“Creo que uno de los tabúes de nuestra cultura es hablar de religión y política. Debido a que no modelamos estas conversaciones en la mesa y en Acción de Gracias, no sabemos cómo hacerlo bien y no enseñamos a nuestros hijos sobre el mundo y cómo hablar de él.”
Julianna Bagott
Conoces la regla: no es educado tocar temas sobre religión o política durante una conversación.
Aquí está el problema: Si eres un mormón activo, es muy probable que la religión sea una gran parte de tu vida. No solo eso, sino que posiblemente creas que compartir tu fe ayudará a mejorar la vida de los demás.
Existen muchas formas sencillas de compartir tu fe con casi cualquier persona, incluyendo aquellas ajenas a los SUD y conocidos.
Pero, ¿Qué pasa en los tiempos cuando conversar sobre religión es como caminar sobre un campo minado?
Digamos que deseas iniciar un diálogo sobre religión sin dramas. ¿Es eso realmente posible? ¿Cómo puedes abordar dicho tema susceptible mientras que minimizas el riesgo de que alguien se ofenda?
El lugar correcto en el momento correcto
¿Cuál es la manera ideal de iniciar una conversación pacifica sobre religión? Cara a cara, en privado, con un muy buen amigo.
Por supuesto, no siempre podemos tener el modelo. Si por alguna razón, hablar cara a cara no funciona para ti, las llamadas o correos pueden tener sus beneficios. Algunas personas se intimidan menos y tienen más tacto por escrito ya que les da la oportunidad de pensar sus respuestas. Las conversaciones telefónicas te ayudarán a escuchar y comunicar no solo palabras sino también el tono de voz para que puedas saber si la otra persona se siente perturbada o en paz.
Facebook y Twitter pueden ser campos minados virtuales para conversaciones controversiales sobre religión. Ciertamente, existen oportunidades para defender pacíficamente tus creencias en Internet pero anda con cuidado.
La mejor parte de no ser un misionero de tiempo completo es que tienes más oportunidades de facilitar esa conversación. Puedes conocer personas que discutan contigo rápida y profundamente sobre religión pero esos momentos son extraños. Casi siempre, toma tiempo desarrollar una relación de confianza y comprensión.
Una vez que tu amigo y tú hayan comenzado a hablar de religión frecuentemente y alcanzado un “entendimiento religioso,” hablar, el tiempo y el lugar ya no importarán mucho. Puedes considerar llevarlo a un plano más público como la mesa familiar o una clase.
Busca entender primero
“Buscar entender primero y ser entendido después.”
-Stephen Covey, “Los siete hábitos de la gente altamente efectiva.”
¿Quieres explicar sobre el mormonismo a tus amigos cristianos, judíos, musulmanes o hindúes? ¿Quieres hablar sobre la lucha entre la libertad religiosa y los derechos de los gais?
Considera tener un interés vivo sobre las creencias de los demás primero. Aunque creas que ya conoces el fundamento, no conoces la perspectiva única de tus amigos hasta que la escuchas. Hazles preguntas y escucha realmente las respuestas. Existe una buena razón para sus creencias, es muy probable que sean buenas personas que comprendan y sigan muchas importantes verdades.
Una vez que los hayas convencido de tu sinceridad e interés, puedes comenzar a explicar respetuosamente tu perspectiva.
Audacia con amor
“Ningún poder o influencia se puede ni se debe mantener en virtud del sacerdocio, sino por persuasión, por longanimidad, benignidad, mansedumbre y por amor sincero; por bondad y por conocimiento puro, lo cual engrandecerá en gran manera el alma sin hipocresía y sin malicia; reprendiendo en el momento oportuno con severidad, cuando lo induzca el Espíritu Santo; y entonces demostrando mayor amor hacia el que has reprendido, no sea que te considere su enemigo; para que sepa que tu fidelidad es más fuerte que los lazos de la muerte.”
-D&C 121: 41-44
Esta escritura no se trata solo del sacerdocio; es un modelo de relaciones pacíficas.
Antes de que hables de tus diferencias, encuentra lo que tienes en común con los demás. Mientras escuches la perspectiva de tus amigos, presta atención a todo lo que digan y estés de acuerdo, y cuando terminen, díselo.
Por ejemplo, si estás hablando con otro devoto cristiano, probablemente desearás hablar sobre tu amor por Jesucristo. Si tu amigo es judío, puedes mencionar tu historia favorita de Génesis. Si hablas con un activista de los derechos de los gais, le podrías decir cuán importante es la igualdad y la libertad para ti.
Una vez que hayas encontrado los puntos en común, explica tus diferencias con benignidad y mansedumbre. Se honesto. Cuando el Espíritu te inspire a hacerlo, habla con audacia pero hazlo mientras demuestres tu afecto por ellos. La mejor motivación para la audacia es el amor; si sinceramente te importan y deseas mejorar la calidad de sus vidas, no dudes en expresarlo.
Comparte tu testimonio
“A veces, las personas podrán poner intelectualmente en duda lo que usted enseñe, pero es difícil poner en duda un testimonio sincero y veraz.”
-Predicad mi evangelio, 199
A veces, incluso cuando hagas tu mejor esfuerzo para mantener una conversación pacífica, podrías encontrar a ti o a la otra persona enojándose o contendiendo. O, quizá, simplemente te estas apoyando en una pared de desacuerdos. En estos casos, tu mejor movimiento en absoluto es dar un testimonio sincero. Esto regresará al Espíritu a tu conversación.
Habla sobre los sentimientos de gozo, amor y paz que trae el evangelio a tu vida. No temas ser un poco vulnerable y comparte cómo el evangelio te ha ayudado a vencer obstáculos personales. Quien sabe, incluso es posible que tengas el privilegio de escuchar a la otra persona compartir sentimientos similares sobre su propia religión.
Este artículo fue originalmente escrito por Melanie Blakely y publicado en mormonhub.com con el título “Talking Religion…minus the Drama.”