El Señor nos ha enseñado mediante Sus profetas que en los últimos días, a medida que la Segunda Venida de Jesucristo se aproxime, el corazón de las personas flaqueará y el mundo será más frío y tóxico.
Vemos y escuchamos noticias horribles, que con frecuencia nos hacen preguntarnos por qué Dios permite que tantas personas sufran.
Hay muchas razones para tanto sufrimiento, razones visibles e invisibles muestran, como por ejemplo el abuso.
Existen diferentes tipos de abuso: sexual, físico, emocional, verbal, financiero, etc.
Todos estos tipos de abuso pueden llegar a causar consecuencias irreparables.
Entre ellos, el abuso sexual y físico se pueden identificar fácilmente, pero los demás no tanto, ya que pueden ser confundidos con la “forma de ser de la persona”.
El abuso emocional
Según Nanon Talley, especialista en los Servicios para la Familia de la Iglesia, el abuso emocional es:
“El abuso emocional es el intento de una persona de eliminar el albedrío de otra y obtener control sobre él o ella a través de palabras o conductas que manipulan las emociones o decisiones.
El abuso emocional puede suceder en cualquier tipo de relación: entre cónyuges, entre padres e hijos, en amistades, en relaciones de noviazgo o entre compañeros de trabajo”.
Lamentablemente, este tipo de abuso también sucede entre los miembros de la Iglesia.
El presidente Russell M. Nelson declaró:
“[El abuso y otras] ofensas no tienen lugar en el Reino de Dios”.
Como seguidores de Cristo, ofender y abusar de aquellos que están en nuestra vida jamás debe ser una opción. En el reino de Dios solo hay espacio para la bondad, mansedumbre, caridad, paciencia, fe y otros atributos de Cristo.
Ejercer este dominio injusto sobre otras personas daña el Espíritu de Dios, y los profetas modernos han enseñado que “aquellos que maltratan a su cónyuge o a sus hijos… deberán un día responder antes Dios”.
¿Cómo puedo reconocer que recibo abuso emocional?
No siempre conseguimos reconocer el abuso emocional, pues pensamos que alguien nos puede gritar porque está “cansado” o “estresado”, inclusive nos podemos culpar de esas actitudes.
Sin embargo, el hecho de que todos tengamos días difíciles, problemas y desafíos, no puede justificar los malos tratos ni el abuso que uno pueda recibir.
No se trata sobre “su forma de ser”. No es justificable.
Estas son algunas señales de una relación emocionalmente abusiva según los Servicios Familiares de la Iglesia:
- Ponerle apodos o referirse a usted de manera despectiva.
- Avergonzarle en público.
- Criticar y menospreciar sus logros y lo que usted hace.
- Culparle a usted por las acciones de ellos y no responsabilizarse por las mismas.
- Hacerle sentir culpable a fin de que usted haga algo por ellos porque ellos hicieron algo por usted.
- Aislarle de otras personas y controlar la manera en que usted utiliza su tiempo.
- Amenazarle si usted no actúa de cierta manera o hace ciertas cosas.
- Privarle de su afecto hasta que usted haga ciertas cosas por ellos.
- Manipularle espiritualmente utilizando creencias religiosas a fin de controlarle.
¿Qué enseñó Jesucristo sobre el abuso emocional?
Mateo, uno de los discípulos de Jesucristo, era un publicano y cobraba impuestos en nombre del César antes de seguir a Jesús. Por ello, era rechazado por los judíos, pues lo consideraban como un traidor.
Después de ser llamado por Jesús, él organizó una reunión para el Maestro y Sus discípulos. Había publicanos, pecadores y también fariseos que lo criticaban duramente preguntando por qué el Señor comía con publicanos y pecadores.
La respuesta de Cristo fue contundente:
“Y al oír esto Jesús, les dijo: Los sanos no tienen necesidad de médico, sino los enfermos. Id, pues, y aprended qué significa: Misericordia quiero y no sacrificio; porque no he venido a llamar a justos, sino a pecadores al arrepentimiento”. – Mateo 9:12-13
Al igual que Mateo, muchos sufren con las críticas, el aislamiento social, las amenazas y la falta de afecto; por eso vino Cristo por nosotros, por aquellos que sufren y se equivocan.
El Salvador vino para traer esperanza y para demostrar misericordia. Él vino para traer paz a nuestros corazones.
Las palabras del Salvador resuenan en las del presidente Russell M. Nelson cuando afirmó:
“El abuso o maltrato representa la influencia del adversario; es un pecado muy grave. Como Presidente de la Iglesia, afirmo las enseñanzas del Señor Jesucristo sobre ese asunto.
Permítanme ser perfectamente claro: cualquier clase de abuso o maltrato hacia mujeres, niños o cualquier persona es una abominación para el Señor.
Él se aflige y yo me aflijo cada vez que se hace daño a alguien. Él se lamenta y todos nos lamentamos por cada persona que ha sido víctima de abuso o maltrato de cualquier clase.
Quienes perpetran esos actos aborrecibles no solo son responsables ante las leyes del hombre, sino que también afrontarán la ira de Dios Todopoderoso”.
¿Qué debo hacer si estoy siendo abusado(a)?
Debemos aprender a reconocer las señales de abuso y tener el coraje para buscar ayuda.
El élder Richard G. Scott enseñó:
“Ten el valor de actuar ahora mismo; busca el apoyo de alguien en quien puedas confiar. Tu obispo o presidente de estaca pueden darte valioso consejo y ayudarte con las autoridades civiles.
Hay muchas maneras de comenzar a sanar, pero recuerda que la cura completa se logra mediante el Salvador, el Señor Jesucristo, nuestro Maestro y Redentor.
Ten fe en que con empeño, Su Expiación perfecta, eterna e infinita sanará tu sufrimiento de las consecuencias del abuso o del maltrato”.
Jesucristo es la cura
¡La expiación de Jesucristo puede curarlo todo! No permitas que el miedo, la culpa o el desánimo entren en el camino que te llevará a la cura del abuso emocional, pues son la trampa de Satanás para que no tengas acceso al poder del Sacrificio de Cristo.
Así, el élder Scott continua:
“Ora para que seas guiado en tus esfuerzos para recibir ayuda. Ese apoyo llegará. Ten la seguridad de que el Juez Perfecto, Jesucristo, que tiene un conocimiento perfecto de lo ocurrido, hará responsables de cada acto indigno a todos los que cometan esa clase de abuso.
Con el tiempo, Él aplicará plenamente las demandas de la justicia, a menos que haya un arrepentimiento completo.
Tu preocupación de que se haga justicia solo atrasa tu recuperación y permite que la persona siga ejerciendo ese control abusivo; por tanto, debes dejar a cargo de las autoridades civiles y eclesiásticas el castigo por esos actos diabólicos”.
Nosotros, como equipo de Más Fe, esperamos que puedas tener el valor para actuar y la confianza para encontrar la cura por medio del Salvador, pues “todo lo que es difícil y desafiador en la vida puede ser corregido por medio de Su expiación”.
Te amamos y sabemos cuál es tu valor.
Fuente: Mais Fe