El élder Kaleoaloha Niko es un gran ejemplo de superación, fe y servicio. Actualmente, sirve en la Misión California Arcadia, pero ¿por qué hablamos de él? Porque su historia nos inspira a vencer los obstáculos y buscar nuestro progreso espiritual, así como él lo hizo a pesar de no tener piernas.
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Cuando el élder Niko se encontraba en el vientre de su madre, los médicos informaron que nacería con algunos problemas de salud que afectarían su vida.
No obstante, el élder Niko llegó a este mundo sin los desafíos físicos que los doctores pronosticaron, tal como síndrome de Down, el paladar hendido y un quiste en el cerebro, simplemente no estaban presentes.
Sin embargo, a pesar de esta bendición, su vida no estuvo exenta de desafíos físicos.
El élder Niko tenía problemas en sus piernas y fue sometido a diversas cirugías cuando era joven. Un día, un médico sugirió la amputación de sus piernas y aunque el élder se opuso a dicho procedimiento, era la mejor opción.
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Tras la lamentable noticia, el élder Niko recurrió al Señor en oración.
Una noche, mientras oraba con fulgor, su mamá lo vio y se arrodilló con él junto a su cama. Ella le pidió a Dios que ayudara a su hijo a soportar las pruebas que enfrentaría.
“Recuerdo que mi mamá me abrazó tan fuerte que no solo sentí sus brazos, sé que sentí los brazos del Salvador a mi alrededor. En ese tiempo en el que no sabía qué debía hacer y no sabía por qué [me pasaban estas cosas], sé que Jesucristo estuvo allí. Sé que Jesucristo me consoló”.
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Tiempo después de la amputación, el élder Niko se mudó a California para vivir con un primo y comenzó a asistir a la Iglesia nuevamente.
“Se sintió bien estar allí… No hubo castigo espiritual… Solo sentí calma”, expresó.
Un día, después de una lección del sacerdocio que su tío enseñó, sintió el deseo de servir en una misión y así lo hizo. Actualmente, sirve fielmente al Señor y comparte el evangelio con todos aquellos que lo necesitan.
Fuente: LDS Living
