En un mundo donde las conversaciones sobre inteligencia artificial se multiplican, a veces pareciera que esta tecnología tiene respuesta para todo. Pero como recordó el élder Gerrit W. Gong en un reciente devocional en la Universidad Brigham Young, institución de La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días, la IA no puede ocupar el lugar de Dios ni darnos la verdad divina que solo proviene de Él.
Con su estilo cercano, el apóstol compartió una enseñanza que combina la fe con los desafíos actuales, recordando que la verdadera sabiduría y entendimiento se encuentran al inclinar nuestro corazón al Señor.
IA con límites claros y un propósito mayor

El élder Gong fue directo. Explicó que la inteligencia artificial es creación humana, y como tal nunca podrá crear a Dios ni reemplazar su voz. Por eso, aunque pueda facilitarnos la vida en muchos aspectos, no debemos confundir su utilidad con poder espiritual.
El apóstol invitó a usar esta herramienta como un recurso para el bien, de manera consciente y responsable, siempre alineando sus aplicaciones con principios de fe y valores que construyen.
Riesgos que nos invitan a estar despiertos

El crecimiento de la IA ha traído oportunidades enormes, pero también riesgos que no podemos ignorar. El élder Gong mencionó las “deepfakes”, contenidos falsos que pueden engañar incluso a los más atentos. Habló también de la tentación de reemplazar relaciones reales con vínculos digitales, algo que puede vaciar el corazón en lugar de llenarlo.
Frente a esto, la Iglesia está trabajando con protocolos que buscan proteger la verdad, la seguridad y la confianza, explorando formas en que la IA pueda servir en áreas como traducciones, publicaciones y aprendizaje, sin perder nunca el enfoque espiritual.
El esfuerzo personal no se puede reemplazar

Una de las advertencias más claras durante la devocional fue esta:
Si dejamos que la IA haga por nosotros lo que debe ser un esfuerzo espiritual personal, perdemos crecimiento. – Gerrit W. Gong
Preparar una lección, una oración o una bendición no es tarea de un algoritmo. Es un acto de fe, dedicación y sensibilidad al Espíritu. La IA puede facilitar procesos prácticos, pero nunca podrá sustituir la preparación espiritual que cada creyente necesita para acercarse más al Señor.
La sabiduría verdadera viene de lo alto

Inspirado en Proverbios 2:2, el élder Gong recordó que la sabiduría y el entendimiento son características divinas, y que Dios puede compartirlas con quienes las buscan sinceramente. El reto está en no confundir la sabiduría humana con la del Señor, porque solo Él comprende todas las cosas con amor perfecto.
Cuando aprendemos a reconocer Su voz, podemos ver el mundo de una manera diferente, con una claridad que ninguna máquina puede darnos.
Cada bendición es personal

Más allá de hablar de tecnología, el élder Gong quiso terminar con algo mucho más personal. Compartió la historia de un joven que se le acercó con el corazón cargado de dudas. Con cierta timidez y temor, aquel joven le preguntó si todavía podía tener un lugar en el cielo después de haber cometido errores en su vida. La pregunta era sencilla, pero detrás había una inquietud que muchos hemos sentido alguna vez:
¿Todavía hay esperanza para mí?
El élder Gong respondió con palabras claras y llenas de paz. Explicó que las bendiciones del evangelio restaurado son reales y que el amor del Padre Celestial no se agota por nuestros tropiezos.
Nos recordó que cada hijo de Dios puede acceder a esas bendiciones, porque el Salvador nos invita a levantarnos, a seguir adelante y a confiar en que Su gracia es suficiente. Fue un recordatorio de que el cielo no está reservado para los perfectos, sino para quienes siguen intentándolo con fe.
Ese recordatorio se conecta con todo lo que enseñó sobre la IA. La tecnología puede cambiar el mundo, pero el amor de Cristo es lo que transforma el alma, y eso siempre será insustituible.
Fuente: Deseret News
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