Paige Smith y Brooke Trowbridge siempre han estado muy unidas, pero una importante y tierna experiencia ha unido a estas dos hermanas de una forma que no esperaban ni podían haber planeado: Ellas lo llaman “el milagro”.
El día que Paige se enteró de que esperaba su primer hijo, ella y su esposo decidieron compartir la noticia con Brooke inmediatamente. Paige no sabía que su hermana también se había hecho un test de embarazo esa misma mañana y aún no se lo había dicho a nadie.
“Estaba tan sorprendida y temblaba porque no podía creer que estuviera allí, diciéndome eso el mismo día que yo me había hecho una prueba de embarazo”, dijo Brooke a KSL.com.
“Pensaba: ‘¿cómo se lo voy a decir ahora a mi esposo? Están literalmente en nuestro salón, diciéndonos que están embarazados y mi esposo no tiene ni idea de que yo también lo estoy”.
Brooke mostró rápidamente a su esposo el resultado positivo de la prueba de embarazo. Cuando él vio el test que indicaba embarazo, la pareja sintió algo más que emoción; la noticia también trajo tranquilidad espiritual.
“Descubrir que estábamos embarazados el mismo día fue como un gran mensaje del cielo que decía: ‘Estamos aquí. Sabemos que estáis ahí’”, dijo Paige en una entrevista con LDS Living. “Sentí que la gente del otro lado debe estar apoyándonos y que Dios es consciente de nosotros”.
Una de las personas al otro lado del velo es el tío de Paige y Brooke, que falleció de COVID-19 en diciembre del 2020.
“Él falleció y sucedió tan rápido que no tuvimos la oportunidad de despedirnos, fue muy duro”, dijo Brooke. “Saber que volveremos a verlos algún día es una gran bendición”.
Paige y Brooke viven en pueblos vecinos de Utah y se apoyaron mutuamente durante el embarazo: descubrieron juntas el sexo de sus bebés y se acompañaron a las ecografías. Incluso programaron sus fechas de inducción para el mismo día.
El 27 de enero, Paige acudió al hospital para iniciar lo que pensaba que sería un parto lento y tranquilo el día 28. Pero cuando las cosas avanzaron mucho más deprisa de lo previsto por los médicos, a Paige le preocupó que ella y su hermana no pudieran dar a luz el mismo día que esperaban.
“Mirábamos el reloj del hospital y pensábamos que teníamos que aguantar hasta medianoche”, cuenta Paige. Afortunadamente, el bebé aún no había nacido cuando Brooke ingresó en el hospital a las 6.30 de la mañana del día siguiente. Brooke llegó a la sala de partos de Paige justo a tiempo para ver nacer a su sobrino.
“Fue muy especial. Hubo muchos milagros, ninguna coincidencia. Todo fue una bendición. Es increíble”, dice Paige.
“Estamos emocionadas por criar a nuestros bebés juntos, y sabemos que han estado juntos todo este tiempo en el cielo. Sé que Dios planeó todo esto”.
Brooke coincide con su hermana en que esta experiencia fue orquestada por el cielo.
“Tiene que haber una razón más grande para todo esto: no somos sólo nosotras. Definitivamente no lo planeamos, pero siempre decimos que nuestros bebés lo planearon y que nuestra familia tuvo una gran parte en el cielo. Estoy muy agradecida por el Evangelio y por saber que, pase lo que pase en esta vida, estaremos con nuestra familia para siempre”.
Fuente: LDSliving.com