Han pasado 46 años desde que el presidente M. Russell Ballard discursó por primera vez en la Conferencia General. Compartió su primer discurso el 3 de abril de 1976, cuando fue llamado como autoridad general.
Su primer discurso en la Conferencia General
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El sábado por la noche, durante la sesión del sacerdocio de la Conferencia General de abril de 1976, el presidente Marion G. Romney, consejero de la Primera Presidencia, no podía discursar. De modo que se pidió a los cuatro nuevos Setenta que dieran su testimonio, entre ellos el presidente Ballard.
“Sin notas, sin preparación, solo un llamado. Me dijeron que tenía cuatro minutos. No tengo idea de lo que dije. Creo que estuvo bien, nadie me dijo nada, así que supongo que lo hice bien”, recordó el presidente Ballard.
En los 46 años transcurridos desde entonces, el presidente Ballard siempre ha tratado de hablar en las conferencias generales sobre cosas prácticas que podrían ayudar a los miembros de la Iglesia en este momento:
“No me resulta difícil dar un discurso, lo que me parece muy difícil es decir algo que valga la pena, algo que sea relevante y útil para las personas en sus vidas”.
Eso incluye la oración familiar, ser amable, fortalecer las relaciones familiares y otras formas de permanecer en el camino correcto y aumentar nuestro testimonio sobre el Salvador.
El presidente Ballard dice que después de dar su discurso y sentarse por el resto de la sesión de la conferencia, piensa en el futuro.
“De hecho, pienso en cosas como: ‘Si todavía estoy vivo en seis meses, tendré [la oportunidad de] hacer esto otra vez’. Así que escucho atentamente y trato de determinar si se está diciendo algo sobre lo que podría hablar en seis meses.
Trato de pensar en cuáles son las necesidades actuales y las realidades a las que se enfrentan las personas y trato de decir algo que les sea útil. Todo enfocado en el ancla que todos necesitan en su vida, independientemente de lo que esté sucediendo, y esa ancla es permanecer cerca del Señor Jesucristo”, explicó.
Llamado a servir como apóstol
El presidente Ballard fue llamado a servir como apóstol el domingo por la mañana antes de las sesiones de la Conferencia General del 6 de octubre de 1985.
El presidente Gordon B. Hinckley, en ese entonces miembro de la Primera Presidencia, lo llamó por teléfono y le pidió que fuera a verlo a las 9 a.m. a su oficina, donde le extendió el llamamiento.
“Él lloró, yo lloré, me abrazó y fue uno de esos momentos muy tiernos. Luego, invitó a mi esposa Bárbara a pasar y le explicó lo que sucedería, y por supuesto ella lloró y yo lloré, lloramos mucho”.
Esa noche el presidente Ballard volvió a casa como un apóstol sostenido.
“Cuento todos los días que tengo la oportunidad de levantarme por la mañana y contemplar que tengo la bendición de tratar de servir al Señor de alguna manera, intentar hacer un poco de bien, de una forma u otra.
Trato de nunca perder de vista lo valioso que es cada uno de los hijos de nuestro Padre Celestial”, dijo.
Preparación para la Conferencia General
En el año 2000, la Conferencia General se trasladó del Tabernáculo al Centro de Conferencias mucho más grande al otro lado de la calle. La capacidad aumentó de unos pocos miles de personas a 21,000.
No obstante, el presidente Ballard dijo que sus ideas sobre discursar en el nuevo espacio no cambiaron en comparación con el antiguo espacio.
“Estar de pie frente al púlpito en una Conferencia General en cualquier edificio es una responsabilidad asombrosa, y lo hago con gran ansiedad y emoción. No es que esté ansioso por si puedo o no decir lo que preparé, sino que siento ansiedad por si lo que preparé para decir ayudará a alguien y tendrá algún valor”, dijo.
Si bien el primer discurso del presidente Ballard en 1976 pudo haber tomado meses para llegar a todos los miembros de la Iglesia en todo el mundo en su propio idioma, su próximo discurso, de abril de 2022, será traducido a 92 idiomas y millones de personas lo escucharán en vivo.
Pase lo que pase, dijo el presidente Ballard, una de las funciones clave de un miembro del Cuórum de los Doce Apóstoles es tratar de alentar, animar y ayudar a quienes intentan superar esta experiencia terrenal.
Por eso, el presidente Ballard espera que los miembros de la Iglesia puedan estar preparados para escuchar los mensajes de la Conferencia General. Les aconsejó que traten de tener un poco de tranquilidad durante el fin de semana de la conferencia para poder escuchar lo que se presentará.
“No creo que los miembros de la Iglesia tengan idea de cuánta oración y esfuerzo se dedica a la preparación de un discurso de Conferencia General por parte de una autoridad general.
No es que estemos interesados en ser elocuentes, pero estamos desesperadamente interesados en poder decir a los miembros de la Iglesia lo que el Señor quisiera que escucharan en este día y tiempo”, expresó.
Conferencia General de abril 2022
A lo largo de sus 46 años como autoridad general, el presidente Ballard dijo que sabe que la Iglesia siempre estará segura mientras los 15 apóstoles puedan reunirse, revisar y discutir aquellas cosas que bendecirán la vida de los miembros de la Iglesia en todo el mundo.
Ahora que tiene 93 años, el presidente Ballard dijo que no importa cuánto tiempo tenga en esta tierra, seguirá dando testimonio de la belleza y el poder de la restauración del evangelio de Jesucristo.
“Diría que esa es una de las cosas más importantes que las personas pueden tener en sus vidas: nunca estar tan ocupados o tan preocupados en otras cosas que no tengan tiempo para reflexionar sobre su relación con Jesucristo”.
Es por eso que el presidente Ballard se está preparando con espíritu de oración para esta Conferencia General de abril, con la esperanza de que sus palabras sean de bendición para alguien, en algún lugar.
El presidente Ballard ha sido llamado y ordenado para ser testigo de Jesucristo: “Es Su Iglesia y Su voz tiene que ser enviada al mundo”.
Fuente: Church News