Hace 30 años, una fiel Santo de los Últimos Días se llenó de inspiración para crear un himno que hoy nos ayuda a recordar al Salvador. En ese entonces, Wendy Lynn Platt, autora del nuevo himno sacramental “Help Us Remember” (“Oh, Redentor, rogamos Tu perdón”, en español), no tenía ni la más remota idea del gran impacto que tendría su obra musical hasta hoy.
La historia detrás de la creación y publicación de su himno nos recuerda que el Señor obra mediante nosotros a favor de Su obra y que Sus propósitos se cumplen en el tiempo indicado para bendecir a todos Sus hijos.
“Todo lo hizo hermoso en su tiempo. También ha puesto lo eterno en el corazón de ellos, sin lo cual el hombre no alcanza a percibir la obra que ha hecho Dios desde el principio hasta el fin”. (Eclesiastés 3:11)
El comienzo de un milagro musical

La hermana Platt siempre ha amado la música y, a pesar de no haber recibido instrucción musical, intentó escribir un himno por primera vez en 1990. En ese entonces, conoció a Jhon G. Riley, un organista y compositor inglés recién convertido a la Iglesia de Jesucristo.
El hermano Riley revisó su himno con atención y al terminar, simplemente preguntó a la hermana Platt si tenía conocimientos en composición musical. Cuando ella respondió que no, él sonrío y dijo:
“Bien, porque si hubieras recibido instrucción en alguna de esas cosas, te diría que te dedicaras a la jardinería de flores”.
Ese fue el inicio de una gran amistad. En lugar de criticar el trabajo de la hermana Platt, el hermano Riley se convirtió en su mentor y compartió sus conocimientos con ella para ayudarla a mejorar su proyecto musical.
Al ver el ejemplo del hermano Riley, podemos recordar la invitación del Señor a usar nuestros talentos para ayudar a otros y así, edificar Su reino. El élder Ronald A. Rasband enseñó:
“Disponemos de muchas oportunidades para ayudar a otras personas a reconocer sus talentos… Los éxitos que logran aquellos a quienes ayudamos, patrocinamos o guiamos en el ejercicio de sus propios talentos nos brindan gran dicha y satisfacción”.
El hermano Riley tenía esa misma visión. Fue por eso que decidió ayudar a la hermana Platt utilizando sus talentos para edificar el reino de Dios a través de la música inspirada.
Una visión espiritual poderosa

Pasaron los años y la hermana Platt siguió trabajando junto al hermano Riley hasta que un suceso inesperado impulsó lo que hoy se convertiría en un himno sacramental global.
En 1997, el hermano Riley oyó hablar sobre un “Festival de Música de la Iglesia” y le propuso a la hermana Platt trabajar juntos en un himno sacramental para participar. Aunque la hermana Platt dudaba debido a la gran cantidad de himnos sacramentales que ya existían, el hermano Riley insistió:
“La Iglesia va a necesitar más himnos sacramentales la próxima vez que publiquen un libro. Tú escribes la letra, y yo le pongo la música”.
Y así fue como empezó todo. Su obra musical se tituló “Help Us Remember” y su letra reflejaba un ruego en forma de poesía que revela los sentimientos de súplica más profundos al participar de la Santa Cena. Su himno recibió un reconocimiento en el festival y luego, la vida siguió su curso. Con el tiempo, el hermano Riley falleció y la hermana Platt llegó a olvidarse del himno.
Sin embargo, el Señor ya tenía Sus propios planes. A principios de este año, la hermana Platt se enteró de que su himno sería publicado como parte del nuevo himnario “Himnos — Para el hogar y la Iglesia”.
Fue en ese momento cuando recordó la promesa de su querido y difunto amigo, el hermano Riley. Sin esa visión espiritual que él tuvo, quizás este himno no hubiera llegado a nosotros ahora.
Un vistazo al himno

Mucho más que un himno, “Help Us Remember” es una mirada interna a los sentimientos más personales que provienen del recuerdo del sacrificio del Salvador. La letra es una petición de perdón y consuelo.
“Oh, Redentor, rogamos Tu perdón
al recibir la Santa Cena hoy.
Con nuestras cargas no podemos más;
oh, Salvador, concédenos Tu paz”.
Este himno nos invita a ver más allá de lo exterior y recordar que la Santa Cena es, en realidad, un encuentro íntimo con Jesucristo donde Su espíritu se siente en cada silencio.
“Haced esto en memoria de mí”. (Lucas 22:19)
El himno de la hermana Platt y el hermano Riley es un testimonio de la verdadera razón por la que participamos del sacramento: Jesucristo. Al ofrecerle nuestros dones, como lo hicieron ellos, el Señor obra milagros porque Dios se complace con nuestras ofrendas sinceras.
Fuente: ChurchNews



