Comprender mi propósito como mujer en la iglesia

mujer en la iglesia

Al inicio de mi tercer año de universidad, estuve involucrada en diferentes charlas sobre la función de la mujer en la Iglesia. Puede parecer como si los hombres estuvieran al frente y centro de nuestra organización. A veces, es difícil discernir inmediatamente donde se oye la voz de una mujer y cuán importantes somos en el reino de Dios. Comencé a preguntarme: ¿Cuál es el papel de la mujer en la Iglesia? Si los hombres tienen el Sacerdocio, ¿qué tenemos nosotras? Esas preguntas me abrumaron.

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Durante los años siguientes, he luchado contra esas preguntas. Ha sido un viaje continuo pero algunas perspectivas han ayudado a iluminar mi comprensión.

1. Dios ama a todos sus hijos por igual 

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A medida que buscaba entendimiento sobre la función de la mujer en la Iglesia, el principio que siempre recordaba una y otra vez era que Dios ama a todos sus hijos, hombres y mujeres. No ama más a uno que a otro y confío en que Dios me conoce. Dios me ama. El Libro de Mormón dice:

“[El Señor] invita… a todos ellos a que vengan a él y participen de su bondad; y a nadie de los que a él vienen desecha, sean negros o blancos, esclavos o libres, varones o mujeres; (…) y todos son iguales ante Dios” (2 Nefi 26:33)

Una vez que luchaba personalmente contra algunas preguntas, pensé:

“Espera, estoy hablando de Dios. ¿Realmente creo que Él no me comprende? En verdad, ¿creo que Él ama a algunos de Sus hijos más que a otros?”

Mi pensamiento me ayudó a centrarme otra vez, y me recordó que si comenzaba mi viaje de entendimiento con fe en que Dios me ama y que todo Su propósito es amor, me ayudaría a ver con mayor claridad mientras continuaba mi camino.

2. Tengo completo acceso al poder del sacerdocio por medio de mi obedienciamujer en la iglesia

En una reciente entrevista, la hermana Neill F. Marriott de la Presidencia General de las Mujeres Jóvenes dijo:

“El Sacerdocio no se refiere a los hombres de la Iglesia. El Sacerdocio es el poder de Dios y todos trabajamos con ese poder – no necesariamente con las llaves o incluso, con las funciones descritas en las escrituras. Sin embargo, obtenemos este poder a medida que cumplimos con nuestras responsabilidades del convenio.”

Incluso al decir “sostener el Sacerdocio,” realmente nos referimos a “sostener el poder de Dios.” Creo que todavía necesitamos mejorar y decir que sostenemos a aquellos que trabajan con el poder del Sacerdocio para que el sacerdocio no asuma esta identidad humana… Necesitamos dejar ese hábito.”

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El Sacerdocio no es = a los hombres de la Iglesia. El Sacerdocio es = al poder de Dios, y el poder de Dios está disponible para todos por medio de la obediencia de Sus mandamientos.

Tuve una experiencia interesante cuando mi hermano menor fue ordenado élder.

Durante la bendición que recibió, le dijeron que el poder del sacerdocio provenía de la obediencia de los mandamientos de Dios. Mientras que se pronunciaban esas palabras, el entendimiento vino a mí con una voz muy clara: Ese principio era para mí también. Si era obediente, también obtendría todo el poder del sacerdocio en mi vida. ¿Qué mejor influencia podría desear que tener el poder de Dios en mi vida? El poder vence a las dificultades, discierne la verdad y lo hace muy bien.

Todo eso puede ser mío y estar disponible para todos por medio de la obediencia.

3. Tengo una influencia única que se magnifica mientras actúo con amor

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El Presidente Russel M. Nelson dijo:

“Mis queridas hermanas, sea cual sea su llamamiento, sin importar sus circunstancias, necesitamos sus impresiones, sus reflexiones y su inspiración. Necesitamos que hablen sin reservas y den su opinión en los consejos de barrio y de estaca. Necesitamos que cada hermana casada se exprese como “una compañera que contribuye en una forma total” al unirse con su esposo para gobernar a su familia. Casadas o solteras, ustedes, hermanas, poseen capacidades singulares y una intuición especial que han recibido como dones de Dios. Nosotros, los hermanos, no podemos reproducir la influencia sin igual que tienen ustedes.”

(“Una súplica a mis hermanas,” Liahona, Nov. 2015)

Ahora, reconozco que toda esa lectura sobre la necesidad de nuestra influencia única – como mujer en la Iglesia – puede inducir al pánico. A veces, escucho cosas similares y pienso, “Oh no – ¡No estoy haciendo lo suficiente! ¡No estoy siendo lo suficiente!” Entonces, salí e hice todo lo que creía que podía para intentar ser “más” suficiente. ¡Que agotador!

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No tengo que expandir mi influencia. Ni entrar en pánico. Tampoco rechazar unirme a organizaciones, entregar una copia del Libro de Mormón a cada persona que conozca o ser voluntaria para todas las asignaciones de la Iglesia. Solo debo seguir lo que dice el Presidente Nelson: hablar cuando tenga la impresión de que podría ayudar a alguien, cuidar a los demás (incluidas familias y mujeres a las que tenga la oportunidad de ministrar, mensualmente) y actuar de acuerdo a los impulsos de ser amable. Cada mujer en la Iglesia sin importar su edad, llamamiento o estado civil o económico, tiene una influencia única que Dios puede magnificar.  

MUJER EN LA IGLESIA

Una vez que estaba leyendo un correo electrónico de una joven que estaba pasando una semana difícil durante su misión en América del Centro – nada había salido como lo planificó. Mientras leía su correo, recordé algunas de mis experiencias complicadas como misionera y las lecciones que aprendí. Me tomó poco tiempo escribirle un correo de ánimo. Me respondió que las palabras que le escribí la ayudaron y me preguntó si me molestaba que las compartiera con su padre que las compartió con otro líder que luego, las compartió con un grupo de jóvenes. Estaba sorprendida de cuanto habían influenciado mis palabras sin hacer ningún esfuerzo.

Recuerdo haber tenido un entendimiento diferente, “esa no era yo.” No tenía la intención de que esas palabras tocaran el corazón de los demás y se expandieran tan rápido. Dios hizo la gran elevación. Además, magnifica la influencia de las palabras y actos bondadosos.

Como lo dije, el entendimiento de mi función como mujer en la Iglesia de Dios sigue creciendo. No está completo. Sin embargo, debido a la luz que ya recibí de mi propósito e influencia, creo que es – y será – de un valor maravilloso, importante e infinito ante los ojos de Dios y los míos.

Artículo originalmente escrito por Ariel Monson y publicado en lds.org con el título “Understanding My Purpose as a Woman in the Church.”

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