A solo tres días de la Conferencia General y de la Conferencia anual para Mujeres, te compartimos una de nuestras conferencias favoritas con las esposas de la Primera Presidencia del año 1999.
En esta singular Conferencia anual para mujeres, tenemos como ponentes a la hermana Marjorie Hinckley y su hija, la hermana Kathleen Barnes; la hermana Ruth Faust y su hija Janna Coombs; y la hermana Frances Monson, y su hija Ann Dibb.
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En este jovial y entretenido encuentro de mujeres tenemos la oportunidad de ver un lado menos reservado en estas maravillosas líderes. Entre risas y lágrimas compartieron verdades, que como mujeres, entendemos a la perfección.
El Espíritu se pudo sentir en las palabras de cada hermana, al igual que el impacto que las esposas de la Primera Presidencia tuvieron en sus hijas. Experiencias que esperamos, puedan brindarnos fortaleza y sabiduría a lo largo de nuestra propia vida.
La mejor forma de invertir tu tiempo está aquí y créeme, no te arrepentirás.
Marjorie Hinckley
La hermana Hinckley, es verdaderamente, en las palabras de la hermana Ruth Faust, una “dama elegida”.
Con su gracia e ingenio, compartió experiencias en las que aprendió a tener paciencia, cómo ser una mejor madre y ejemplo para sus hijos, y todo esto con buen humor.
“El Evangelio nos hace esforzarnos para aceptar nuestros desafíos, concentrarnos en nuestras fortalezas, ser productivos y alcanzar nuestro máximo potencial.
No perdamos nuestro tiempo en amargura diciendo: “¿Nací para hacer esto?” Pero, en cambio, como se le preguntó a Ester, [digamos]: “¿Y quién sabe si para esta hora tú has llegado al reino?””.
Ruth Faust
La hermana Faust, con su calidez y sonrisa maternal, compartió la importancia de la oración y el cómo aprenderla de su madre cambió su forma de comunicarse con Dios.
Compartió experiencias con sus hijos sobre este principio y las dificultades que tuvo para tener hijos.
“Saben, cada persona tiene un profundo anhelo, un anhelo personal y mi mayor deseo y sueño en ese entonces era ser madre… Me estaba sintiendo frustrada, pero finalmente procuramos una bendición del sacerdocio…
Soy consciente del hecho de que el Señor no siempre responde nuestras oraciones, las oraciones que tenemos en nuestros corazones, pero sí tengo un testimonio de que Él sabe lo que hay en nuestros corazones, Él nos ama”.
Frances Monson
La hermana Monson compartió en la conferencia cómo conoció a su esposo, el presidente Thomas S. Monson, la conexión especial que tenían, las bendiciones que recibió al ser fiel a pesar de los desafíos, pero sobre todo, compartió el apoyo incondicional que fue su hija.
“Me siento agradecida, como dije, por mi hija… Ha sido una luz en mi vida, puedo decir que más que una hija es una amiga muy, muy querida”.
Una sonrisa y buen humor
Esperamos que este video pueda brindarte una perspectiva diferente sobre nuestro rol como mujeres, ya sea como hijas, tías o madres, a pesar de las circunstancias que estemos atravesando.
Tenemos una gran influencia en las personas que nos rodean y saldremos adelante siempre con una sonrisa y muy buen humor.