Últimamente, me he sentido muy solo, aun teniendo a mi familia y mis amigos cerca. Siento incluso que Dios se ha olvidado de mí y ahora estoy pasando por un momento muy difícil.
Si en las Escrituras se enseña de que Dios no nos desampara, ¿por qué estoy sintiendo que Él se ha olvidado de mí?
Respuesta
Entiendo que te puedas sentir así, y realmente lo lamento. Pero debes saber que esta es una situación que puede cambiar.
Normalmente, nos sentimos lejos de Dios por algunos motivos. Te daré dos razones por lo cual esto usualmente sucede, pero no quiero juzgarte ni determinar cuál es tu caso.
Espero que puedas leer toda la respuesta que he preparado y que después puedas escoger cuál es la que deseas aplicar en tu vida y cuál no.
1. Cuando nosotros nos alejamos de Dios
Dios es nuestro Padre Celestial. Él nos ama mucho y siempre nos está cuidando. Por ser nuestro Padre, Él nunca nos abandona ni se olvida de nosotros, pues Su amor por nosotros es perfecto.
Entonces, si Él nunca nos desampara, ¿por qué a veces sentimos que Él está lejos de nosotros? Bueno, la respuesta en realidad es que nosotros nos alejamos de Él.
Todo lo que nos pide es tener un único objetivo en común: aproximarnos a Él.
Cuando nos enseñan a orar, aprendemos que es de esa manera que Él nos escuchará y nos responderá. Si dejamos de orar, dejaremos de oír Su voz.
Cuando estudiamos las Escrituras, aprendemos por medio de los profetas cómo Él cuida de Sus hijos. Si no las estudiamos, perdemos la oportunidad de descubrir cosas nuevas y de conocerlo más; nos olvidamos de lo que ya sabemos.
Si vamos a la Iglesia, escuchamos los himnos, nos reunimos con nuestros de hermanos de fe y aprendemos con las experiencias y testimonio de otros. Eso fortalece nuestro vínculo con Dios y nos permite fortalecer nuestra fe.
Si dejamos de asistir, perderemos la oportunidad de acercarnos a Él.
Al dejar de vivir este y otros mandamientos, o vivirlos sin compromiso, nos alejamos de Dios y comenzamos a sentirnos solos sin Su presencia y protección.
Si nos comprometemos a vivir plenamente el evangelio de Jesucristo, dejaremos poco a poco de hacer pequeñas cosas que tienen grandes consecuencias a largo plazo. Para sentir la influencia del Señor, necesitamos de la influencia del Espíritu Santo.
El élder D. Todd Christofferson enseñó:
“Permanecer firmes e inmutables en la fe de Cristo requiere que el evangelio de Jesucristo penetre el corazón y el alma, lo que significa que el Evangelio se convierta no solo en una de las muchas influencias en la vida de una persona, sino en la orientación determinante de su vida y su carácter”.
Si ese es tu caso, regresa y sé constante al guardar los mandamientos del Señor. Dios no te ha olvidado, Él jamás se olvidará de ti.
Mientras tu vida esté dirigida en Su dirección, el sentimiento de lejanía se irá reemplazando por uno de acogimiento y amor.
2. Estamos guardando los mandamientos y haciendo nuestra parte, pero aun así parece que Dios se ha olvidado de nosotros
Tal vez podemos estar anhelando de que el Señor remueva de nuestra vida el desafío por el que estemos pasando, y que por no removerlo, pensemos que Él se ha olvidado de nosotros.
Quiero que sepas que no importa el tamaño del desafío por el que estés pasando, Dios nunca se olvidará de ti. Él te conoce muy bien y conoce la capacidad que tienes, por eso, Él sabe que conseguirás pasar esa prueba.
Es por medio de las pruebas que nuestra fe es probada, de esta manera esa experiencia nos ayuda a ser moldeados por el Señor.
El Señor confía en ti y por ello permite que pases por lo que estás pasando. Él sabe que puedes tomar buenas decisiones y escoger perseverar, aun en medio de una situación difícil.
El presidente Thomas S. Monson enseñó:
“No se nos puso en esta tierra para que caminásemos solos. ¡Qué fuente extraordinaria de poder, de fortaleza y de consuelo está al alcance de cada uno de nosotros!
Aquel que nos conoce mejor que lo que nos conocemos a nosotros mismos, Aquel que ve el panorama entero y que conoce el fin desde el principio nos ha asegurado que Él estará allí para brindarnos ayuda si tan sólo la pedimos”.
Cuenta tus bendiciones, sirve a los demás, demuestra gratitud, y deja de enfocarte solo en las pruebas. Así te sentirás más cerca del Señor y harás una gran diferencia en tu vida.
Fuente: Mais Fe