Para James Corrigan, un estudiante de segundo año de Brigham Young University, las últimas dos semanas han sido como “un sueño”.
Este Santo de los Últimos Días proveniente de Los Ángeles, California, sabía que no era uno de los favoritos para las carreras de 3,000 metros con obstáculos en las Pruebas Olímpicas de EE. UU. que se llevaron a cabo el 23 de junio. Sin embargo, sorprendió a todos al terminar en tercer lugar.
A pesar de quedar tercero, el tiempo de Corrigan en las pruebas (8:26.78) no alcanzó el estándar de clasificación olímpica de 8:15.00, y no se ubicó entre los 36 mejores del mundo.
Esto provocó que Corrigan se esforzara al máximo en los Penn Relays Summer Showcase en Filadelfia, Pensilvania, el sábado 29 de junio, donde tendría una última oportunidad de calificar para los Juegos Olímpicos de París antes de la fecha límite del 30 de junio.
En una noche calurosa y húmeda en Filadelfia, el misionero retornado no solo calificó con un tiempo de 8:13.87, sino que también estableció un nuevo récord en BYU y registró el 13º tiempo más rápido del mundo este año.
“Cuando crucé la línea, estaba tan, tan emocionado. Fue un gran alivio ver cómo todo encajaba”.
Ed Eyestone, director de pista y campo de BYU, calificó el récord de Corrigan como algo “increíble”. Él expresó:
“Terminar entre los tres primeros en las Pruebas Olímpicas y luego pedirle que esencialmente corra por debajo de 8:15.00 a pesar de que habían condiciones climáticas no ideales y que aun así tenga el rendimiento que tuvo fue asombroso.
Tenía la confianza y la fe para lograr su objetivo. Faltando dos vueltas, me di cuenta de que estaba cansado, pero también podía sentir que clasificaría. Fue un trabajo impresionante”.
Aunque Corrigan está emocionado por ir a los Juegos Olímpicos, hay algo que más que también lo llena de orgullo, su próximo matrimonio con su novia, Ashley Nolan, en el Templo de Saratoga Springs, Utah, el viernes 5 de julio.
“Independientemente de cómo iba a correr, sabía que tenía mi matrimonio por delante. Que todo sucediera de forma tan increíble y poder compartir algunas de estas experiencias con ella, es algo realmente genial.
Me recordó que independientemente de cómo lo hiciera (y ella me lo dejó claro), estaría emocionada por mí y lo celebraríamos juntos.
La amo porque no le importa cómo me vaya, está ansiosa por verme alcanzar mis metas y me apoya por completo. Así que tener ambas cosas a la vez es algo increíble”.
Fuente: LDS Living
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