Cada vez que asisto a un funeral, veo las lágrimas de tristeza que se ocasionan por la pérdida de un ser querido. Especialmente me conmuevo al ver a los niños llorar por su ser querido y ver su sufrimiento. ¡Cómo quisiera poder consolarlos! A menudo me hacen preguntas relacionadas con el destino de su ser querido. Parece que siempre hay más preguntas que respuestas. Cuán agradecidos estamos con el Señor de que nos ha revelado información importante para satisfacer nuestros anhelos de saber más sobre el futuro, sobre el tercer acto del drama de nuestra vida.
Job también se hizo esa pregunta:
“Si el hombre muriere, ¿volverá a vivir?” (Job 14:14)
La respuesta es un resonante ¡Sí! Ese regalo se nos dio a través del Salvador y Redentor del género humano. Su expiación literalmente hizo que la resurrección se convirtiera en una realidad. Él nos dio una promesa:
“Todavía un poquito, y el mundo no me verá más; pero vosotros me veréis; porque yo vivo, vosotros también viviréis”. (Juan 14:19)
Sin la expiación infinita “esta carne tendría que descender para pudrirse y desmenuzarse en su madre tierra, para no levantarse jamás”. (2 Nefi 9:7)
Es obvio el hecho de que los elementos del cuerpo físico se descomponen y vuelven a la tierra. Pero es menos obvio el hecho de que “los espíritus de todos los hombres, tan pronto como se separan de este cuerpo mortal, sí, los espíritus de todos los hombres, ya sean buenos o malos, son llevados de regreso al Dios que les dio la vida.
“Y sucederá que los espíritus de los que son justos serán recibidos en un estado de felicidad que se llama paraíso: un estado de descanso, un estado de paz, donde descansarán de todas sus aflicciones, y de todo cuidado y pena”. (Alma 40: 11-12)
Un versículo del antiguo testamento resume estos dos conceptos: “ y el polvo vuelva a la tierra, como era, y el espíritu vuelva a Dios, quien lo dio”. (Eclesiastés 12:7).
Por supuesto nadie sabe exactamente donde está localizado el mundo de los espíritus. En el funeral del patriarca James Adams, el profeta José Smith dijo: “el hermano Adams se fue a abrir una puerta más efectiva para los muertos. Los espíritus de los justos son exaltados a una obra mayor; por lo tanto son bendecidos en su partida al mundo de los espíritus. Envueltos en un fuego ardiente, no están lejos de nosotros, y comprenden y conocen nuestros pensamientos, sentimientos, y movimientos, y con frecuencia se sienten adoloridos por ello”.
Otros profetas y líderes de la iglesia han declarado que el mundo de los espíritus está cerca o incluso en la tierra. Su ubicación es menos importante que su realidad. Todos los que pasan por la puerta de la muerte, entran inmediatamente al mundo de los espíritus. Esto fue cierto para Jesús y para el ladrón que también murió en la cruz. Antes de su muerte, Jesús le dijo: “De cierto te digo que hoy estarás conmigo en el paraíso”. (Lucas 23:43)
Allí, cada espíritu continúa viviendo y se ocupa activamente. Poco antes del final de su vida mortal, el Presidente José F. Smith compartió en la conferencia general su increíble visión sobre la redención de los muertos. Respecto a la actividad en el mundo de los espíritus, se le reveló lo siguiente:
“Vi que los fieles élderes de esta dispensación (y las hermanas), cuando salen de la vida terrenal, continúan sus obras en la predicación del evangelio de arrepentimiento y redención, mediante el sacrificio del Unigénito Hijo de Dios, entre aquellos que están… en el gran mundo de los espíritus de los muertos”. (DyC 138: 57).
El Presidente Smith explicó: “ a los espíritus justos que parten de esta tierra se les asigna un lugar en el paraíso de Dios; tienen sus privilegios y honores que están por encima de la excelencia, más allá de la comprensión humana; y en esta esfera de acción, disfrutan de esta recompensa parcial por su conducta recta en la tierra, y continúan sus labores, y en este sentido es muy diferente del estado del cuerpo del cual se libera. Porque mientras el cuerpo duerme y se descompone, el espíritu recibe un nuevo nacimiento; se le abren los portales de la vida. Nace de nuevo en la presencia de Dios”.
Sabemos que esos espíritus son capaces de elegir, arrepentirse y de prepararse para el día de su resurrección. Ellos “permanecen en este estado, como los justos en el paraíso, hasta el tiempo de su resurrección”. (Alma 40:14). Luego, “el espíritu y el cuerpo serán reunidos otra vez en su perfecta forma”. (Alma 11:43).
Este artículo fue escrito originalmente por el Presidente Nelson, extraído del discurso “las puertas de la muerte” y fue publicado por ldsliving.com, con el título: “Where Is the Spirit World? President Nelson Provides Fascinating Answers”