Amar, compartir e invitar no es solo una frase linda. Es una forma de vivir el Evangelio y PFJ es el lugar perfecto para empezar.
Las conferencias Para la Fortaleza de la Juventud (PFJ) además de ser una semana divertida con amigos, es una experiencia que puede cambiar vidas. No solo porque se aprende más sobre Jesucristo, sino porque muchos jóvenes descubren que pueden ser misioneros desde ahora, sin necesidad de placa.
Una invitación sincera puede cambiar una vida

Laura Mirabal, de República Dominicana, fue bautizada después de que su amiga la invitó a PFJ. Al principio fue solo por pasar más tiempo con ella, pero lo que vivió allí le abrió el corazón.
Sentí una paz muy fuerte, algo que no puedo explicar con palabras. Me sentí amada y con un deseo sincero de acercarme más a Dios… Fue ahí donde comencé a leer el Libro de Mormón y a pensar seriamente en bautizarme.
Por otro lado, Mauro, un joven invitado por un amigo a PFJ hace algunos años, también sintió algo especial. Comenzó a recibir a los misioneros junto con su familia, se bautizaron y luego él mismo sirvió una misión. Y todo comenzó con una simple invitación.
¿Por qué PFJ tiene tanto impacto?
La hermana Andrea Muñoz Spannaus, de la presidencia general de las Mujeres Jóvenes, lo explicó así:
PFJ tiene ese poder de cambiar vidas por el Espíritu que se siente ahí, porque se aprende sobre Cristo y se siente al Espíritu Santo.
En el PFJ se participa en devocionales, actividades edificantes, talleres y paneles con misioneros. Todo está diseñado para fortalecer la fe y también para ayudarnos a compartirla de forma natural.

Compartir el Evangelio no tiene que ser complicado
Alexander Ynfante conoció la Iglesia gracias a PFJ. Lo invitó un amigo, y desde el primer día notó algo diferente.
Me ayudó a conocer más sobre Jesús, a crecer personalmente y espiritualmente. Conocí personas increíbles y viví momentos inolvidables
Y de igual forma, todo comenzó porque alguien se atrevió a invitarlo. En lugar de sentir presión, él sintió amor, lo cual terminó por marcar la diferencia en traer a alguien más al evangelio.

¿Y si lo intentamos nosotros?
Durante los talleres de PFJ, muchos misioneros invitan a los jóvenes a poner en práctica lo que sienten. En un devocional en Idaho, por ejemplo, los líderes les pidieron a los jóvenes que usaran su celular para escribir un mensaje de invitación a algún amigo. En otro taller, se les animó a anotar cinco nombres de personas con las que podrían compartir el Evangelio.
Miles de nombres fueron escritos. Y eso nos recuerda que los jóvenes de la Iglesia tienen un poder enorme para influir en su entorno. Como dijo uno de los líderes de misión:
Los jóvenes de Sion están llenos de luz. Comparten el Evangelio de forma tan natural que es algo hermoso de ver.

No se trata de presionar, se trata de compartir lo que amamos
Como Laura explicó, no hace falta obligar a nadie. A veces, basta con hablar con entusiasmo de cómo nos sentimos al vivir el Evangelio. Una invitación sincera, hecha desde el corazón, puede ser el comienzo de algo eterno.
¿Conoces a alguien que podría disfrutar PFJ tanto como tú? Este puede ser el momento perfecto para invitarle. No necesitas preparar un discurso, solo compartir con alegría lo que ya es parte de tu vida. Porque cuando amamos, compartimos. Y cuando compartimos, invitamos. Y cuando invitamos… podemos cambiar vidas.
Fuente: Church News
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