Cuando era un adolescente de diecisiete años, la relación con mi mamá se había vuelto insostenible; las peleas, los malentendidos, y los reproches eran parte de nuestro día a día.
Sentía que no tenía otro camino más que irme. Así que un día, recogí mis cosas, me fui de casa, y con eso también perdí contacto con La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días. Pensaba que alejándome de todo, encontraría paz.
Durante casi dos años decidí ignorar los mensajes de mamá y vivir mi vida de una forma diferente a la que ella y el evangelio me habían enseñado. En ese tiempo, intenté llenar mi vida con otras cosas.
Empecé a trabajar como DJ por lo tanto mi vida se llenó de fiestas, alcohol y tabaco. Y aunque por fuera parecía que todo estaba bien, por dentro me sentía muy vacío.
Un domingo, mientras estaba en mi laptop trabajando en unas mezclas de música, vi en YouTube que la Conferencia General estaba en vivo.
No sé por qué, pero decidí hacer clic. En el fondo de mi mente, una parte de mí sentía ganas de ver lo que podía encontrar. El élder Dieter F. Uchtdorf estaba discursando.
Al principio, no le presté mucha atención, pero al poco tiempo, sus palabras empezaron a resonar profundamente en mi interior.
Él estaba hablando sobre aquellos que se han alejado del camino y también de las personas que han sentido el deseo de volver a casa, de regresar a donde pertenecen.
Entonces dijo algo que me detuvo por completo:
“No importa cuánto tiempo haya pasado ni cuán lejos estén. Dios siempre estará esperándote”
En ese momento, algo se quebró dentro de mí. Me di cuenta de que yo también anhelaba volver a casa, no solo físicamente, sino espiritualmente.
Las palabras del élder Uchtdorf eran como una invitación directa:
“La misericordia del Salvador es infinita, y el llamado a regresar siempre está abierto”.
Fue entonces que con lágrimas en los ojos, decidí que era hora de volver.
Esa tarde me quedé sentado, pensando en lo que acababa de escuchar “debes volver a casa” sonaba repetidamente en mi mente. Al día siguiente, con miedo, regresé a la casa de mi madre.
La conversación no fue fácil; ambos teníamos heridas que sanar. Pero con el tiempo, poco a poco, comenzamos a reconstruir nuestra relación. Más importante aún, volví a la Iglesia. Me di cuenta de que Dios nunca me había dejado, Él siempre había estado ahí, esperándome con los brazos abiertos.
Lo más impactante de todo es que todo cambió con un simple clic. Un clic que parecía insignificante en el momento, pero que terminó siendo la llave que me llevó de vuelta al lugar donde realmente pertenezco.
Hoy puedo decir con seguridad que la Conferencia General fue una respuesta directa a mis oraciones, aunque no sabía que las estaba haciendo.
Las palabras del élder Uchtdorf me mostraron que, aunque nos alejemos, siempre hay un camino de regreso. Y ese camino nos lleva de vuelta a las personas que nos aman, y más importante aún, a Dios.
Es increíble pensar cómo, en esos momentos donde estamos más perdidos, Dios usa a Sus siervos inspirados para hablarnos directamente al corazón.
La Conferencia General puede ser lo que necesitamos para encontrar dirección y guía en nuestras vidas, si estamos dispuestos a escucharle.
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@masfe.org“Una mujer enferma de flujo de sangre, desde hacía doce años dijo dentro de sí: Si solamente tocare su manto, seré sanada. Y la mujer fue sana desde aquella hora”. (Mateo 9:20) Así como la mujer enferma de flujo de sangre fue sanada al tocar el manto de Jesús, tú también puedes encontrar la sanación espiritual que necesitas a tan solo un toque de distancia. Escucha lo que Dios tiene para ti este 05 y 06 de Octubre en la Conferencia General desde tu teléfono, tu televisor o en la iglesia. Sigue nuestra cobertura especial por masfe.org #conferenciageneral #untoquedefe #sanacion #iglesiadejesucristo #jesus #cristianos #jesus♬ sonido original – Masfe.org