En octubre de 2020, durante un devocional de BYU, el obispo Gerald Caussé compartió un hermoso discurso titulado, “Harmony of Body and Spirit: A Key to Happiness”.
El obispo Caussé hizo hincapié en que la búsqueda de un alma hermosa siempre será más importante que la búsqueda de un cuerpo hermoso.
Creo que es un recordatorio que algunos de nosotros necesitamos después de casi un año de estar más cerca de nuestras cocinas y más lejos de los gimnasios.
Esa transición al hogar parece haber traído problemas nuevos o más profundos relacionados con la imagen corporal para muchas personas.
Se alteraron las rutinas fitness, se tuvo que lidiar con nuevas tensiones y algunas personas tuvieron más tiempo para consumir medios populares, en los que generalmente solo se retratan los cuerpos ideales.
La belleza según el mundo
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El año pasado, en un artículo de New York Times, títulado “¿Qué es la belleza ahora?”, Elizabeth Daniels, una profesora que investiga la imagen corporal en la Universidad de Colorado, escribió:
“Veo mucha ansiedad sobre el aumento de peso en cuarentena. La gente que habla del covid y demás. Creo que la pandemia en realidad está reforzando la expectativa de cuerpos más delgados”.
Al menos en mi círculo social, la observación de Daniels es precisa.
En ocasiones, la interrupción de nuestras rutinas normales ha hecho que mis amigos y yo nos estresemos más de lo habitual por las expectativas con respecto a nuestros cuerpos.
El remedio espiritual perfecto para la verdadera belleza
Sin embargo, el obispo Caussé ofreció el remedio perfecto para que volviéramos al estado mental adecuado. Sus palabras me hicieron querer buscar un tipo de belleza superior, dijo:
“Al igual que yo, habrás notado que la bondad irradia un cierto tipo de belleza.
¿No es sorprendente que nuestros buenos sentimientos se reflejen en nuestra apariencia física?
Aquellos con corazones puros y caritativos tienen un rostro encantador que es cautivador, atractivo y llama la atención de la gente.
No estoy hablando de la belleza tal como la define el mundo, que valora solo la perfección de la forma exterior y desprecia el espíritu interior. Más bien, estoy hablando de la belleza que irradian las personas debido a su bienestar interior”.
Una belleza superior a cualquier otra
Luego, el obispo Caussé citó estas poderosas palabras de Victor Hugo:
“Ninguna gracia externa es completa a menos que sea vivificada por la belleza interior. La belleza del alma se extiende como una luz misteriosa sobre la belleza del cuerpo”.
¿Eso no es hermoso? Creo que el obispo Caussé intenta que nos enfoquemos en la belleza cristiana.
Siempre me ha intrigado la descripción del Salvador que se encuentra en Isaías 53:2:
“No hay parecer en él ni hermosura; y cuando le veamos, no habrá en él atractivo para que le deseemos”.
Sin embargo, ¡la gente deseaba al Salvador! El leproso, la mujer que padecía de flujo de sangre, el ciego y muchos más se sintieron atraídos a Su rostro interior.
Del mismo modo, creo que podemos encontrar una conexión más significativa con los demás a medida que cultivamos la luz de Cristo dentro de nosotros.
Si fortaleces tu luz interior, ella se reflejará en tu apariencia exterior
El mundo nos hará creer que a través de la belleza física tendremos la conexión que deseamos con los demás. Sin embargo, esa promesa es vacía.
Arthur C. Brooks, profesor de Harvard, escribió para The Atlantic:
“Si le preguntas a las personas por qué se ejercitan y hacen dieta, pocos dirán: ‘Porque quiero ser feliz’.
Es común escuchar que las personas quieren mejorar su apariencia, lo que presumiblemente significa que piensan que mejorará su bienestar frente a la mayor atención y admiración de los demás.
Sin embargo, esto resulta ser un error. Si bien es cierto que volverse más atractivo está ligado a un mayor bienestar, el efecto es tan trivial que no es posible que pase por un análisis de costo-beneficio personal”.
Afortunadamente, hay mejores formas de aumentar el bienestar. El obispo Caussé señaló el camino:
“Por favor, no permitas que las imperfecciones físicas que percibes te definan.
Fortalecer tu luz interior debe ser tu enfoque.
Al hacerlo, desarrollarás una belleza interior que irradiará en tu apariencia exterior, mejorará tu bienestar físico, vigorizará tus sentidos naturales y te convertirá en una persona más feliz”.
El Salvador es el camino a la felicidad y al amor propio
¿No te sientes agradecido de que el evangelio pueda reenfocar tu visión?
Con frecuencia, por mucho que me gustaría ser inmune a las normas tóxicas del mundo, veo la necesidad de un remedio espiritual.
Debido al discurso del obispo Caussé, no creo en las promesas falsas de los medios de comunicación.
Recuerdo que la ropa nueva o los productos de maquillaje, aunque puedan ser geniales, nunca me satisfarán de la forma en que lo hace el seguir a Cristo.
El Salvador es el camino a la felicidad y al amor propio.
Si necesitas un recordatorio del poder de un alma hermosa, mira aquí el discurso completo.
Esta es una traducción del artículo que fue escrito originalmente por Emily Abel y fue publicado en ldsliving.com con el título “This may be one of the best talks you’ve never heard: Bishop Caussé on the pursuit of a beautiful soul instead of a beautiful body”.