Wayne Crossen es un pionero Santo de los Últimos Días, que llevó el evangelio a su familia de una manera inesperada.
Crossen nació en Ohio en 1927 y se crio en San Francisco, California.
No se llevaba muy bien con su madre y, a los 18 años, pidió el permiso de sus padres para unirse a las Fuerzas Armadas de Estados Unidos en 1945. Tuvo éxito y alcanzó el rango de teniente coronel.
Después de la Segunda Guerra Mundial, Wayne se mudó a Idaho para vivir con su hermano Chuck. Posteriormente, la suegra de Chuck introdujo a Wayne a la Iglesia y se bautizó.
Más adelante, asistió a Utah State University en Logan, Utah, y se unió al club de senderismo.
Durante una de las caminatas de dicho club conoció a Joan Patten, cuando ella se resbaló y calló a sus pies.
Joan, miembro de la Iglesia, había visto a Wayne en otras oportunidades por la calle y sabía que era él con quien se casaría, y no se equivocó.
Después de que Joan y Wayne se comprometieron, Leland Stanford Patten, padre de Joan, decidió que había llegado el momento de recibir sus investiduras del templo.
Leland hizo su investidura el mismo día del sellamiento de Joan y Wayne, el 4 de junio de 1951 en el Templo de Salt Lake. Luego, regresó al templo para sellarse con su esposa e hijos.
Wayne falleció a los 69 años dejando un gran legado a su familia, que hoy lo recuerda con mucho cariño y atesora sus enseñanzas.
Su nieta, Mary Richards, miembro de la Iglesia, dice que su abuelo amaba la historia familiar, la obra misional y el servicio. En especial, le gustaba servir en el Templo de Bountiful, Utah.
La Iglesia era una parte importante en la vida de Wayne porque pudo ver los frutos que trajo a su vida.
Wayne experimentó muchas cosas difíciles fuera de la Iglesia. Por eso, cuando se convirtió en un Santo de los Últimos Días, supo que su vida era más plena y feliz.
¿Cómo fue que tu familia conoció el evangelio y se unió a la Iglesia de Jesucristo? ¡Cuéntanos en los comentarios!
Fuente: Church News