Respirando con dificultad, su padre murmuró en voz baja: “Tengo miedo”.
El padre de Lucy ha luchado contra el cáncer durante nueve meses y con su salud deteriorándose a un ritmo muy acelerado, sabía que pronto pasaría más allá de esta vida mortal.
Tomando su mano suavemente, Lucy le recordó a su padre que sus familiares que fallecieron antes que él, lo recibirían cuando se reuniera con ellos.
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“No tengas miedo, papá. Nuestra separación será temporal. Te volveremos a ver, eso es seguro”, agregó con la firme convicción de la promesa del plan de Dios.
Su padre sonrió y se volvió a dormir.
Todos tenemos temores, de diferentes formas y grados. Sin embargo, el temor más común y, quizás, el que más nos aterroriza es la muerte.
¿Qué pasa después de que morimos?
Una de las razones más comunes por las que muchos de nosotros tenemos temor a la muerte es no saber qué sucederá después.
Afortunadamente, el plan de Dios puede darnos una idea clara de lo que pasará después de nuestro viaje terrenal.
Cada uno de nosotros pasará más allá de esta vida y cruzará el desconocido territorio llamado muerte, un estado en el que nuestro cuerpo y espíritu se separan.
Cuando eso sucede, nuestros cuerpos físicos mueren, pero nuestros espíritus viven.
Posteriormente, nuestros espíritus se dirigen a lo que llamamos “el mundo de los espíritus”.
Ahí es donde nos reuniremos con nuestros familiares y amigos que fallecieron antes que nosotros.
¿Nos quedaremos en el mundo de los espíritus para siempre?
Afortunadamente, este no es el final de la historia. Algún día, nuestros cuerpos y espíritus se reunirán. Despertaremos del sueño de la muerte y volveremos a vivir.
Nos veremos iguales, pero nuestros cuerpos serán perfectos. Todo dolor, enfermedad e imperfección desaparecerá. Nuestros cuerpos se volverán inmortales.
Esto se llama “resurrección” y es posible gracias al sacrificio que Jesucristo hizo hace 2000 años.
Su expiación y resurrección vencieron la muerte. Gracias a Él, todos nosotros también resucitaremos. Nadie está exento. Todos volveremos a vivir.
Todos los que nacimos y los que nacerán experimentarán la resurrección, independientemente de las decisiones que tomemos.
En el momento de la resurrección, Jesús, nuestro Salvador, nos juzgará individualmente. Este juicio final se basará en nuestros deseos, acciones y elecciones.
Solo el Padre Celestial y Jesucristo conocen nuestro corazón. Conocen nuestras circunstancias personales y los desafíos que enfrentamos en la vida. Así que solo Ellos pueden juzgarnos perfectamente.
Cuando llegue el momento del juicio final, habrá misericordia, sanidad y amor.
Debido a Su gran amor por cada uno de nosotros, el objetivo final de Dios es ayudarnos a todos a regresar a nuestro hogar celestial: el reino celestial.
Que vivamos con Dios o no, depende en gran medida de las decisiones que tomemos aquí en la Tierra.
Él ha proporcionado mandamientos como guía para ayudarnos a vivir una vida recta y tenemos el poder para tomar esas decisiones.
No siempre tomaremos las decisiones correctas, a veces cometeremos errores. Sin embargo, mediante la expiación de Jesucristo, podemos arrepentirnos y limpiarnos de nuestros pecados.
El plan de Dios puede darnos esperanza y cambiar la forma en que vemos la muerte
Conocer el plan de Dios y la resurrección puede darnos esperanza y fortaleza para enfrentar los desafíos que experimentamos aquí en la Tierra.
Nuestro conocimiento de estas cosas puede cambiar la forma en que vemos nuestras pruebas, tales como deficiencias físicas, mentales y emocionales, decepciones y pérdidas, incluso la muerte.
Podemos encontrar consuelo en el hecho de que nuestros desafíos son temporales y podemos esperar ese día glorioso en el que nuestros cuerpos resucitarán y serán perfeccionados.
Si vivimos con rectitud, tendremos la oportunidad de vivir con Dios y nuestros seres queridos para siempre.
Sabiendo estas profundas verdades, el padre de Lucy murió en paz. Sin embargo, incluso al tener conocimiento de estas verdades, todavía esta experiencia fue difícil para ella y su familia.
Su dolor y tristeza aún fueron inmensos. Sin embargo, su conocimiento del plan de Dios la ayudó a comprender por qué la muerte es inevitable.
Le dio la firme esperanza de volver a reunirse algún día con su padre.
Vivir de nuevo, reunirse con los aquellos que murieron antes que nosotros y estar libres del dolor terrenal, ¿no son grandes bendiciones? ¿este plan no es una evidencia innegable del amor de Dios por nosotros?
Esta es una traducción del artículo que fue publicado originalmente en faith.ph con el título “How can god’s plan of happiness help us understand death better?“