Creer en un Dios de amor nos dará confianza en el presente y esperanza para el futuro, y una base para ayudar a resistir los vientos del temor.
Algunos días, leer las noticias se siente como leer las profecías de la Biblia sobre el fin del mundo.
Tiempos peligrosos
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“Tiempos peligrosos”, lo denominó el apóstol Pablo (véase 2 Timoteo 3:1), cuando la paz fuera quitada de la Tierra (véase Apocalipsis 6:4), cuando los cielos y la Tierra temblaran (véase Joel 3:16), y cuando los corazones desfallecieran de miedo (véase Lucas 21:26).
Incluso si no es el fin del mundo, los sentimientos de miedo y ansiedad nos acosan.
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Lo que es peor, con demasiada frecuencia, estos sentimientos salen a la superficie en forma de ira y hostilidad hacia los demás.
Todo este estrés afecta profundamente la salud y el bienestar de muchos de nosotros.
Algunos pueden tomar todo el caos y el miedo como que no existe Dios. Sin embargo, eso, por supuesto, solo conduce a más caos y miedo.
Escoger el amor de Dios en tiempos turbulentos
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¿Qué pasaría si, en cambio, los peligros del día nos dirigieran hacia Dios y no nos alejaran de Él?
Por ejemplo, imagina cómo se vería afectada nuestra visión de la vida si el amor de Dios por Sus hijos fuera siempre nuestra suposición subyacente, independientemente de lo que suceda en nuestras vidas (véase “El gozo y la supervivencia espiritual”, presidente Russell M. Nelson, Liahona, noviembre de 2016).
Tal vez, ese mismo amor nos inspire a acercarnos a los demás, sin importar lo que esté sucediendo en sus vidas.
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Tal vez, ese amor elevaría nuestros corazones en gratitud por las cosas buenas de nuestras vidas, incluidos los valores y creencias que conforman lo mejor de cada uno de nosotros.
Tal vez, entonces, podamos crear una comunidad amorosa donde la paz y la alegría prosperen y donde el miedo ya no cause angustia.
Se ha dicho “que la religión en un creyente devoto es [un alivio] del estrés… [La religión] [nos] dice que Dios [nos] ama y seguirá cuidándonos pase lo que pase” (véase, “Estrés: qué es, cómo puede afectar su salud, cómo combatirlo” de Walter McQuade y Ann Aikman, publicado en 1974).
Confianza y esperanza en el presente y futuro
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Creer en un Dios de amor nos dará confianza en el presente y esperanza en el futuro.
Al edificar sobre un fundamento de fe en el Todopoderoso, podemos resistir los vientos de miedo que soplan tan fuerte contra nosotros.
Podemos superar la conmoción mundana que, de otro modo, podría sacudirnos hasta la médula.
El apóstol Juan ofreció un gran consuelo cuando dijo:
“En el amor no hay temor, sino que el perfecto amor echa fuera el temor”. (Véase 1 Juan 4:18)
La ansiedad y el temor se pueden controlar, incluso reemplazar por paz y esperanza, mientras nos enfocamos en amar a Dios y amar a nuestro prójimo como a nosotros mismos.
Fuente: Church News
