Durante la sesión del domingo por la mañana de la Conferencia General de octubre de 2021, el élder Dale G. Renlund nos invitó a no ceder ante la contención. Nos invitó a poner el amor de Dios y el discipulado por encima de todas las cosas.
Debido a las diversas circunstancias de la vida, algunas más estresantes que otras, podemos tender a la contención y división.
“Esto sugiere que tenemos trabajo por hacer, tenemos que cambiar nuestro corazón y unirnos como verdaderos discípulos del Salvador”, dijo el élder Renlund.
Dos cosas que causa la contención en nosotros
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El élder Renlund expresó que cuando contendemos, suceden dos cosas:
“Primero, la contención debilita nuestro testimonio colectivo al mundo de Jesucristo y la redención que proviene a través de Sus ‘méritos, … misericordia y gracia’”. (2 Nefi 2: 8)
Segundo, la contención daña nuestra espiritualidad:
“Nos roba la paz, el gozo, el descanso y nuestra capacidad de sentir el Espíritu también se ve afectada”.
Fallar en la prueba de espiritualidad
Ser rápido en ofendernos o responder a las diferencias enojándonos o juzgando es fallar en la prueba de estrés espiritual.
Eso no significa que no tengamos facultades espirituales, más bien identifica nuestra necesidad de cambiar.
La unidad requiere esfuerzo.
“Si no podemos colocar nuestro discipulado por encima de los intereses y puntos de vista personales, debemos volver a examinar nuestras prioridades y cambiar”.
Una invitación especial
El élder Renlund nos extendió una poderosa invitación:
“Mi invitación es que seamos valientes al poner nuestro amor por Dios y el discipulado del Salvador por encima de todas las cosas. Mantengamos el convenio inherente a nuestro discipulado: el convenio de ser uno”.
Para poder aceptar la invitación del élder Renlund, poder ser valientes en nuestro amor por Dios y no ofendernos fácilmente, ¡podemos hacer 3 cosas!
Cómo evitar ofendernos fácilmente
1. Escucha con los oídos y el corazón con la intención de entender y no atacar
La mayoría de las veces, los comentarios y las opiniones que recibimos, especialmente de las personas que nos quieren, se ofrecen con buenas intenciones.
No todo el mundo puede decir las cosas como queremos oírlas. Sin embargo, creamos en las buenas intenciones de quienes nos aman.
Si escuchamos con nuestros oídos y corazón con la intención de comprender, estaremos más involucrados en la conversación en lugar de ofendernos.
Esto nos permite pensar en lo que dicen, hacer preguntas y obtener aclaraciones.
Intentemos ver las cosas como los demás las ven y entender cómo llegaron a su opinión.
Quizás, haya algo que debamos abortar y ¿quién más sería lo suficientemente honesto para decírnoslo si no son nuestros seres queridos que realmente se preocupan por nuestro bienestar?
2. Sé honesto con cómo te sientes, ya que los demás no lo sabrán a menos que se los digas
Estos comentarios ofensivos probablemente continuarán, a menos que les hagas saber a los demás cómo te sientes al respecto.
A veces, las personas no tienen malas intenciones en lo que dicen. No obstante, sus palabras pueden herir a otros.
Hacerles saber de una manera amable que sus palabras son inapropiadas también les ayudará a volverse más considerados con los sentimientos de otras personas. Solo asegúrate de elegir el momento adecuado, cuando ya no estés enojado.
Asimismo, puedes dar a conocer tus sentimientos inmediatamente después de que se haya dicho el “comentario ofensivo”.
Por lo general, si estas personas tienen buenas intenciones, se disculparán y aclararán lo que quisieron decir.
Después de que se disculpen y aclaren lo que dijeron, podemos superar nuestros pensamientos negativos.
3. Recuerda que lo que dicen los demás de ti, dice más de ellos que de ti
Algunas personas pueden querer hacernos sentir mal. Sin embargo, cuando comprendemos quiénes somos en realidad, estas palabras no profundizarán en nuestros corazones.
Entenderemos que estas personas pueden estar pasando por algo dentro de sí mismas. Por eso, inconsciente o conscientemente, infligen este dolor a las personas que las rodean.
Esta puede ser una oportunidad para mostrarles más amor y amabilidad.
En lugar de estar furiosos y ofendidos, podemos enfocarnos más en cómo deben sentirse para tener que lidiar con tal negatividad.
Podemos aprovechar esta oportunidad para ser una luz para los demás y mostrar nuestro buen ejemplo al perdonar y ser más amorosos.
“¿Qué pasa si cierta persona me ofende, intencional o casualmente, varias veces? ¿Con qué frecuencia debo perdonar?”
En Mateo 18: 21-22, Pedro preguntó cuántas veces debía perdonar a alguien que hubiera pecado contra él. El Señor respondió: “…no te digo hasta siete, sino hasta setenta veces siete”.
No somos perfectos, pero el Señor quiere que recordemos siempre nuestra naturaleza divina y nuestro potencial celestial
Como dijo el élder Uchtdorf:
“La gente que nos rodea no es perfecta. Las personas hacen cosas que molestan, decepcionan y enojan. En esta vida mortal siempre será así.
No obstante, debemos librarnos de nuestros resentimientos. Parte del propósito de la vida terrenal es aprender a liberarnos de esas cosas.
Esa es la manera del Señor”.
Fuente: Church News y Faith.ph