Catie Borland, una Santo de los Últimos Días de Virginia, nunca imaginó que un deseo genuino de profundizar en el evangelio terminaría llevándola a cuestionar su fe. Todo comenzó con buenas intenciones: aprender, entender y acercarse más a Dios. Pero con el tiempo, entre la rutina, el exceso de información y la falta de conexión espiritual algo cambió.

“Me distraje tanto con todo lo que escuchaba, lo que leía y con la vida misma, que dejé de crear momentos de tranquilidad en mi vida”.

Poco a poco, dejó de leer las Escrituras, dejó de usar la ropa del templo y llegó a preguntarse si seguiría en la Iglesia.

“Fue algo que me consumía por completo. Era difícil, preocupante y aterrador”. 

A pesar de todo, nunca trato con rebeldía ni cambió su vida de manera distinta, su intención siempre fue buscar la verdad de Dios.

Durante esos años complejos, su esposo David estuvo a su lado. En el podcast All In, ambos compartieron cómo vivieron esta etapa y lo que él hizo para apoyarla sin presionarla.

Un compañero con fe firme

parejas hablando frente a frente
Imagen: Canva

Para David, ver a su esposa luchar con la fe fue un proceso doloroso. A pesar de eso, nunca cuestionó su propio testimonio. 

“No creía por Catie ni por mis padres, yo ya había recibido ese testimonio. No fue una gran experiencia, sino muchas pequeñas que, juntas, se volvieron innegables”. 

Él entendía que su rol no era convencerla. 

“Sabía que eso no iba a funcionar, aunque a veces lo deseaba. No había nada que pudiera decir que la hiciera cambiar de opinión. Ella tenía que recorrer ese camino por sí sola”.

mujer y hombre distanciados
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David decidió convertirse en un lugar seguro para ella. Escuchó con atención, sin juzgar, y compartió su testimonio no para persuadir, sino para seguir siendo él mismo. 

“Confié en que el Espíritu sería quien la ayudaría a sentir y saber”.

Hubo momentos en los que todo indicaba que Catie no continuaría en la Iglesia, lo cual dejó a David preocupado por el futuro.

 “Nunca dudé de nuestro matrimonio ni de nuestra relación. Pero sí pensé mucho en nuestra familia. Me preguntaba: ¿seguiremos apoyando a nuestros hijos si quieren servir una misión? Son preguntas naturales cuando parece que las cosas podrían cambiar de rumbo”.

Aunque la incertidumbre era real, David eligió aferrarse al Espíritu.

 “El Espíritu es quien convierte. Yo confiaba en que todo iba a salir bien —o al menos tenía fe en que así sería— y estoy agradecido de que así fue. Pero hubo muchos momentos de duda y preocupación. Era una situación muy inestable”.

Aferrarse a lo esencial

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David sabía que no podía controlar las decisiones de su esposa, pero sí su propia actitud. Por eso, se enfocó en lo que estaba en sus manos: su fe, su amor y su constancia.

Durante años, ayunó casi todas las semanas por Catie. 

“Cuando las cosas se ponen difíciles, uno vuelve a lo básico. Tengo un testimonio firme del ayuno y la oración. Sé que funcionan. Así que me aferré a eso con todas mis fuerzas. No podía controlar el resultado, pero sí cómo enfrentarlo”.

Incluso cuando Catie mostraba señales de regresar a la Iglesia, David evitaba suponer que todo estaba resuelto. Su enfoque fue avanzar paso a paso, sin apuros, con paciencia y mucha fe.

Pareja con el celular
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Hoy, Catie reconoce que el apoyo de David fue clave para ella. 

“Él fue increíble. No fue perfecto, pero hizo un gran trabajo casi todo el tiempo. Se aferró más fuerte a su fe y a esas verdades fundamentales. Eso fue lo que le permitió estar presente para mí de la manera que necesitaba. Fue un gran ejemplo de cómo apoyarse en lo esencial, y sé que eso marcó una gran diferencia en lo que viví”.

Catie y David siguen adelante, juntos, más fuertes. Ella ha vuelto a acercarse al evangelio, y él sigue siendo un compañero firme y amoroso. 

Su historia nos recuerda que cuando alguien que amamos pasa por una crisis de fe, lo más valioso no siempre es tener todas las respuestas, sino estar allí con amor, paciencia y confianza en el Señor.

Porque al final, el Espíritu sigue siendo quien convierte el corazón.

Fuente: LDS Living

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