Cuando piensas en los legendarios guerreros de Helamán del Libro de Mormón, lo primero que se te viene a la mente podría ser su valentía, fortaleza y fe inquebrantable.
Estos jóvenes eran los primeros entusiastas del entrenamiento espiritual, fortaleciendo sus músculos de fe y salvando a su pueblo.
Así que, si alguna vez has querido estar tan espiritualmente fuerte como estos jóvenes héroes, ¡aquí te comparto una guía paso a paso!
1. Haz tu entrenamiento diario: Deléitate en las Escrituras
Todo guerrero fuerte necesita alimentarse bien y los Guerreros de Helamán lo sabían muy bien. ¿Su dieta espiritual? Un gran plato de fe, marinado en las enseñanzas de sus madres, lleno de verdades del evangelio.
Al igual que ir al gimnasio todos los días, fortalecer tus músculos espirituales significa deleitarse en la palabra de Dios diariamente.
Así que, saca ese Libro de Mormón, ábrelo y comienza tu entrenamiento espiritual diario. ¡Recuerda, la clave es la constancia!
“Sí, sus madres les habían enseñado que si no dudaban, Dios los libraría.Y me repitieron las palabras de sus madres, diciendo: No dudamos que nuestras madres lo sabían”. (Alma 56:47-48)
2. Entrena con un compañero: Apóyate en tu sistema de soporte
Los guerreros de Helamán no entrenaban solos; tenían todo un equipo que los apoyaba. Ya fueran sus madres fieles, entre ellos mismos o sus líderes, estos chicos sabían la importancia de un buen compañero de entrenamiento.
En tu viaje espiritual, tus compañeros pueden ser tu familia, amigos o líderes de la Iglesia. No tengas miedo de apoyarte en ellos cuando las cargas espirituales se vuelvan más pesadas.
Además, entrenar con un amigo siempre es más divertido, ¡y lo mismo aplica para las ganancias espirituales!
“Pues como yo siempre los había llamado hijos míos (pues eran todos muy jóvenes), he aquí, me contestaron de esta manera: Padre, he aquí, nuestro Dios está con nosotros y no nos dejará caer; así pues, avancemos”. (Alma 56:46)
3. Fortalece tu núcleo: Construye una fe inquebrantable
No importa cuánto peso puedas levantar, es la fuerza de tu zona abdominal lo que te mantiene equilibrado y fuerte. Los guerreros de Helamán tenían una zona de fe inquebrantable que los mantuvo firmes incluso cuando las cosas se ponían difíciles.
Para fortalecer esa zona espiritual, enfócate en fortalecer tu fe en Cristo. Como ha enseñado el presidente Russell M. Nelson, “aprendan acerca de Dios y la forma en que Él obra”.
Cuando centres tu vida en Cristo, descubrirás que tu zona espiritual será sólida como una roca, ayudándote a resistir cualquier desafío que la vida te presente.
4. Mantén la rutina: Sé consistente en guardar los mandamientos
Una de las cosas más impresionantes de los Guerreros de Helamán fue su estricta obediencia a los mandamientos. Estos jóvenes eran consistentes en su obediencia, y esa es una razón principal por la que estaban tan espiritualmente fuertes.
Al igual que con cualquier rutina de entrenamiento, la consistencia es crucial. Ya sea asistiendo a la Iglesia, orando diariamente o guardando los mandamientos, mantener la rutina, fortalecerá tu espíritu con el tiempo. ¡No te saltes las pequeñas cosas, porque se suman a grandes ganancias!
“Son diligentes en acordarse del Señor su Dios de día en día; sí, se esfuerzan por obedecer sus estatutos y sus juicios y sus mandamientos continuamente; y su fe es fuerte en las profecías concernientes a lo que está por venir”. (Alma 58:40)
5. No olvides el calentamiento: El poder de la oración
Así como los atletas se preparan antes de un gran juego, los guerreros de Helamán se preparaban espiritualmente con la oración. No solo confiaban en su propia fuerza; sabían que el verdadero poder venía de lo alto.
Haz de la oración tu calentamiento espiritual, energizándote para lo que el día tenga preparado. Ya sea que enfrentes una decisión difícil, una situación estresante o solo necesites un poco más de fuerza, la oración te dará el impulso que necesitas para salir adelante.
“Por lo tanto, derramamos nuestras almas a Dios en oración, pidiéndole que nos fortaleciera y nos librara de las manos de nuestros enemigos, sí, y que también nos diera la fuerza para retener nuestras ciudades, nuestras tierras y nuestras posesiones para el sostén de nuestro pueblo”. (Alma 58:10)
6. Adopta la actitud de no rendirse: Perseverar con valentía
Si hay algo que los guerreros de Helamán tenían, era determinación. No solo eran fuertes; eran resilientes, valientes y decididos.
No se rindieron cuando las cosas se pusieron difíciles, y tú tampoco lo hagas. Las ganancias espirituales no ocurren de la noche a la mañana, y habrá momentos en que sentirás ganas de tirar la toalla.
Pero al igual que esos guerreros que “no dudaban que sus madres lo sabían”, tienes que seguir adelante, sabiendo que tus esfuerzos espirituales valdrán la pena a largo plazo.
“Y cobramos ánimo con nuestro pequeño refuerzo que habíamos recibido, y se hizo fija en nosotros la determinación de vencer a nuestros enemigos, y preservar nuestras tierras y posesiones, nuestras esposas y nuestros hijos, y la causa de nuestra libertad”. (Alma 58:12)
7. Celebra tus logros: Reconoce la mano de Dios en tu vida
Finalmente, no olvides celebrar tus logros espirituales. Los guerreros de Helamán sabían que sus victorias no solo se debían a su propia fuerza, sino a la mano de Dios en sus vidas.
Tómate el tiempo para reflexionar sobre lo lejos que has llegado y da gracias al Señor por Su guía y apoyo. Un poco de gratitud te ayudará a mantenerte espiritualmente fuerte y motivado.
Así que, ¡ahí lo tienes! Sigue estos pasos, y estarás en camino a ser tan espiritualmente fuerte como los guerreros de Helamán.
Recuerda, no se trata de cuánto puedes levantar, sino de cuán fuerte es tu fe. ¡Sigue entrenando, sigue creyendo, y pronto estarás mostrando esos músculos espirituales con confianza!
Fuente: LDS Daily