Once años atrás, el élder Britten Schenk estaba a punto de terminar su misión cuando repentinamente un bus lo atropelló en São Paulo, Brasil, dejándolo en un estado de coma.
Las médicos le dijeron a su familia que él no sobreviviría.
La mamá de Britten, Karla Schenk, compartió:
“Nos dijeron que no había suministros de sangre ni de oxígeno para su cerebro, y que debíamos ir al hospital para despedirnos de él”.
Sin embargo, el élder Schenk no solo sobrevivió, sino que regresó a la vida para inspirar a otros.
Durante su tiempo de recuperación, Britten recibió estas cartas, y cuando las leyó se quedó sorprendido:
“Britten,
Me has inspirado a expandir mis creencias y a apreciar el don de la vida tal como el Padre ha hecho con nosotros. Quiero agradecerte por enseñarme a confiar y a perdonar. Me has enseñado a ver la luz al final del túnel y a tener fe en otros”.
“Britten,
He aprendido mucho sobre tu historia, incluido el saber perdonar. Cuando regrese a casa planeo bautizarme en la Iglesia de Jesucristo. Tu historia ha reconfirmado mi fe”.
Cuando sus padres llegaron a Brasil el 20 de marzo de 2012, los médicos les dijeron que Britten no sobreviviría, que no se podía hacer nada por él.
Sin embargo, mediante intervención divina, los médicos y aquellos que estaban involucrados, reconocieron que hubo un milagro.
Para los padres de Britten fue como si el Señor le hubiera dicho a su hijo: “Élder Schenk, toma tu manta y camina… Aún tienes trabajo por hacer”.
Sus padres estaban muy agradecidos de que fuese capaz de continuar en la obra que él tanto amaba y así tener la oportunidad de elevar a aquellos que lo rodeaban.
Él compartía lo duro que fue su historia, su determinación, actitud positiva, esperanza, fe y los milagros que vivió.
En 2014, el élder Claudio R. M. Costa, presidente del área Brasil, le expresó a la familia Schenk:
“Brasil necesita ver los milagros de Britten, ¡eso los ayudará muchísimo!”
Pensando en esto, Kerry Hardin compartió más sobre esta increíble historia:
Para el 16 de marzo de 2012, el élder Britten Schenk tenía 21 meses en su misión para La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días.
Justo 3 meses antes de regresar a casa, cuando su compañero y él se preparaban para cruzar una calle en São Paulo, la novena ciudad más grande del mundo.
Britten avanzó cuando de pronto un bus lo golpeó a una velocidad de 48 kilómetros por hora en el lado izquierdo por lo que sufrió una severa lesión en la cabeza.
El misionero fue llevado rápidamente al hospital.
Sus padres, apenas supieron de la noticia, consiguieron una visa de viaje y se subieron al primer vuelo a la ciudad de São Paulo.
Las noticias que recibieron sobre su hijo no fueron nada buenas. Uno de los doctores dijo que no había nada por hacer, que su hijo no sobreviviría.
Uno de los cirujanos lo indujo al coma y le retiró el lado izquierdo de su cráneo para liberar la presión de la inflamación.
Después, el neurocirujano le dijo a sus padres que sobreviviría, pero con una capacidad mental limitada, tal vez solo del 10% si tenían suerte. Los médicos combatieron las infecciones graves y la neumonía.
Después de un mes en el hospital, Britten fue llevado al hospital de la Universidad de Utah en Salt Lake City, donde estuvo 7 semanas más antes de regresar a casa.
Para la sorpresa de todos, Britten continuaba mejorando.
Con el paso de los días, la lista de los milagros de la familia seguía creciendo.
Varias cirugías habían sido programadas para los múltiples huesos que se habían quebrado o desplazado en el rostro de Britten. Asombrosamente, los huesos se curaron por su propia cuenta y regresaron a su lugar original.
Tenía otra cirugía planificada reparar en un 40% la audición que perdió por el accidente. Sin embargo, dos meses después, su examen auditivo dio resultados normales.
Un neuroftalmólogo que examinó una de las resonancias poco después del accidente le comentó:
“Cuando miro tu resonancia, no puedo ni entender como es que sigues caminando y hablando”.
Britten tuvo que volver a aprender muchas cosas y, al día de hoy, parece casi imposible decir que su cráneo básicamente fue reconstruido, incluida la gran pieza de titanio que reemplaza la parte de su cráneo que fue retirado.
Ciego en un ojo y 75% ciego en el otro debido a los daños en el nervio, Britten obtuvo su título técnico y en julio del mismo año se graduó en Terapia de Masajes, consiguiendo un trabajo de prácticas quiroprácticas en la ciudad de Logan…
Era muy probable que aquel misionero muriese, pero se salvó y es un milagro para él y su familia, uno que atesoran muchísimo.
El título del blog que su familia colocó poco después del accidente fue: “El futuro es tan brillante como tu fe”.
Sin duda, es una historia de fe, de milagros y de paciencia en el Señor. Si tienes una historia de tu misión que nos pueda inspirar, compártela con nosotros en los comentarios.
Fuente: LDS Living
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