El 5 de abril, en un devocional en BYU, el hermano Anthony Sweat dio un interesante discurso acerca del poder de la investidura. Enseñó la diferencia entre la investidura y la presentación de la investidura, y cómo “los principales convenios del templo pueden facilitar el poder espiritual que tanto necesitamos”.
El hermano Sweat es profesor de religión en BYU, artista, orador y escritor.
Comenzó su discurso haciendo referencia a lo que José Smith le dijo al recién formado Cuórum de los Doce Apóstoles en 1835:
“Hermanos, necesitan una investidura para que estén preparados y puedan vencer todas las cosas”.
“Esa fue la clave para ellos, y creo que también puede ser la clave para nosotros”, acotó el hermano Sweat.
La diferencia entre la investidura y la presentación de la investidura
La investidura, en efecto, es un poder divino, y la presentación de la investidura es una ceremonia religiosa autorizada para facilitar ese poder.
“A veces, las personas participan en la ceremonia de investidura del templo y es posible que no la entiendan al principio, o que no se sientan muy diferentes después de salir del templo que antes de entrar.
No obstante, no nos investimos completamente de poder en unas pocas horas.
Si entendemos que la investidura es una capacidad espiritual, entonces debemos desarrollar esa capacidad con el tiempo mediante la búsqueda fiel de entender y vivir diligentemente los conceptos y convenios presentados en la ceremonia de investidura del templo”, explicó el hermano Sweat.
Los poderes provenientes de la investidura
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En Doctrina y Convenios 107:18–19 se encuentra un resumen de algunos de los poderes que reciben quienes están investidos.
“Al recibir y vivir las ordenanzas y los convenios del templo, podemos tener mayor poder para recibir revelación; invocar a los cielos y que nos escuchen; tener la prometida ministración de ángeles para ayudarnos; y llegar a conocer verdaderamente a nuestro Salvador, Jesucristo, y a Dios nuestro Padre de una manera más cercana”, dijo Sweat.
El hermano Sweat hizo referencia a las palabras del presidente Russell M. Nelson:
“A medida que guardamos nuestros convenios, Dios nos enviste con Su poder… ¡cuánto necesitaremos Su poder en los días venideros!”
Cómo el poder de los convenios que hicimos en el templo nos ayuda a vencer los desafíos
El profesor de BYU dio cinco ejemplos de desafíos en el mundo de hoy y cómo los convenios del templo pueden facilitar el poder espiritual necesario para superarlos.
“Estos cinco convenios del templo han sido publicados por la Iglesia en muchos lugares y los líderes de la Iglesia nos alientan a comprenderlos”, señaló.
Desafío 1: El individualismo
En una época que glorifica mucho la individualidad, podemos caer en el egocentrismo.
“Mientras que una frase común puede ser, ‘Tú eres tú’, el llamado del convenio de Cristo es, ‘Sé como yo’. Hay poder en el convenio que hacemos para obedecer las leyes de Dios y no simplemente andar en nuestro propio camino conforme a la imagen de nuestro propio dios”, enseñó el hermano Sweat.
Desafío 2: Familias divididas y matrimonios en declive
Muchos jóvenes desean establecer matrimonios y familias eternas. No obstante, sienten que las probabilidades están en su contra.
En su propio matrimonio, Sweat ha observado cómo su convenio de sacrificio con Dios los motivó a él y su esposa a “dejar atrás sus vidas egoístas para construir una vida familiar y así construir el reino”.
“Eso es cierto en cualquier relación. Hay poder en aprender que el amor duradero por Dios y los demás crece en la tierra del sacrificio”, dijo.
Desafío 3: Lidiar con las personas que tienen perspectivas distintas a las nuestras
El poder espiritual disponible a través de los convenios del templo también puede ayudarnos a lidiar con quienes tienen puntos de vista diferentes.
“¿Criticamos injustamente, juzgamos con dureza, lanzamos acusaciones sin suficiente información, hablamos mal o menospreciamos públicamente?
Si es así, perdemos el poder espiritual.
Hay poder en vivir las enseñanzas más elevadas de Jesucristo, tal como se registra en Su maravilloso evangelio: no juzgar ni insultar, amar, orar, perdonar, extender misericordia y hacer las paces”, dijo.
Desafío 4: Tener intimidad sexual antes del matrimonio
Sweat citó un estudio del Pew Center de 2020 que informa que, de los estadounidenses sin afiliación religiosa, el 84 % dijo tener intimidad sexual antes del matrimonio.
“El tiempo y la experiencia demuestran que el poder sin límites es la base tanto de la corrupción como del caos, y no hay casi nada más poderoso que el poder de crear vida.
El convenio de castidad es más que sexo: se trata de aprender a desarrollar un carácter en el que se pueda confiar, ejercer control, respetar los límites, no abusar egoístamente del poder y tener la capacidad de crear y mantener un convenio familiar.
Ya sea que estemos solteros, casados, saliendo en citas, seamos jóvenes o mayores, existe un poder divino en el desarrollo de un carácter verdaderamente moral”, dijo.
Desafío 5: La presión de ser exitosos
Otra dificultad del mundo actual es la presión por tener éxito.
“Esa palabra en sí lleva el peso cultural de las expectativas.
El deseo de ser algo ante los ojos de todos los demás puede manchar nuestros motivos, hacer que olvidemos los estándares éticos, justificar pasar por encima de otras personas en nuestro desesperado ascenso a la cima y hacer que perdamos la verdadera misión de nuestra vida”.
El dinero, la fama, la posición y el reconocimiento no son el problema, enseñó Sweat. En cambio, “el problema es lo que amamos y dónde está nuestro corazón”.
“El templo nos enseña, como su más alto pináculo, el convenio de consagrar nuestra vida entera a Dios, al dedicar y santificar nuestro tiempo, talentos y medios para hacer Su voluntad y edificar Su reino.
Hay poder en consagrar nuestra vida al servicio de Dios y de Sus hijos que nos permite encontrar nuestro camino y propósito personal”.
Es tentador pensar que este tipo de poder solo se aplica a otras personas. No obstante, el poder de Dios es muy personal y puede ser recibido por los creyentes comunes “si implementamos los conceptos del convenio”.
Sweat comparó estar investido de poder divino con un programa o título universitario.
“El hecho de que hayamos sido aceptados no significa que hayamos aprendido todo. La educación llega lentamente, incluso con dolor.
La mayor parte viene casi imperceptiblemente con el tiempo.
Las mensualidades de la educación se pagan con persistencia.
En la escuela de los profetas del Señor, el templo, crecemos de manera similar en poder y capacidad a medida que aprendemos e implementamos diligentemente los convenios y conceptos santos a lo largo del tiempo”, dijo.
Sweat testificó que “a medida que actuemos con fe, Dios promete investirnos con Su poder, incluso el poder necesario para superar los desafíos espirituales de nuestros días a fin de que podamos entrar en Su presencia y recibir la plenitud de Sus grandes bendiciones”.
Fuente: Church News