Aunque la inmigración en Estados Unidos —y muchos países del mundo— viene generando una fuerte división, dentro de La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días, comunidades extranjeras como la latina han demostrado un poderoso rol unificador.
De acuerdo con distintos estudios, la comunidad latina se está uniendo a la Iglesia en mayor número. Y el estado de Idaho es un ejemplo de esta tendencia.
Así lo comparte el obispo Juan Sánchez, de la ciudad de Meridian, quien confesó ser testigo del crecimiento de la asistencia a la reunión sacramental en su barrio hispanohablante de Bella Vista.
Este incremento también se ha reflejado en Nampa, a unos 16 kilómetros de distancia, donde una pareja local ha iniciado la creación de un centro de recursos en su barrio de habla hispana a medida que aumenta la población latina local.
A tal grado se ha expandido la comunidad latina en la Iglesia que, hace apenas dos años, los jóvenes latinos miembros organizaron una conferencia en el suroeste de Idaho para celebrar su herencia, según informó la propia Sala de Prensa de la Iglesia.
Además, el élder Stephen J. Larson, Setenta de Área, aseguró que los Santos de los Últimos Días han tenido un aumento en los bautismos de conversos en las unidades de habla hispana en la parte occidental de Idaho entre 2020 y 2024. Explicó:
“Hay personas que vienen de distintos países y de distintas culturas […] Pero cuando nos convertimos en la cultura de Cristo, no nos importa de dónde venimos”.
Encontrando un hogar en la Iglesia
En entrevista con Idaho Statesman, el obispo Sánchez recordó su historia dentro de la Iglesia. Fue bautizado el 15 de febrero de 1987, en su país natal, Venezuela, pero un par de años después, se mudaría con su familia a Miami.
“Lo primero que encontramos fue una iglesia. Nos sentimos bienvenidos de inmediato y nos sentimos como en casa”.
El obispo Sánchez creció en la fe católica, pero cuando era adolescente, su abuela envió misioneros a su casa en Maracaibo, Venezuela.
A él le intrigaba conocer más de la Iglesia, en parte porque pensaba que a la gente le debía gustar mucho entregar dos años de su vida para servir en una misión.
“Tener amigos que realmente creían en Dios y tenían principios nos atrajo a la Iglesia, especialmente a mi mamá y mi papá”, comentó el obispo Sánchez, quien ha estado en Idaho desde 2017.
Hay muchos latinos que se están mudando al suroeste de Idaho, contó. En particular, dijo que ha visto un aumento en la membresía de personas de Colombia y Venezuela. Algunos ya eran miembros; y si bien varios han oído hablar de la Iglesia, todavía no han tenido la oportunidad de participar.
“Necesitamos estar preparados para entender cómo podemos ayudar a todos estos hermanos y hermanas que están llegando para unirse a la Iglesia”, señaló.
Según cifras oficiales de la Iglesia, hay 5 unidades de habla hispana en Treasure Valley, al suroeste del estado, y un total de 27 en Idaho. La más reciente es una rama en Kimberly que se formó el año pasado.
Estas unidades pueden ser lugares poderosos de pertenencia, y no solo para quienes hablan el idioma.
Hay personas que crecieron aquí, estudiaron o sirvieron en el extranjero o se casaron con alguien latino y decidieron venir a un barrio de habla hispana, explicó Erik Azócar-Vásquez, quien será el director del centro de recursos en Nampa.
“Tenemos a personas que solo hablan inglés y que están tratando de aprender español, porque sienten esa calidez, algo diferente, en nuestras reuniones”.
Azócar-Vásquez y su familia son de Santiago de Chile. Y su barrio en Nampa incluye personas de 10 países diferentes:
“La mayoría de las personas que vienen a este país dejan a sus familias en sus países”, resaltó el hermano Erik, agregando: “Aquí encuentran otra familia. Cuando vienes a la Iglesia el domingo, la gente te saluda con abrazos”.
El valor de las familias
Si bien existen muchos estereotipos sobre la apariencia de los Santos de los Últimos Días, más allá de las escenas que venden los reality shows o las películas de ficción, una de las creencias que los definen es la doctrina de las “familias eternas”.
“Una de las enseñanzas de la Iglesia es que las familias pueden estar unidas no solo por el tiempo que pasan en la Tierra, sino por la eternidad”, destacó el élder Larson.
“Creo que los latinos que están escuchando el mensaje aman a sus familias y quieren lo mejor para ellas”.
Asimismo, de acuerdo con investigaciones de NBC News y Salt Lake Tribune, factores como los programas y actividades específicas para niños, jóvenes y adultos han atraído a la comunidad latina a la Iglesia de Jesucristo.
Adicionalmente, la Iglesia ofrece una enorme red social tanto a nivel nacional como mundial, lo que facilita que quienes se muden encuentren un hogar.
Es esta red la que el director del centro de recursos de Nampa y su esposa, Tania Agurto-López, están intentando construir.
Las personas de su barrio ya se ayudan entre sí al aconsejarse sobre cómo vivir en una nueva zona, o ayudándose con la mudanza o con los trámites escolares. Pero están tratando de formalizar ese apoyo en su nuevo centro.
El centro de recursos tiene previsto ofrecer clases de paternidad y autosuficiencia, además de información sobre atención sanitaria, explicó Azócar-Vásquez. Más adelante, tiene previsto añadir clases de ciudadanía y otros servicios.
“Es muy importante para nuestra comunidad hispana que podamos salir adelante […] Para que la comunidad hispana pueda ser un apoyo, una fuerza adicional en la comunidad”.
En un mundo que se mantiene dividido por los debates en torno a la inmigración, estos generosos esfuerzos por parte de la población latina de la Iglesia para brindar hospitalidad y refugio a su comunidad, sean miembros o no, son un ejemplo del amor puro y sincero que nos inculcó el Salvador.
Fuente: Idaho Statesman
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