“¿Confiar en mis conocimientos o en el sacerdocio?” La valiente decisión de un médico mormón

médico mormón

¿Qué pasa cuándo sientes que debes hacer algo que probablemente los demás no entiendan? ¿Qué ocurre cuándo decides hacer caso a esa voz suave y apacible? ¿Qué hace un médico mormón cuando tiene que atender una emergencia? Estas son tres preguntas que de vez en cuando me hacía hasta que un día tuve una experiencia que jamás olvidaré y deseo compartir…

En la Sesión 2 de Para la Fortaleza de la Juventud (FSY) en Trujillo, un programa de la Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días donde participan jóvenes de 14 a 17 años en múltiples actividades espirituales y recreativas. Los jóvenes mayores de 18 años participan como Coordinadores y Consejeros de toda esa jornada. Este tipo de actividades requiere  la asistencia de jóvenes mormones especialistas en salud ante cualquier emergencia y en esa oportunidad,  mi gran amigo Ricardo fue el médico.

Era la última tarde de la jornada y hacíamos una actividad al aire libre, los chicos realizaban dinámicas y de pronto, una de las jóvenes  se quedó completamente estática, no pronunciaba palabras y no ejercía ningún movimiento en su cuerpo. De inmediato, Ricardo y otro compañero se dirigieron para atender a la joven; el resto de nosotros nos dirigimos a las siguientes instalaciones, mientras ofrecíamos oraciones al Padre para que Su hija pueda recuperarse.

Al poco tiempo, nos comunicaron que la joven estaba muy bien y se había incorporado con su compañía para continuar con las actividades. Me sentí muy aliviada al saber que ella se encontraba fuera de peligro.

Para el momento de la cena, Ricardo se sentó a mi lado así que le pregunté “amigo, ¿cómo hiciste para atender a alguien que no te puede decir qué le aqueja? ¿Qué fue lo primero que hiciste?”. Entonces, él sonrió y me respondió: “Primero sentí que debía darle una bendición de salud para que ella esté fuera de peligro y así lo hice”.

No recuerdo lo que siguió explicándome pues su respuesta me sumergió en lo más profundo de mis pensamientos y me recordó dos grandes lecciones: Seguir el susurro del Espíritu Santo a pesar nuestros propios conocimientos y el sacerdocio en verdad es el poder de Dios en la tierra. ¡Cuánta gratitud sentí en ese momento por tener el evangelio restaurado!

En la última conferencia general de la iglesia, el élder Rasband enseñó: “Debemos actuar y obedecer al primer susurro del Espíritu Santo. No dudemos en seguir ese consejo porque tal como lo dijo élder Oaks: “A diferencia de las instituciones del mundo que nos enseña a saber, el Evangelio y el Plan de Salvación nos enseña a hacer”.

Hace poco, Ricardo me pidió que le hiciera fotos para su graduación como médico y también para su hermana Paola y el novio de ella. Mientras presionaba el obturador, sentía admiración por ellos y por mi amiga Karen Mendoza que son los cuatro médicos del barrio y juntos sirven a los miembros  con escasos recursos económicos.

Los jóvenes mormones nos preparamos para una buena vida profesional y laboral como el resto de jóvenes en el mundo. Sin embargo, sabemos que esta preparación es también para servir al prójimo y así estaremos sirviendo a nuestro Dios.

Comentarios
Hermosa lección de vida
Laura

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