El día en que Sai Maddali se bautizó en La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días, al principio salió del agua con sentimientos de paz y consuelo.
Luego, vinieron pensamientos de culpa y dudas, como si unirse a esta nueva religión significara que de alguna manera estaba renunciando a su herencia cultural india americana e hindú.
Sin conocer la confusión interna del nuevo converso, el obispo de Maddali compartió palabras que no solo lo tranquilizaron, sino que también le ayudaron a encontrar fortaleza en los siguientes años.
“Sai, sé que esto fue difícil para ti. Me siento muy orgulloso de ti. Mientras te bautizabas, sentí una presencia muy fuerte. Sé que tus antepasados te están viendo con felicidad. También están orgullosos de ti. Hay tanta obra de historia familiar que te espera y testifico que tu familia te ve… Te cuida y está feliz de saber que pueden volverte a ver”, dijo el obispo.
Si bien no es de un origen pionero tradicional, la decisión de Maddali de convertirse en Santo de los Últimos Días le permitió llegar a ser un pionero moderno y abrir un nuevo camino de fe para su familia y otros conversos no convencionales.
Incluso después de su conversión, el viaje ha sido difícil. Pero, el estudiante de 20 años de la Universidad de Brigham Young no se arrepiente y está decidido a continuar.
“A menudo siento la carga de representar a la Iglesia en círculos en los que nadie ha interactuado con miembros antes. A veces, siento que algunos de los aspectos que me convierten en un pionero moderno me alejan de la experiencia tradicional de la Iglesia. Sin embargo, esto en sí es un testimonio de la fuerza de la fe. Sé que tengo un propósito en el reino de Dios y que es importante poder confiar en ese conocimiento”, dijo Maddali.
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Un nuevo camino
Los padres de Maddali inmigraron a los Estados Unidos de la India y establecieron su hogar en Georgia, donde criaron a su hijo en la religión hindú.
Después de graduarse de la escuela secundaria, Maddali recibió una beca para la Universidad del Estado de Georgia en Atlanta. Durante la orientación del primer año de universidad, conoció a una joven que era miembro de la Iglesia. Se hicieron buenos amigos.
Esta amiga invitó a Maddali a asistir a los servicios dominicales de adoración, lo cual hizo. Después, le presentó a un compañerismo de misioneras.
“Al recordarlo, no sé si acepté por el genuino entusiasmo de aprender o si simplemente fui demasiado amable como para decir que no. Pero, fue una gran decisión aceptar las lecciones”, dijo Maddali.
En la primera reunión, Maddali aprendió acerca del Plan de Salvación por primera vez y encontró consuelo al descubrir que era un hijo de Dios.
Otro momento memorable llegó cuando Maddali se encontró con las misioneras en los terrenos del Templo de Atlanta, Georgia, donde le enseñaron acerca del propósito del templo y la naturaleza eterna de las familias.
Como una persona de procedencia no cristiana, que tuvo una vida lejos de la mayoría de su familia, sintió una “conexión espiritual fuerte con los templos” y su importancia.
La decisión
Maddali leyó las escrituras y oró, pero no consideró seriamente el bautismo porque aún no recibía una señal milagrosa de Dios. No obstante, al reflexionar sobre sus experiencias, se dio cuenta de que Dios ya se había manifestado de otras maneras.
“Llegué a la conclusión de que quería bautizarme no por nada fuera de lo común sino por la oración y la lectura de las escrituras. Justo después de darme cuenta, pensé, ‘¿cómo voy a decirle a mis amigos y familiares?’”, dijo Maddali.
Pronto, le dio la noticia a su amigo mientras caminaban. Se lo informaron a las misioneras y fijaron una fecha bautismal.
Para Maddali fue difícil decirles a sus padres. Estaban decepcionados y sintieron que su hijo estaba rechazando la herencia de su familia. Esto hizo que Maddali cuestionara sus sentimientos con respecto a si unirse a la Iglesia.
Mientras luchaba con qué hacer, Maddali llegó a una conclusión espiritual al leer las palabras del Salvador en el Libro de Mormón:
“Y otra vez os digo que debéis arrepentiros, y ser bautizados en mi nombre, y volveros como un niño pequeñito, o de ningún modo heredaréis el reino de Dios. De cierto, de cierto os digo que esta es mi doctrina; y los que edifican sobre esto, edifican sobre mi roca, y las puertas del infierno no prevalecerán en contra de ellos” (3 Nefi 11: 38 – 39).
“Decidí en ese momento que tenía que continuar, que tenía que bautizarme sin importar las preguntas complicadas que todavía estaban en mi mente”, dijo Maddali.
Después de su bautismo y con las palabras oportunas del obispo, Maddali recibió el don del Espíritu Santo y unos 150 miembros levantaron sus manos como muestra de apoyo al nuevo miembro. Maddali se sintió amado y bienvenido a su nueva familia.
Dos años después
Maddali celebrará el segundo aniversario de su bautismo en diciembre. En el último año y medio, se transfirió a BYU y sigue creciendo en su nueva fe.
Un año después de unirse a la Iglesia, Maddali se propuso algunas metas personales.
“Sabía que podía hacerlo mejor. Me centré en ser el mejor Santo de los Últimos Días que podía ser. Cualquier otra resolución de Año Nuevo surgió del deseo de seguir las enseñanzas de Cristo”, dijo.
Además de recibir el sacerdocio, Maddali sirvió como misionero de barrio y maestro de principios del Evangelio. Además, realizó bautismos por los muertos y recibió su investidura del templo.
Aunque originalmente estaban desconsolados, los padres de Maddali se entusiasmaron con su religión. Un momento decisivo llegó cuando su madre conoció a otros Santos de los Últimos Días en una orientación para padres en BYU.
“[La madre de Maddali] estaba impresionada con lo positivos y fieles que eran esos miembros. Si bien no espero que mis padres se unan, su influencia en mi vida como hindúes religiosos fue esencial para poder unirme”, dijo.
Muchos criticaron a los padres de Maddali por no haberle enseñado valores hindúes y los culparon de “dejar” la cultura y la herencia hindú en las que creció Maddali. Otros dicen que Maddali se unió a la religión de los Santos de los Últimos Días por una joven y cuestionan su juicio por unirse a una iglesia con perspectivas poco amigables del mundo.
Estos son solo algunos de los desafíos que enfrentó Maddali con personas fuera de la Iglesia.
Dentro de la Iglesia, la procedencia india americana e hindú de Maddali tiene poco en común con los miembros tradicionales de Utah que sirvieron en misiones, celebran grandes reuniones familiares durante días festivos o cuyos padres pueden darles bendiciones a sus hijos, sin mencionar los diferentes gustos en música y vestimenta.
“Ser converso hizo que me cuestionara si tendría las mismas bendiciones que otros miembros. Creo que el mayor problema al que se reducen estas experiencias es sentirse solo como converso”, dijo.
Sin embargo, Maddali dice que muchos miembros “maravillosos” de la Iglesia lo han incluido en diferentes actividades y lo han invitado a sus hogares. Principalmente, Maddali ha sentido la comprensión y el amor del Salvador.
“Lo que realmente marcó la diferencia para mi capacidad de sentir que pertenecía, fue recurrir al Salvador. Necesité recordar que estaba tratando de ser como Él, no como los otros miembros de la Iglesia”, dijo Maddali.
Maddali se convirtió en el líder del club de conversos de BYU, una organización que solía crear diálogo y discutir asuntos con respecto a ser un converso en la Iglesia.
Eso le ha permitido a Maddali organizar cenas e invitar a las familias Santos de los Últimos Días no tradicionales. A menudo, les dice a otros conversos que lo más importante es centrarse en la esperanza.
“Encuentra lo que te permite mantener las esperanzas todos los días. Para mí, eso es leer las escrituras diariamente. Una vez que puedas sentirte fuerte con tu esperanza, se la persona que sabes que nuestra cultura necesita para ayudar a los demás a sentir que pertenecen. Somos hijos de Dios, por lo que definitivamente tenemos la capacidad de hacerlo. Todavía hay millones de pioneros que se están uniendo a nuestras comunidades, que hicieron grandes sacrificios para unirse a nuestras filas, es nuestro deber ayudarlos si podemos”, dijo Maddali.
No importa el origen del converso, asegúrate de hacer un espacio para él, esa es la lección que Maddali espera que las personas aprendan de su historia.
“Todos venimos de orígenes diferentes, llenos de sacrificios. Pero, especialmente, para nuestros conversos, hay un largo viaje de adaptación constante al único estilo de vida que existe dentro de la Iglesia. Ser un converso va más que nuestro bautismo”, dijo Maddali.
Esta es una traducción del artículo que fue escrito originalmente por Trent Toone y fue publicado en ldsliving.com con el título “Your Ancestors Are Watching: The Needed Message This Man Received After Converting to the Church from Hinduism”.