valor, hermanos; e id adelante, adelante a la victoria! ¡Regocíjense vuestros corazones y llenaos de alegría!
Tu puedes regresar a la Iglesia.