La vida puede cambiar en un segundo. Y, de pronto, te encuentras viviendo una prueba que jamás imaginaste enfrentar.

Eso fue lo que le pasó a Tamra Kendrick, una madre y abuela miembro de La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días, quien sufrió una trágica colisión frontal mientras viajaba para cuidar a sus nietos en Florida.

Rápidamente el accidente dejó su cuerpo con heridas graves y a su familia con el corazón devastado. Sin embargo, a pesar del dolor, esta experiencia se convirtió en una historia milagrosa. ¿Cómo es eso posible?

Un segundo que lo cambió todo

En segundos, la vida de Tamra cambió al sufrir un accidente trágico. Imagen: Facebook

Después del accidente, Tamra fue encontrada por miembros de las fuerzas armadas de Estados Unidos y oficiales del condado de Okaloosa que corrieron a asistirla sin pensarlo dos veces.

Con agilidad, usaron sus cinturones como torniquetes para detener la hemorragia. Cuando la revisaron los médicos, vieron que las lesiones fueron tan catastróficas que amputaron una pierna para salvarle la vida.

“Los médicos compararon [sus heridas] con pisar un artefacto explosivo improvisado, como una herida de guerra”.

En las horas siguientes, su corazón se estabilizó y la fiebre disminuyó. En ese momento Tamra volvió a sonreír. Un milagro que calmó a los Kendrick, su familia.

La historia de Tamra y la fe de su familia nos recuerdan la enseñanza del Salvador:

“No temas, porque yo estoy contigo; no desmayes, porque yo soy tu Dios que te fortalezco; siempre te ayudaré; siempre te sustentaré con la diestra de mi justicia.”

Cuando el amor se convierte en milagros

Tamra Kendrick sonríe tras la retirada del tubo de respiración. Imagen: Facebook

Según sus conocidos, Tamra siempre fue alegre y llena de vida. Una de esas personas que llenan la habitación sin decir mucho.

Era muy amada por todos. Por eso no sorprende que, apenas unos días después del accidente, cientos de personas comiencen a orar, enviar mensajes, donar y compartir su historia en las redes sociales.

Los comentarios rápidamente se llenaron de amor y fe:

“Tamra irradia luz y es muy querida.
Ella es un ángel.
Es una mujer realmente dulce y maravillosa… Siempre esperaba con ilusión cada vez que venía a jugar pickleball con nosotros”.

Esa red de amor le dio la fuerza para experimentar milagros silenciosos: su respiración volvió, su temperatura se estabilizó, y su sonrisa que muchos extrañaban regresó.

El élder Ronald A. Rasband enseñó una vez:

“Los milagros, las señales y las maravillas abundan entre los seguidores de Cristo hoy en día”.

Y eso es exactamente lo que Tamra y su familia están viviendo.

Una vida anclada en Cristo

Tamra Kendrick siempre ha tenido una fe firme en Cristo demostrando que es posible tener fe incluso en las pruebas. Imagen: GoFundMe

Esta no es la primera vez que la familia Kendrick enfrenta algo así. Hace solo 18 meses, la hija de Tamra sobrevivió también a un accidente frontal. Y, aun así, la fe no ha faltado.

Tamra siempre ha testificado del amor de Dios. En un mensaje de agradecimiento que compartió en 2020, ella escribió:

“Estoy muy agradecida por mi testimonio. Estoy muy agradecida por la infinita Expiación de Jesucristo y espero con ilusión Su Segunda Venida”.

Hoy, mientras lucha por recuperarse, las palabras  de Tamra nos alientan a ser firmes incluso en la adversidad

Aunque seguirá hospitalizada en Florida, su familia ha abierto una recaudación para cubrir sus gastos médicos y de traslado. Pero más allá del apoyo económico, piden algo más: oraciones, ayunos y fe. Porque solo con esas tres cosas se producen milagros.

Fuente: LDSDaily

Video relacionado

También te puede interesar