El 19 de diciembre de 2015, BYU anunció a Kalani Sitake como su nuevo entrenador del equipo de fútbol, convertiéndose en el primer entrenador principal de fútbol americano universitario tongano. Desde entonces, ha logrado grandes triunfos para el equipo.

Esos triunfos no solo han sido reconocidos por BYU sino también por otras universidades que han ofrecido a Kalani varias ofertas y acuerdos por millones de dólares para irse con ellos y dejar BYU.

Pero lo más curioso es que a pesar de las propuestas tentadoras, la respuesta de Kalani siempre ha sido un “NO gracias”. Esto nos lleva a la pregunta: ¿qué tiene de especial BYU para que un entrenador de élite haya hecho esto?

La respuesta para Kalani está en su historia con BYU, la cual inició en uno de los momentos más difíciles de su vida hace 40 años.

La historia de Kalani con BYU

Antes de llegar a BYU, Kalani enfrentaba el divorcio de sus padres. Imagen: Canva

Antes de ser el coach que ha llevado a BYU a múltiples victorias, Kalani Sitake era un niño de cuarto grado que, a su joven edad, estaba pasando por un momento complicado: el divorcio de sus padres.

Durante ese periodo, él estaba confundido y no sabía cómo manejar la situación. Él describió ese momento en un devocional de BYU en marzo de este año:

“Estaba perdido y desesperado por respuestas que nunca llegaron”, recordó Kalani.

Kalani comparte su historia con BYU en una devocional en marzo en el Marriott Center de Provo. Imagen: Kristin Murphy, Deseret News

A pesar de su dolor, la paz llegó pronto en una visita inesperada del equipo de BYU a su escuela. Uno de los jugadores era Vai Sikahema, también de Tonga, quien abrazó a Kalani y le susurró:

“Todo va a estar bien. Te amo y Dios te ama”.

Esas simples palabras encendieron algo dentro de Kalani. Para él, esa experiencia se convirtió en una promesa: “Si algún día puedo ayudar a otros como me ayudaron a mí, lo haré”.

El legado de su mentor: LaVell Edwards

LaVell Edwards, entrenador de BYU, durante un partido. Imagen: LDSLiving

El tiempo pasó hasta que en 2016, la historia de Kalani con BYU se consolidó cuando comenzó a jugar para el equipo de BYU como defensa. Durante ese tiempo, otra figura jugó un rol crucial en la vida de Kalani: LaVell Edwards.

Para Kalani, Edwards era como una figura paterna más que un entrenador porque no solo le enseñó a jugar sino algo más profundo:

“El fútbol y la fe van de la mano”.

Así como Kalani ahora, Edwards también había rechazado ofertas grandes y seductoras y eligió quedarse 29 años en BYU. Durante su trayecto ahí, ganó 257 partidos además de servir como obispo de la Iglesia de Jesucristo.

Kalani Sitake conversa con el exentrenador de BYU, LaVell Edwards en una conferencia de prensa en Provo. Imagen: Scott G. Winterton, Deseret News

Eventualmente, Edwards se retiró como entrenador de BYU y falleció en 2016. Sin embargo, su esposa, Patti Edwards, se tomó un tiempo para recordarle a Kalani el ejemplo de su mentor

Ella le aconsejó sobre el valor de BYU y permanecer en un lugar en donde tu vida esté alineada con tu misión. Ese consejo fue el determinante para que Kalani escogiera la misión de BYU por sobre otras ofertas.

Lo que rechazó Kalani Sitake por BYU

Kalani rechazó un contrato multimillonario con Penn State para quedarse en BYU. Imagen: Canva

Una de las universidades interesadas en Kalani fue Penn State que le ofreció un contrato multimillonario, mucho mayor al de BYU. Pero para Kalani hay algo que el dinero no puede comprar. En BYU, en una pared del edificio de atletas, hay una frase que él mismo escribió:

“Seguimos el ejemplo del hombre más fuerte que jamás haya caminado sobre la tierra, nuestro Salvador Jesucristo.”

Él sabe que esa frase nunca podría estar en otra universidad del país. Por eso, para Kalani, el verdadero tesoro no está en un sueldo, sino en la misión única de BYU.

Kalani Sitake saluda a los aficionados mientras BYU y Utah se preparan para jugar. Imagen: Scott G Winterton, Deseret News

En BYU, esa misión se cumple al servir. Cuando ganan, sirven y cuando pierden, también sirven. Ese es el valor agregado de BYU para Kalani: un lugar donde el desarrollo espiritual es parte del trabajo.

Hoy, Kalani se queda en BYU para contribuir a esa misión y para recordarnos mediante su trabajo, aquellas palabras que lo inspiraron:

“Te amo y Dios te ama”.

Fuente: Deseret News

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