Cómo el Libro de Mormón te ayuda a sentir alivio en la lucha contra la depresión

Según estadísticas recientes, casi el 7% de la población de EE.UU. experimentará un gran trastorno depresivo en su vida. Los miembros de la Iglesia de Jesucristo no son inmunes a esta estadística.

El élder Jeffrey R. Holland habló acerca de lo graves que son las enfermedades mentales en su discurso de la Conferencia General, “Como una vasija quebrada”:

“Llegamos a comprender un poco la complejidad de estos asuntos cuando escuchamos a profesionales hablar de neurosis y psicosis, de predisposiciones genéticas y defectos en los cromosomas, de bipolaridad, paranoia y esquizofrenia.

Sin embargo, por más desconcertante que todo esto pueda ser, estas aflicciones son algunas de las realidades de la vida mortal y el reconocerlas no debería avergonzarnos, sino que tendría que ser como cuando reconocemos que tenemos que lidiar con presión arterial alta o con la repentina aparición de un tumor maligno”.

Los problemas de salud mentales son graves y deben ser tratados lo más pronto posible. Foto: Canva

Muchas personas que luchan contra la depresión y otras enfermedades mentales se sienten aisladas y solas.

Si bien esos sentimientos son reales, podemos encontrar consuelo en los ejemplos espirituales de sufrimiento y liberación que se registran en las Escrituras.

En uno de los momentos más cruciales del Libro de Mormón, el pueblo experimenta días de gran desastre.

Una descripción de lo que es la depresión

En el Libro de Mormón podemos encontrar consuelo en medio de nuestra lucha contra la depresión. Imagen: Canva

Terremotos, incendios, inundaciones y más causaron tanto daño que “toda la tierra quedó desfigurada”. Los truenos y relámpagos duraron tres horas. Luego, “las tinieblas cubrieron la faz de la tierra”.

Para aquellos que sufren de depresión, los siguientes pasajes de 3 Nefi 8 les sonarán familiares al relacionarlos con sus propias experiencias.

“20 Y sucedió que hubo densa obscuridad sobre toda la faz de la tierra, de tal manera que los habitantes que no habían caído podían sentir el vapor de tinieblas;

21 y no podía haber luz por causa de la obscuridad, ni velas, ni antorchas; ni podía encenderse el fuego con su leña menuda y bien seca, de modo que no podía haber ninguna luz.

22 Y no se veía luz alguna, ni fuego, ni vislumbre, ni el sol, ni la luna, ni las estrellas, por ser tan densos los vapores de obscuridad que había sobre la faz de la tierra”.

En su discurso “Como una vasija quebrada”, el élder Holland nos habla sobre las enfermedades mentales y cómo sobreponernos a ellas con la ayuda del evangelio. Créditos: BYU Photo

La depresión se caracteriza por la oscuridad. Desde irritabilidad e insomnio hasta sentimientos de ineptitud y pensamientos suicidas, la depresión – como lo expresa el élder Holland – causa “un abismo tan profundo en la mente que nadie, de manera responsable, podría sugerir que el mismo desaparecería si las víctimas simplemente levantaran los hombros y pensaran de manera más positiva”.

Quizás lo peor de todo es que uno tiene la sensación de que esta oscuridad nunca terminará.

Para los nefitas, la oscuridad era tan densa y grande que no se podía ver ninguna luz.

Luz en la oscuridad

Aún en medio de la oscuridad existe una luz que puede ayudarnos a salir de ahí, esa luz es Cristo. Foto: Hillie Chan, Unsplash

Seguramente, los nefitas deben haberse preguntado si habían sido condenados a tal estado para siempre. Las personas con depresión se enfrentan a sentimientos similares.

Sin embargo, así como estas escrituras pueden relacionarse con la oscuridad de las enfermedades mentales, también tenemos la promesa de la luz de nuestro Salvador, Jesucristo.

Primero, una voz penetra la oscuridad invitando a todos a venir y ser sanados.

“Sí, en verdad os digo que si venís a mí, tendréis vida eterna. He aquí, mi brazo de misericordia se extiende hacia vosotros; y a cualquiera que venga, yo lo recibiré; y benditos son los que vienen a mí”.

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En el Libro de Mormón tenemos la promesa de que si nos volvemos al Salvador nos libraremos de las tinieblas. Imagen: La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días

Lo que sigue son las hermosas interacciones entre Cristo y el pueblo, que se pueden leer en 3 Nefi 11-26.

La pequeña chispa de luz que puede haber incluso en medio de la oscuridad total es la luz de Jesucristo. Cristo se declara la luz del mundo.

Con esa chispa de luz podemos encontrar la fuerza para buscar la ayuda profesional y espiritual que necesitamos.

Todos, incluso aquellos que padecen enfermedades mentales, tenemos la promesa de que, si nos volvemos al Salvador del mundo, nos libraremos de las tinieblas.

Fuente: LDS Daily

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