Llueva o haga sol, el trabajo misional es una labor sagrada porque permite compartir el evangelio de Jesucristo con todas las personas. No solo se hace a través de las palabras, sino también mediante el ejemplo. Además, los misioneros tienen la oportunidad de ayudar a otros a acercarse a Dios y recibir Sus bendiciones. En consecuencia, esta obra deja un impacto eterno en quienes la aceptan.
La obra misional es fundamental en esta última dispensación. Dios ha confiado a Sus hijos la responsabilidad de llevar Su mensaje de amor y redención a todas las naciones. Ser parte de este esfuerzo es una oportunidad única de ayudar en la recogida de Israel. Este proceso espiritual tiene un gran significado en la historia del evangelio.
Muchas almas pueden conocer a Jesucristo y ser bendecidas con Sus enseñanzas gracias al trabajo misional. Al aceptar el evangelio y recibir el bautismo, obtienen el don del Espíritu Santo, quien las guía y fortalece en los desafíos de la vida.
Un llamado a servir sin importar las circunstancias

Imagen: La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días
La escritura enseña:
“Por tanto, id, y haced discípulos a todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo” (Mateo 28:19).
Este versículo, sin duda, inspira a muchos a servir en una misión de tiempo completo. En primer lugar, refuerza la fe y el deseo de dedicar la vida al servicio del Señor. En segundo lugar, recuerda que el sacerdocio es una bendición y una responsabilidad. Finalmente, señala que cada persona que acepta el evangelio y se bautiza da un paso importante en su camino de regreso a la presencia de Dios.
Un claro ejemplo de esta dedicación se observa en la imagen de dos misioneros de pie en medio de una calle inundada. A pesar de las condiciones adversas, siguen adelante con su labor. De hecho, su sonrisa y determinación demuestran que el servicio al Señor no se detiene ante los obstáculos. Por esta razón, esta imagen nos recuerda que el trabajo misional requiere valentía, sacrificio y compromiso.

Imagen: La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días
El amor de Dios es inmenso y se manifiesta en cada oportunidad que tienen Sus hijos de aprender y vivir el evangelio. Por ello, es posible comprender el propósito de la vida a través de la fe y el bautismo en Su Iglesia. Además, con la guía del Espíritu Santo, cada persona puede recibir inspiración y dirección en sus decisiones.
Asimismo, la promesa de que las familias pueden ser eternas y vivir en la presencia de Dios y Jesucristo es una de las mayores bendiciones del evangelio. En consecuencia, esta certeza da paz y esperanza a quienes buscan seguir el plan de Dios.

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El Libro de Mormón fortalece la fe y ayuda a enfrentar los desafíos de la vida. De hecho, sus enseñanzas invitan a vivir con propósito y convicción. Además, al estudiarlo con sinceridad, es posible recibir luz y conocimiento para seguir adelante.
Por lo tanto, se invita a todos a leerlo y aplicar sus principios. En definitiva, sus palabras acercan a Dios y brindan la fortaleza necesaria para perseverar hasta el fin.