Con seis capturas en seis partidos, Kyle Van Noy se ha convertido en uno de los nombres más prominentes del primer tramo de temporada en la National Football League (NFL), la liga de fútbol americano más prestigiosa y competitiva a nivel mundial, con los Baltimore Ravens.
Una campaña de ensueño, en la que está en camino a pulverizar su récord personal en cuanto a derribos de quarterback (9) en un solo curso.
Con 33 años, el veterano está firmando estadísticas de pass rusher estelar y representa uno de los personajes más respetados del vestuario de Baltimore.
Sin embargo, una historia poco conocida sobre la nueva estrella defensiva de la NFL es su formación religiosa y cómo la perseverancia en su fe le permitió forjar una carrera prominente en una de las competencias deportivas más aclamadas del planeta.
Jugador ‘feroz’ y emblema de fe
Van Noy pidió ayuda para transformar su vida en BYU, en lugar de buscar otro programa con menores exigencias éticas.
Cuando John Harbaugh, el entrenador en jefe de los Ravens, se refiere a él como un “líder y jugador feroz”, cuesta imaginarlo como uno de los emblemas sociales de La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días.
El estrecho vínculo que guarda con dicho grupo religioso empezó después que su madre biológica lo diera en adopción con una única condición: que fuera educado bajo los valores de dicha iglesia.
Oriundo de Reno, Nevada y criado parcialmente en Lodi, California, Van Noy se ganó una beca deportiva en el programa de Brigham Young University (BYU), cuya titularidad pertenece a la mencionada entidad religiosa.
Ahora bien, pocos saben que su presencia en BYU se vio comprometida luego de que violara el estricto código de honor de la escuela al conducir en estado de ebriedad.
Poca gente recuerda que la gran ambición de BYU por aquellos años, durante la exitosa gestión de Bronco Mendenhall como entrenador en jefe, era juntar en su cuerpo de linebackers a Kyle Van Noy y Manti Te’o, los dos prospectos Santos de los Últimos Días más emocionantes de su generación.
Deseo de permanecer fiel
Van Noy decidió contarle a su entrenador los desafíos que atravesaba para cambiar su vida. Imagen: NFL
No obstante, días antes del National Signing Day, después de varias reuniones privadas, Te’o le comunicó a Mendenhall que iba a firmar por Notre Dame; mientras que Van Noy, destrozado, le llamó para decirle lo siguiente:
“Lo arruiné. Me acaban de arrestar”.
Conmocionado, el hoy entrenador de la Universidad de Nuevo México le sugirió que tocará puertas en otros programas, considerando que él era un prospecto atractivo y que era casi imposible que la institución flexibilizara sus reglas.
Sin embargo, ante la insistencia de Van Noy por permanecer en la escuela que honra su formación religiosa, Mendenhall acudió al director deportivo, Tom Holmoe, y juntos idearon un escenario para continuar en el programa de BYU.
Acordaron que tendría que aceptar no participar durante toda la temporada de 2009, pasar un año completo sin violar el código de honor y obtener el respaldo de un líder eclesiástico que pudiera avalar que el perfil del jugador y su vida personal estaban en línea con los estándares de la universidad.
Persecución y detención policial
Van Noy es dos veces ganador del Super Bowl y ha sido reconocido como el jugador defensivo del mes de septiembre en la presente edición de la NFL. Imagen: NBC
Ahora bien, semanas después de haber escuchado su nombre en la lista de reclutas de BYU para la temporada de 2009, Van Noy se vio inmerso en otro bochornoso episodio en su ciudad natal.
Fue sorprendido por la policía dormido en la banca de un parque público después de acudir a una fiesta y posteriormente detenido en un callejón tras una breve persecución, pero debido a su corta edad (17 años), la policía decidió no emprender acciones legales en su contra y lo dejó como una llamada de atención.
Contrario a lo que se podría esperar, Van Noy se dio cita en la oficina del entrenador de BYU para contarle lo sucedido y pedirle desesperadamente ayuda para reconducir su vida.
Van Noy reconoce la influencia de su formación religiosa en su carrera deportiva. Imagen: Fox News
Mendenhall valoró la sinceridad del jugador, atendió la plegaria y decidió interceder nuevamente para exponer la situación ante las autoridades de la institución: ya no como un caso estrictamente deportivo, sino como una oportunidad de transformar la vida de un adolescente sin rumbo.
Gracias a su gestión, Van Noy fue exonerado, le dio dirección a su vida, pulió sus increíbles habilidades en un programa con tradición, se convirtió en un recluta de segunda ronda con los Detroit Lions en la NFL, ganó dos Super Bowls con los New England Patriots años después y ahora, en la flor de su madurez, es pilar de una de las defensivas más intimidantes del negocio.
Su transformación e historia de éxito comenzaron a partir de un hecho muy concreto: se aferró a su fe y valores religiosos.
Fuente: NFL Mundo
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