Yo vivo en la tierra de los terremotos: California. No hemos tenido un gran temblor en bastante tiempo, pero prácticamente cada lugar del universo está familiarizado con la sacudida y el balanceo de un temblor. La semana pasada, hubo terremotos con una magnitud superior a 4.0 en Tonga, las Islas Salomón, Chile, Montana en los Estados Unidos, Nueva Guinea y las Filipinas. Cuando leas este mensaje, quizás habrán ocurrido muchos temblores más.
Y aunque un terremoto puede ser aterrador, yo encuentro mucho más inquietante presenciar el cambio de normas y morales en todo el mundo. Todos somos testigos de lo perverso que puede llegar a ser la humanidad. Las noticias nos muestran constantemente detalles sobre terroristas que matan inocentes, criminales perversos que realizan tráfico sexual, pandillas de asesinos, padres abusando de sus hijos y la lista es interminable. Y en una escala menor, vemos cómo los valores y las virtudes se van desmoronando con la pornografía, el abuso de las drogas y el crimen.
Vemos personas que pensábamos estaban emocional y espiritualmente estables, sucumbiendo a las tentaciones y a las adicciones, abandonando sus testimonios y derrumbándose por las presiones a su alrededor. Actualmente el mundo ofrece muchas más opciones que en años anteriores y la gente parece ansiosa por abandonar su fe y probar lo que el mundo ofrece.
Probablemente conoces a muchas personas que viven con miedo y con duda respecto a lo que el futuro traerá. Sintiendo cada día como si el mundo se estuviera moviendo bajo sus pies.
Pero hay dos lugares en los que puedes descansar tranquilo y saber que hay estabilidad y constancia. El primero lo podemos leer en Mormón 9:9 donde Moroni nos asegura que Dios es inmutable, “es el mismo ayer, hoy y para siempre”. De hecho, esta es una de Sus características, así como Su ser omnisciente y amoroso.
La idea de que Dios está cambiando o que tiene un patrón continuo de aprender cosas nuevas, es falsa. Es un mensaje que usa el adversario para debilitar nuestra seguridad y fe en Dios.
El Élder Neal A. Maxwell rara vez dijo algo que no fuera increíblemente elocuente y por lo general no podemos parafrasearlo sin disminuir su asombroso conocimiento, respecto a la consistencia de Dios, él dijo lo siguiente:
“Hay una gran diferencia, por lo tanto, entre un Dios omnisciente y la falsa idea de que Dios está en algún tipo de fundación universitaria de doctorado, investigando verdades claves adicionales y datos vitales. Y que si este fuera el caso, Dios podría, en cualquier momento, descubrir una verdad nueva la cual podría reestructurar, reducir o debilitar una verdad previamente conocida. La profecía sería mera predicción. Los planes relacionados con nuestra redención tendrían que ser revisados. Afortunadamente, para nosotros, Su plan de salvación está constantemente en marcha, no constantemente bajo revisión”. (Tomado del libro “All these things shall give thee experience, 1979).
Qué bendición es saber que Dios es invariable, que podemos confiar por completo en Él. Incluso si cualquier cosa en tu vida ha cambiado o las personas que te rodean, tú puedes estar tranquilo de que Dios siempre estará allí para ti, escuchando siempre tus oraciones, amándote siempre, y queriendo siempre lo mejor para ti.
El segundo lugar en el que puedes poner tranquilamente tu confianza, es en nuestros profetas vivientes. En Doctrina y Convenios 1:38 leemos, “sea por mi propia voz o por la voz de mis siervos, es lo mismo”. Negarse a reconocer esta conexión clave es uno de los caminos más rápidos a la apostasía, a medida que las personas examinan las imperfecciones de un líder de la iglesia y asumen que no es llamado por Dios.
En 1980, el Presidente Ezra Taft Benson, en ese entonces Apóstol, pronunció un discurso poderoso titulado: “Catorce razones para seguir al profeta”, en el que incluyó el hecho de que “el profeta nunca llevará a la iglesia por el mal camino”. Al seguir el consejo de nuestro profeta, e incluso al seguir su optimismo y fe en el futuro, estamos tomando la mejor decisión de nuestras vidas. Es fácil ser el escéptico y criticar pero ¿cuánta fe tiene eso?. Cualquiera puede burlarse, encontrar fallas e insistir que la fe y el intelectualismo no pueden coexistir. Pero al demostrar nuestra humildad y nuestra disposición de seguir a Dios y a Sus profetas, dejamos atrás ese campo y hacemos progresos reales. Encontramos la estabilidad que nos ayuda a vivir con seguridad en este mundo inestable.
La fórmula no es complicada. Si ponemos nuestra fe y confianza en estas dos fuentes, podremos encontrar la paz que sobrepasa todo lo demás. Nuestro camino será firme y nuestras promesas serán seguras.
Este artículo fue escrito originalmente por Joni Hilton y publicado en ldsmag.com con el título: “How To Find Stability in this Unstable World”