Si no eres mormón, sin duda conoces a alguna persona que lo es. Los mormones normalmente son personas felices, sonrientes y que reparten amabilidad por doquier. La felicidad para los miembros de La Iglesia De Jesucristo De Los Santos De Los Últimos Días no es una meta, es un plan.
5 razones por las que los mormones son amables y felices
Saben quiénes son
El saber que son hijos de Dios, es sin duda una de las razones por la que los mormones son tan felices, viviendo en un mundo que cada vez exige más para ser aceptados, rodeados de redes sociales que hacen a muchos pensar que su valor depende de la fama que tenga tu familia, de la posición social o de la popularidad que tenga.
Elder Marvin J. Ashton dijo: “Sin embargo, el Señor tiene una norma diferente para evaluar a las personas… Cuando el Señor mide a una persona, no le coloca una cinta métrica alrededor de la cabeza para determinar su capacidad mental, ni alrededor del pecho para saber si es fuerte, sino que le mide el corazón, lo que le indica la capacidad y el potencial que tiene esa persona para bendecir a sus semejantes”.
Quieren hacer el bien a todos
Los Artículos de Fe son 13 puntos básicos de la creencia de La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días. En el último de ellos explica un poco porque son amables los mormones, o porque intentamos serlo con toda intención:
“Creemos en ser honrados, verídicos, castos, benevolentes, virtuosos y en hacer el bien a todos los hombres; en verdad, podemos decir que seguimos la admonición de Pablo: Todo lo creemos, todo lo esperamos; hemos sufrido muchas cosas, y esperamos poder sufrir todas las cosas. Si hay algo virtuoso, o bello, o de buena reputación, o digno de alabanza, a esto aspiramos”.
Una palabra cordial, una sonrisa, un saludo cordial, y muchas más muestras de amabilidad es la forma en la que los mormones esperan dar un poco de alegría a los demás y hacer honor al artículo de Fe No, 13, tratan de emular a Jesucristo, sabiendo que es difícil, es una meta que los hace querer ser cada día mas amorosos con todos los que los rodean.
Hace casi un siglo y medio, el presidente Brigham Young les habló a los santos acerca de esta época: Él dijo: “Los santos tienen una gran obra que realizar. Avancen y mejoren, y embellezcan todo lo que los rodea; cultiven la tierra y su mente; construyan ciudades, adornen sus moradas, planten jardines, huertos y viñedos, y hagan que la tierra sea tan agradable que cuando miren sus obras lo hagan con placer, y que los ángeles se deleiten en venir a visitar sus hermosos lugares. Mientras tanto, procuren continuamente engrandecer su mente con la virtuosa influencia del Espíritu de Cristo”.
Saben que las dificultades de la vida tienen un propósito
Sin importar lo que las personas hagan, el sufrimiento será parte de sus vidas, enfermedades, muerte y dolores de todo tipo. Los mormones saben que esas dificultades son parte de la vida, y la misma no tendría sentido sin ellas, ya que son el medio para progresar, fortalecerse y sobre todo acercarse a su Padre Celestial.
Desde niños los mormones aprenden que esta es una vida de probación, pero ¿porque tenemos que enfrentar desafíos, pruebas y sufrimientos?; la respuesta es simple, ese es el objeto de la creación, y lejos de quitarnos la felicidad es lo que la hace posible, ¿Cómo podríamos ser felices si no sufriéramos nunca?
“Porque es preciso que haya una oposición en todas las cosas. Pues de otro modo, mi primer hijo nacido en el desierto, no se podría llevar a efecto la rectitud ni la iniquidad, ni tampoco la santidad ni la miseria, ni el bien ni el mal. De modo que todas las cosas necesariamente serían un solo conjunto; por tanto, si fuese un solo cuerpo, habría de permanecer como muerto, no teniendo ni vida ni muerte, ni corrupción ni incorrupción, ni felicidad ni miseria, ni sensibilidad ni insensibilidad.”
Por lo tanto, tendría que haber sido creado en vano; de modo que no habría habido ningún objeto en su creación. Esto, pues, habría destruido la sabiduría de Dios y sus eternos designios, y también el poder, y la misericordia, y la justicia de Dios”. (2 Nefi 2:11-12)
Los mormones se sienten amados
“De una manera que para nosotros es incomprensible e inexplicable, Él llevó la carga de los pecados del mundo entero, no sólo de Adán sino de su posteridad; y al hacerlo, abrió el reino de los cielos, no solamente para todos los creyentes y los que obedecieran la ley de Dios, sino para más de la mitad de la familia humana que muera sin llegar a la edad de responsabilidad, así como también para aquellos que… mueran sin conocer la ley”. (Presidente. John Taylor ).
La felicidad es inevitable al comprender que un amoroso Salvador estuvo dispuesto a morir por todos ellos, ¿pero entienden todos lo que esto significa?, Jesucristo no solo murió por todos, el pago por todos los pecados de la humanidad, sufriendo también todo dolor, espiritual, físico y emocional, el entrego su vida entera para poder cumplir toda justicia y dale a la humanidad la oportunidad de compartir con Él una vida eterna de felicidad.
Las palabras de uno de los bellos Himnos SUD, explica por qué los mormones son felices al sentir el amor de su Salvador Jesucristo.
Su esperanza no está en este mundo.
“Y esta es la vida eterna: que te conozcan a ti, el único Dios verdadero, y a Jesucristo, a quien has enviado”. (Juan 17:3).
Las vidas perfectas no existen en esta tierra, las injusticia llegarán a nuestra vida tarde o temprano, haciéndonos sentir impotentes al ver sufrir a personas justas, al ver sufrir a personas que amamos, el fracaso, la muerte y la oscuridad serán parte de nuestro trayecto terrenal, pero al comparar nuestro trayecto por la vida terrenal con la eternidad comprendemos que todo es por un breve momento. Esa es la base de su felicidad.
La felicidad de los mormones va más allá de la paz que reciben en esta vida y de la habilidad que adquieren para tener fe en momentos difíciles, la felicidad de ellos está en saber que esta vida es solo la antesala a una eternidad donde cosecharemos los frutos de todo esfuerzo en esta tierra, es solo el lugar donde se pueden prepararse para vivir de nuevo con su Padre Celestial, en un lugar donde ya no habrán más injusticias ni dolor y donde la felicidad ya no tendrá fin.
“Nuestro derecho inalienable, y el propósito de nuestro gran trayecto en esta tierra, es buscar y sentir felicidad eterna”. (Dieter F. Uchtdorf)