La avenida principal de Santa Cruz se vistió con los colores de la bandera nacional para celebrar los 200 años de independencia, y entre las delegaciones cívicas destacó la presencia de los misioneros de la Iglesia.

Con camisas blancas, corbatas, faldas y banderas en la mano, marcharon al compás del fervor patriótico, además llevaron consigo pancartas de “Manos que Ayudan”, el programa mundial de servicio voluntario de la Iglesia de Jesucristo.

Sobre la participación de los misioneros

El paso firme de más de 70 jóvenes, procedentes de distintas regiones de Bolivia y de otros países, no pasó desapercibido.

Ciudadanos de todas las edades salieron a las calles para aplaudir y saludar a los misioneros, algunos desde sus casas, otros desde las aceras llenas de banderas.

La emoción fue evidente: un pueblo unido para recordar su independencia y reconocer a quienes, lejos de su tierra natal, han llegado para servir en la comunidad.

Las autoridades locales también fueron testigos de esta participación. Desde las tribunas oficiales, representantes del gobierno, la policía y líderes cívicos aplaudieron el paso de los jóvenes, quienes además de proclamar con orgullo su fe, reafirmaron con su presencia el compromiso con los valores de unidad, respeto y solidaridad.

Más de 70 personas participaron en este gran evento. Imagen: Estaca Equipetrol, Facebook

Para los misioneros, fue más que un desfile; fue la oportunidad de expresar gratitud al país que los acoge y de mostrar que la fe puede caminar de la mano con el amor por la patria.

La participación de los misioneros en este tipo de eventos refleja el espíritu de servicio que guía su labor diaria. Aunque su misión principal es predicar el evangelio de Jesucristo, también buscan contribuir al bienestar de las comunidades.

Además ofrecieron ayuda humanitaria, limpieza de espacios públicos, apoyo en emergencias y proyectos solidarios. El desfile, en ese sentido, fue una extensión simbólica de todo lo que significa servir con el corazón.

Bolivia, unida en esperanza

El desfile, en ese sentido, fue una extensión simbólica de todo lo que significa servir con el corazón. Imagen: Estaca Equipetrol, Facebook

La conmemoración del Bicentenario en Santa Cruz no solo fue un acto cívico, sino también una experiencia profundamente emotiva. Los rostros sonrientes de los ciudadanos, las familias reunidas en los balcones y las banderas ondeando al viento reflejaron un sentimiento de unidad que trascendió diferencias sociales, políticas y religiosas.

Para los misioneros extranjeros, marchar en este desfile fue un privilegio. Muchos expresaron que Bolivia se ha convertido en su segundo hogar, y que llevar la bandera junto a sus compañeros bolivianos les permitió sentirse parte de la historia y de la cultura del país.

Para los jóvenes bolivianos que también sirven como misioneros, fue un momento de orgullo: marchar no solo como ciudadanos, sino como representantes de una fe que promueve paz, servicio y amor por el prójimo.

El desfile dejó postales memorables: ancianos saludando desde las ventanas, niños imitando a los misioneros con banderas pequeñas, y comunidades enteras ovacionando al paso de los jóvenes.

Cada aplauso fue un reconocimiento a la dedicación de estos hombres y mujeres que, dejando atrás sus hogares y comodidades, caminan cada día con la convicción de que servir a Dios también es servir a los demás.

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@masfe.org El Movistar Arena vibra con “Llamados a Servir”, un himno que honra a los misioneros de ayer, de hoy y de mañana, recordándonos que la obra del Señor sigue adelante con fe y devoción. #masfe #corodeltabernaculo #sud ♬ sonido original – Masfe.org

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