Como nuevo Setenta Autoridad General, el Élder Juan Pablo Villar puede señalar tres experiencias que le cambiaron la vida durante su primer año después de comenzar a conocer la iglesia, un testigo del Libro de Mormón, una confirmación de que Dios conoce a cada persona y la importancia de un testimonio sencillo y sincero.
Como joven que estaba pronto a cumplir 17 años en Santiago, Chile, ese primer contacto provino de saber que su hermano mayor Iván se había unido a la iglesia sin el consentimiento de sus padres y se estaba preparando para la misión. La explicación de Iván para su familia, que incluyó su testimonio y su deseo de servir, tuvo un gran impacto en su hermano menor.
“No entendía el significado de todo eso.” recordó el Élder Juan Pablo Villar. “Pero en ese momento, puso una semilla en mi corazón.”
Esa semilla germinó cuando su hermano misionero dio su nombre como referencia. Las misioneras que lo contactaron le presentaron el Libro de Mormón, el Élder Juan Pablo Villar recibió rápidamente un testimonio de su veracidad.
“Para mí, no era necesario arrodillarme y orar, ya que en el momento en que compartieron su testimonio, supe en mi corazón que era verdad,” afirmó. “Cuando lo supe, todo lo demás tenía que ser cierto.”
Además, una antigua preocupación también se resolvió. “A veces me preguntaba si mi Padre sabía que estaba en la tierra,” recordó. “Cuando recibí a las misioneras en mi casa, recibí la confirmación de que Él me conocía y deseaba que fuera Su siervo, Su discípulo.”
Iván, que estaba sirviendo en una misión vecina de Santiago, recibió el permiso de bautizar a su hermano en 1988. Después, su madre y su otro hermano, Claudio, también se unieron a la iglesia.
Entre el tiempo de su bautismo a la edad de 18 años y su partida para servir en la misión Viña del Mar, Chile, un año más tarde, el Élder Juan Pablo Villar admitió “sentirse muy tonto e ignorante” en los asuntos de la iglesia.
“Recuerdo haberme preguntado si sería un buen misionero con tan poca experiencia en la iglesia y tan poco conocimiento,” dijo. “Pero, también sentía que tenía un testimonio que podía compartir desde mi corazón y eso, es lo único que necesitaba hacer. Entonces, intenté hacer mi mejor esfuerzo.”
Esas primeras experiencias y otras, similares durante su vida ayudaron al Élder Juan Pablo Villar a prepararse para su llamamiento actual, como Setenta Autoridad General, sostenido el 31 de marzo. En ese momento, estaba sirviendo como Setenta de Área en el área sur de América del Sur.
Como misionero retornado que dirigía una charla fogonera para los jóvenes adultos solteros una noche en Santiago, el Élder Juan Pablo Villar se presentó al discursante programado, un presidente de misión recientemente retornado, y se presentó con la hija del presidente, que se estaba preparando para servir en una misión. Ambos se toparon en eventos y actividades siguientes, comenzaron a salir, ella dejó sus planes de ir a la misión y posteriormente, Juan Pablo Villar y Carola Cristina Barrios se sellaron en el Templo de Santiago, Chile en 1994.
Después de dos años de servir como Presidente de la estaca Las Condes de Santiago, Chile, el Élder Juan Pablo Villar comenzó a sentir impresiones de que debía seguir sus estudios de inglés en los Estados Unidos y un MBA en la Universidad de Brigham Young. Pero, también sabía de la duración esperada de su llamamiento y se preguntó si debía posponer esas impresiones.
Así que buscó guía y consejo de un miembro de su estaca, el Élder Jeffrey R. Holland del Quórum de los Doce Apóstoles, que había sido asignado a Santiago por dos años para presidir en el Área de Chile.
“Recuerdo que dijo: ‘Tu educación es más importante para la iglesia en este momento, ya que puedes tener más llamamientos. Si tienes ese deseo, hazlo: mejora tu educación y servirás mejor a tu país.”
Junto con sus tres hijos menores de 8 años, los Villar vendieron sus pertenencias y se mudaron a Provo, Utah, por tres años: los primeros ocho meses para estudiar inglés y prepararse para la universidad, y el resto del tiempo para completar su MBA.
“Después de eso, regresamos a Chile en vez de quedarnos en los Estados Unidos,” dijo el Élder Juan Pablo Villar. “Tuvimos la oportunidad de quedarnos, pero decidimos como familia regresar a cumplir nuestro compromiso.”
Este compromiso con la dirección divina ayudó a moldear la vida de servicio del Élder Juan Pablo Villar.
“Desde que me bauticé, he tomado todas mis decisiones preguntándome primero, ‘¿cómo puedo ayudar?’ o ‘¿cómo puedo servir mejor a mi Dios y mis hermanos?’ Así que cuando tengo que tomar una decisión con mi familia, que impacta en mí de manera profesional o religiosa, o en nuestra misma familia, conversamos, ‘¿cómo podemos servir mejor?’ Ahora, puedo decir que reconozco la mano del Señor en todos los días de mi vida.”
Artículo originalmente escrito por Scott Taylor y publicado en ldschurchnews.com con el título “These 3 experiences were life-changing for this Church leader.”