Todos nos hemos encontrado alguna vez en una situación incómoda, por ejemplo, el olvidar el nombre de una persona que sí nos recuerda a nosotros. En situaciones como estas, solemos sacar “algo que nos traigamos en la manga” y solucionamos esta situación sin mayor problema, pero… ¿qué podemos hacer cuando un amigo critica nuestras creencias?
Tal como al olvidar el nombre de alguien, sutilmente pediríamos que nos lo recuerde para evitar herir sus sentimientos, este mismo cuidado debería de estar presente en cualquiera de las situaciones “incómodas”, incluyendo el que un amigo critique a la iglesia.
Es válido recordar que todos somos seres humanos con la capacidad de errar, y que fácilmente podemos ser llevados por los malos sentimientos. Por eso es que estamos aquí en la Tierra, para dejar a un lado esa naturaleza y progresar.
“Porque no me avergüenzo del evangelio de Cristo; porque es poder de Dios para salvación a todo aquel que cree…” (Rom. 1:16)
Si pasar por este tipo de situaciones es inevitable, entonces, ¿qué podemos hacer?
Procurar seguir la guía del Espíritu
Desde el tono de voz que decidamos emplear, hasta los pensamientos que tengamos y el lugar en el que nos encontremos, determinarán en gran parte el que tengamos o no la influencia del Espíritu Santo para guiarnos.
Además de ayudarnos con las palabras adecuadas y a mantener un sentimiento de paz, también nos ayudará a discernir la situación en la que nos encontramos ya que, en ocasiones, podría ser mejor el únicamente reservarse y actuar posteriormente, en lugar de tratar de solucionar la situación en el momento.
“El Espíritu Santo será tu compañero constante, y tu cetro, un centro inmutable de justicia y verdad…” (D. y C. 121:46).
Escuchar con el propósito de entender
La mayoría de las personas que conoce la Iglesia suele dar opiniones positivas, sea por las buenas obras que hace en el mundo o por el comportamiento que han visto en la mayoría o incluso en un solo miembro de la Iglesia. Entonces, si está realizando una crítica, muy seguramente tiene un motivo válido en el que este comportamiento se está basando y que, si escuchamos atentamente, podemos llegar a saberlo.
Contestar con el propósito de ayudar
Cuando una persona se deja llevar por los malos sentimientos, entra en un estado en el que únicamente busca “tener la razón”. En estas situaciones, debemos saber que estamos hablando de la Iglesia de Jesucristo, y que es Su Iglesia establecida en la Tierra. Nuestras respuestas deben estar centradas en ayudar a la otra persona a entender esta verdad, no a demostrar que tenemos la razón.
Seguir el ejemplo de Jesucristo
Su ejemplo es la guía más adecuada que podemos tener para dirigir nuestro comportamiento. Hay una cantidad innumerable de casos que podrían presentarse, y cada uno de ellos requiere de nuestra atención y especial cuidado. Si tenemos en la mente y en el corazón la común pero acertada pregunta de “¿qué es lo que haría Cristo en mi lugar?”, podremos saber el modo adecuado de proceder en cada situación.
“…la caridad es el amor puro de Cristo, y permanece para siempre; y a quien la posea en el postrer día, le irá bien.” (Moroni 7:47)
Al final de todo, debemos recordar siempre el mantenernos con una actitud positiva, una gran sonrisa en el rostro y la disposición constante de servir a los demás. Todos tendrán la oportunidad de escuchar y aceptar el Evangelio, pero no siempre será en el momento en el que nos encontremos con ellos, sino que, en ocasiones, nos tocará ser esa primera semillita que se plante en su corazón, que a veces es desechada, pero muchas otras veces, llega a dar fruto para vida eterna.
Este artículo fue escrito por Rebeca Pacheco para Mormonsud.org
