Podemos imaginar por qué “gritamos de alegría” cuando el Padre Celestial presentó el Plan de Salvación: Vivir en la Tierra nos ofrecía gloriosas oportunidades para desarrollarnos, pero también desafíos.
Como Sus hijos espirituales, comprendimos que los desafíos, la incertidumbre y los tiempos de probación serían necesarios.
Sin embargo, es una historia diferente ahora que estamos aquí en la Tierra en medio de una pandemia por el COVID-19 y demás situaciones difíciles.
También te puede interesar: Mejores días están por venir, confía en Él, no desesperes
Cada paso, cada prueba de fe puede hacer que nos preguntemos, “¿Qué viene después?” “¿Este desafío realmente me beneficiará?” “¿No puedo saber qué pasará conmigo después para tener un poco más de confianza?”
La incertidumbre parece ser una parte constante de nuestra vida terrenal, que prueba nuestra fe y confianza en el Señor. No obstante, cuando aprendemos a avanzar de manera positiva, podemos crecer gracias a estas experiencias que prueban nuestra fe.
Recuerda cómo el Señor cumple promesas en tu vida
Tener fe en que el Señor cumple Sus promesas es una de las mejores maneras de superar los momentos de incertidumbre.
La gratitud es la clave para reconocer la mano del Señor durante nuestros momentos de prueba. El Presidente Henry B. Eyring dijo:
“Con la ayuda de nuestro Padre, todos podemos optar por sentir más gratitud. Podemos pedirle que nos ayude a ver nuestras bendiciones con más claridad, sean cuales sean nuestras circunstancias”.
Cuando los momentos difíciles, como los que el mundo está viviendo en la actualidad, prueben tu fe, recuerda las veces en que los milagros sucedieron en tu vida debido a que confiaste en el Señor.
Comprende por qué los momentos de incertidumbre son necesarios
Al igual que nuestros padres terrenales, nuestro Padre Celestial sabe que hay oportunidades de crecimiento y conocimiento que solo provienen de la paciencia. Si nuestro Padre Celestial siempre nos librara de los momentos difíciles, nunca entenderíamos el gozo que proviene de recibir respuesta a nuestras oraciones.
El Élder Uchtdorf nos habló al respecto:
A cada uno de nosotros se nos pide que esperemos de una u otra manera. Esperamos respuestas a nuestras oraciones; esperamos cosas que en ese momento nos parecen tan correctas y buenas que no logramos entender por qué el Padre Celestial se demora en contestar.
Con el tiempo descubrí que las promesas de Dios no siempre se cumplen con la velocidad o de la forma que nos gustaría, sino en el momento y a la manera de Él. En perspectiva, sé con certeza que las promesas del Señor, si bien no siempre son rápidas, siempre son seguras.
No obstante, sin paciencia no podemos agradar a Dios; no podemos llegar a ser perfectos. De hecho, la paciencia es un proceso purificador que refina el entendimiento, aumenta la felicidad, centra la acción y ofrece la esperanza de la paz.
Los momentos que prueban nuestra paciencia pueden ser frustrantes, pero debemos recordar que también son una parte esencial del Plan de Salvación.
En los momentos difíciles fortalecemos nuestra fe.
Recuerda quién eres
Una de las mejores cosas que podemos hacer en los momentos de incertidumbre como estos, que desgastan nuestra alma, es recordar nuestra identidad divina. Somos hijos de un Dios, cuyo amor no podemos ni empezar a comprender.
Imagina esto, si nuestros padres terrenales siempre quieren lo mejor para nosotros, ¿qué más puede querer nuestro Padre Celestial para nosotros que tener paz y felicidad en esta vida?
En Jeremías 29: 11 podemos encontrar palabras de consuelo:
Porque yo sé los pensamientos que tengo acerca de vosotros, dice Jehová, pensamientos de paz y no de mal, para daros un porvenir y una esperanza.
Recuerda que tú y yo somos hijos de Dios. Recuerda que Él quiere lo mejor para nosotros. Durante los tiempos difíciles que llegan en forma de olas gigantes, terremotos, pandemias, crisis económica, siempre puedes pedirle ayuda al Padre que lo sabe todo.
Los momentos de incertidumbre no son fáciles de superar. Sin embargo, cuando recordamos quiénes somos, cuando practicamos la paciencia y cuando nos aferramos a nuestro testimonio de que el Señor cumple Sus promesas, podemos perseverar.
Así que no te desanimes, ¡mejores días están por venir! Hoy necesitas más esperanza y positivismo que nunca.
Fuente: Faith.ph