Descubre Tu Destino Divino En 4 Pasos

papá

El siguiente artículo fue escrito por Davis Olsen para LDSLiving.com y traducido por Wendy Vianey Almazán Cano para mormonsud.org.

En 1988, un terremoto devastó una ciudad de Armenia. Después de que la sacudida se detuvo, un padre corrió hasta quedar sin aliento a la escuela de su hijo, hecha una pila de escombros, comenzó frenética y cuidadosamente a remover las piezas rotas del edificio. Cuando otros le decían que se detuviera porque no había señales de vida y era inútil, él respondió que había hecho una promesa de que él siempre estaría ahí para su hijo.

Él removió escombros por 38 horas. Otros padres lloraban y se lamentaban, pero no ayudaron. Entonces una voz surgió. “¡Papá, soy yo Armand! Les dije a los otros niños que no se preocuparan, les dije que si tú estabas vivo, tú vendrías a salvarme, y ellos también se salvarían”. El padre salvó a su hijo y a otros 13 niños y niñas más de los escombros. (Presidente James E. Faust, “Honraré a los que me honran”, Conferencia General Abril 2001).

Como el padre en la historia, hay un Dios, un bondadoso y generoso Padre Celestial, pacientemente y amorosamente llegando a ti y a mí en medio de los escombros de nuestras vidas, esperando traernos a Su Hijo. Él no es un Dios sentado estoicamente en un rincón de sus vastas creaciones esperando por nosotros para conseguir nuestros actos juntos. Él es un Dios que llega a nosotros, y debemos hacer nuestra parte para llegar a Él. Como sus hijas e hijos, nosotros necesitamos de Él para completar nuestros destinos divinos.

Reconocer Su Identidad Divina.

La vida es un don divino, otorgado por un Padre divino. Sin embargo, a medida que caminamos por fe en el largo camino de la vida, este se extiende ante nosotros como un misterioso regalo. En nuestros momentos de tranquilidad en el lado del camino, un anhelo se eleva dentro de nosotros. Algo indefinido se agita, dando a entender que somos peregrinos que se han desviado de una esfera más elevada. Esta fuerza espiritual nos anima a descubrir nuestros destinos divinos.

Cuando nos tomamos el tiempo de mirar en el interior de la gran y profunda visión del Evangelio restaurado nos encontramos “a la luz de la eternidad”. Y en este espectro del Evangelio, verdad y luz nos encontramos con nuestro propio ser divino.Pero, ¿qué tan bueno es nuestro destino divino si no sabemos que tenemos uno? Reconocer quienes somos y nuestro potencial divino toma un poco más de 15 minutos de estudio de las Escrituras al día y una lista de cosas por hacer. Pero si nos convertimos en el joven José Smith quien a la edad de 12 años se interesó en todas las preocupaciones de suma importancia para el bienestar de su espíritu inmortal, ahí lo encontraremos.

Aquí hay cuatro maneras de empezar:

  • Aprendiendo de tu Linaje Divino

A pesar de las circunstancias únicas y la lucha de sentimientos de autoestima, ustedes tienen un origen divino. Como el “linaje de Dios” estamos “acuñados a partir de nuestra “chispa divina” como el Presidente John Taylor enseñó, y a ser criados en los divinos reinos por Padres Celestiales.

Como nuestros Divinos Padres, ellos nos han dado un destino eterno, el cual se disfraza ante nosotros mientras nosotros ganamos conocimiento del bien y del mal durante nuestra experiencia terrenal y aprendemos a “convertirnos en dioses”.

  • Entendiendo el Poder Redentor de la Expiación

Cristo, por su luz, verdad y obediencia, nos lleva de un mundo caído de vuelta a la presencia llena de alegría, a la luz radiante de nuestro amoroso Padre en el Cielo, quien como el padre de un hijo pródigo, ansiosamente espera nuestro retorno. Cristo es nuestro amigo constante, confidente, hermano mayor, guía eterna, y fuente de luz y verdad. Al llegar a reconocer el papel de la Expiación en nuestras vidas y entendiendo como Cristo cumplió su propio destino divino, podemos empezar a ver nuestro propio destino y crear un plan para cumplirlo.

La inspiración viene al anhelar entender la Expiación. Cuando leemos las escrituras sobre el sacrificio infinito de Cristo y reflexionamos sobre los misterios de la piedad y nuestro propio origen divino, la luz llena nuestras vidas, vemos las cosas con mucha más claridad y como realmente son.

  • Llegando A Comprender La Naturaleza Eterna Del Hombre

Es con el conocimiento del Evangelio restaurado que podemos ver cosas de esta vida con mayor claridad y conocer el misterio de nuestra existencia. Esto incluye llegar a entender nuestra naturaleza eterna. Incluso antes de nuestro nacimiento, existíamos como hijos espirituales de Padres Celestiales, quienes ahora continúan nutriéndonos hasta alcanzar nuestro eterno, glorificado y resucitado estado donde podemos ser como Cristo, llenos de luz, verdad, inteligencia y gloria.

Mediante el nacimiento espiritual en la pre-mortalidad, nosotros literalmente nos convertimos en linaje de deidad. Como el Apóstol Pablo enseñó, “Siendo, pues, linaje de Dios” (Hechos 17:29). A través de la concepción pre-mortal, las características divinas residen dentro de nosotros. Dicho poéticamente, el Presidente John Taylor enseñó que venimos de “una chispa de deidad, acuñado por el fuego de Su resplandor eterno, y engendrado en medio del fuego ardiente” (Presidente John Taylor, Journal of Discourses, Vol. 23, p, 368).

  • Esfuércense Por Ser Un Discípulo

Todo se centra en la vida de Jesucristo, quien es el gran Creador, y Redentor de todas las cosas. El viaje a la vida eterna, solo se hace posible en y mediante Cristo, a medida que Él nos guíe de vuelta a la presencia del Padre.

Esfuércense por ser un discípulo de Cristo. Un verdadero discípulo de Cristo es quien lo ama. Un discípulo de Cristo se esfuerza al tener una personal e individual relación con su Salvador y Redentor. Llegan a conocer a Cristo como persona y como el perfecto Hijo de Dios. Ellos saben que “toda alma que venga a Él, y santifique su vida podrá ver su faz y sabrá que es Él” (DyC 93:1).

Para ser un discípulo, necesitamos el conocimiento de lo que es requerido de nosotros por el Maestro. Estudiar las escrituras y las palabras de los profetas para entender esos atributos centrados en Cristo mientras que nos esforzamos en ser un mejor discípulo.

Conclusión

Vivimos en un mundo rebosante de sobre estimulación sin sentido. Muchas veces nos encontramos a nosotros mismos precipitándonos en una carrera frenética para captar prestigio y popularidad a expensas de nuestra identidad divina. Aquellas almas burlándose desde el edificio grande y espacioso apuntando con desprecio como nuestra cultura mundana nos dice que somos menos de lo que realmente somos. Cada día necesitamos recordarnos a nosotros mismos de nuestra búsqueda para descubrir nuestro destino divino mediante la exploración de las verdades fundamentales del Evangelio restaurado.

Necesitamos embarcarnos en la búsqueda y significado de la verdad. Debemos anhelarlo. Debemos llenarnos de testimonios y conocimientos sobre las verdades más profundas del Evangelio. Las revelaciones mediante el Profeta José Smith nos enseña de el divino y eterno potencial del hombre, hecho posible mediante el poder transformador de la Expiación de Cristo.

Comentarios
5

Deja Tu Comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *