Anoche cuando estaba sentada en una banca aprendiendo acerca del evangelio de parte de uno de mis amigos se me cruzó la idea de cuán bendecida soy realmente por conocer y poder participar en el programa de instituto de la iglesia. (Esta es una clase semanal para adultos que se enfoca en las enseñanzas de Jesucristo y su aplicación en la vida real). Mientras reflexionaba, el Señor me ayudó a ver cómo este programa ha sido un regalo en mi vida, y me llevó a reflexionar sobre casos específicos en que he recibido revelación. Esto me ayudó a ver que, para mí, instituto ha significado la renovación de mi fe, mi energía y mi emoción de vivir el evangelio a medida que soy capaz de debatir y participar realmente de las cosas buenas de Dios.
Primero, mis reflexiones me llevaron a un par de lecciones recientes. Mi amigo Rob nos estaba enseñando acerca de la Expiación de Jesucristo y cómo puede ayudarnos a hacer que las cosas débiles se vuelvan fuertes. La idea me llamó la atención tan profundamente que esta pequeña parte de conocimiento fue un regalo de Dios, recordándome que las preocupaciones y preguntas en mi mente podrían resolverse a medida que me vuelvo al Señor y Su poder. También llegaron otros pensamientos y las preguntas fueron contestadas. Estuve recordando la lección de la semana pasada. Mi amiga Cassidy había estado enseñando acerca de la fuerza moral de los hombres y las mujeres. Específicamente, nos recordó todas las cosas positivas que podemos lograr en el mundo si elegimos tener moral. ¡Yo sola me reí a carcajadas cuando pensaba en cuán peculiar es que un grupo de 200 jóvenes adultos estén sentados en un salón hablando sobre el valor de la moral! (¡Peculiar de un modo positivo!)
Segundo, pensé en el valor de los pequeños grupos de debate. Estos han sido algunos de mis momentos favoritos. He aprendido más acerca de la gente que me importa. He llegado a comprender el poder de sus testimonios. He pensado acerca del evangelio en nuevas formas ¡y aprendí específicamente cómo usar su poder! En estos debates, también me he enterado de las preocupaciones de algunos de mis amigos, lo que me ha ayudado a orar más efectivamente por ellos. Mientras pasábamos por los temas del evangelio, la información de cada uno se hacía como una pieza del rompecabezas para ayudarme a comprender y obtener un testimonio del concepto por mi cuenta.
Después, mis pensamientos fueron hacia mis amigos. Sé por qué voy a institutos cada semana, pero me preguntaba, qué los mantiene a ellos asistiendo incluso cuando la vida se hace demasiado ajetreada y llena de tantas otras cosas por hacer cada semana. Por supuesto que entre las razones principales estaba el conjunto de diferentes comidas que fácilmente se consiguen en esos eventos. Enfrentémoslo, la forma más rápida de llegar al corazón de un hombre es por el estómago; lo mismo funciona con las mujeres. Existe un gusto particular por la pizza y la leche con chocolate, pero hay una profundidad en sus respuestas que me impactó, por eso, con su permiso voy a compartirlas con ustedes:
“Bueno, siempre se me ha instruido de que mientras sea un estudiante universitario necesito ya sea tomar una clase de religión o asistir a institutos cada semestre. También, me gusta la camaradería con nuestro grupo de barrio que también asiste. Creo que la otra razón por la que voy es mejor ilustrada por la similitud de las escrituras de ascender al monte del Señor (Isaías 2:2-3 entre otras citas). Institutos es una oportunidad para levantarse sobre la rutina diaria, obtener una perspectiva más elevada y ser fortalecido de una actividad pura, plena e independiente” (Bradley Stewart).
“Creo que voy a menudo porque siento la necesidad de ser social o de ser edificado. Sé que eso es lo correcto que debe hacerse. A veces voy porque creo que podría encontrar la respuesta a una oración, otras veces voy por obligación. Pero mayormente creo que voy porque sé que sólo puede venir algo bueno de ir a institutos” (Mary Elizabeth Hammond).
“Originalmente empecé a ir a institutos en Oregon porque me daban pizza gratis (a quién no le gusta la comida gratis) pero mientras más iba, más me gustaba sentir el espíritu y ser iluminada por los diferentes temas y artículos que leíamos. Ahora voy porque me da ese empuje espiritual que necesito a media semana para ayudarme a atravesar el resto de ella” (Traci Fergus).
Un miembro de mi presidencia de estaca dio un hermoso resumen de cómo mis amigos y yo vemos institutos. ”Institutos no sólo es un puente hacia el alimento espiritual, sino también una escalera al cielo”, Presidente Stephen Owen. Realmente es un paso que nos ayuda a tener el poder para atravesar la semana. Es un banquete temporal a veces, sí, ¡pero también es un banquete espiritual! Esto cumple una bendición dada a nosotros por el Presidente Monson. Él dijo, “Les hago la promesa de que a medida que participen en el programa de institutos y estudien las escrituras diligentemente, su poder para evitar la tentación y para recibir la dirección del Espíritu Santo se incrementará en todo lo que hagan”.
Por una hora cada miércoles, a mitad de mi semana, me siento y escucho, no sólo a la persona que da la clase, sino también al Espíritu. Esa hora se ha vuelto un tiempo sagrado para mí y estoy eternamente agradecida por tener un Padre Celestial amoroso que está dispuesto a enseñarme estas buenas cosas. Personalmente he sentido ese poder, y he sido testigo de él en mi vida así como en la vida de muchos de mis amigos.
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