Stéphane Akoki es un miembro de la Iglesia que nació en Costa de Marfil y sirvió en una misión en Ghana. Su madre, que no sabía ni leer ni escribir, lo impulsó a estudiar. Con el dinero que él mismo juntó después de la misión y los recursos de su familia, fue a estudiar a China. Lamentablemente, al llegar al país, descubrió que fue víctima de una estafa y estuvo varado en tierra extranjera.
Sin embargo, pudo encontrar una luz al final del túnel, las personas que conoció y las experiencias que tuvo en China lo llevaron a BYU, donde fue acogido por una familia estadounidense que lo trató como a su propio hijo.
Impresiones del Espíritu
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El 15 de marzo, Stéphane no presentaba ningún síntoma de haber contraído coronavirus además de un dolor muscular constante. Pero, tuvo la fuerte impresión de dejar la casa de sus padres estadounidenses ya que ellos formaban parte de la población vulnerable al covid-19.
Así, se refugió en una habitación de la casa que rentó en Orem, en la que vivían sus amigos. En este punto, sentía que estaba tomando demasiadas precauciones, al ver que no había posibilidad de que tuviera el virus. Solo se conocía 9 casos de coronavirus en Utah en ese momento y no estuvo en contacto con ninguna persona que tuviera síntomas.
Dar positivo en la prueba de covid-19
No obstante, el martes por la noche tuvo fiebre, comenzó a temblar y no pudo dormir. Al día siguiente, hubo un terremoto en Utah, muchas personas lo llamaron para saber cómo estaba. Pero, su ex jefe, que también lo llamó, se enteró de sus síntomas y lo convenció de que se hiciera una prueba de descarte de covid-19 al menos por teléfono.
Le dijeron que no calificaba para la prueba, ya que no había viajado fuera del estado durante el tiempo asignado para realizar la prueba. Sin embargo, podía acercarse al hospital para saber si tenía otra enfermedad.
Finalmente, ya en el hospital, una enfermera sintió la fuerte impresión de realizarle una prueba tanto para la gripe como para covid-19 debido al asma y la pericarditis, inflamación alrededor del corazón, que padecía. Veinticuatro horas después, recibió una llamada del Departamento de Salud de Utah informándole de la temida noticia: era positivo para covid-19. Le recomendaron que se aislara 14 días.
Actos de bondad
Para proteger a sus amigos de contraer la enfermedad, Stéphane se aisló en el sótano de la casa que alquilaba. Era un lugar poco iluminado con solo una pequeña ventana, que dejaba pasar la luz cada día.
Fue difícil para Stéphane sentir que no estaba en una prisión. No podía hablar con sus amigos por teléfono porque se agotaba por completo. Asimismo, tuvo que dejar de ver las noticias porque lo aterrorizaban.
Por otro lado, su amigo Jacob Martínez, todos los días le llevaba su comida y la dejaba justo afuera de la puerta de su casa. Stéphane se sentía muy agradecido con su amigo.
Lecciones de vida
Stéphane pasaba horas mirando el techo de su habitación, hablando con el Padre Celestial y reflexionando sobre la prueba que atravesaba.
“Simplemente piensas en lo que importa. Tengo un buen trabajo, dinero en el banco, pero los médicos no pueden salvarme. Solo somos Dios y yo. Entonces, comienzas a pensar, ‘¿Qué es lo que realmente importa en la vida? ¿Cuáles son las cosas más importantes?’”, dijo Stéphane.
Stéphane pensó en su familia en Costa de Marfil, a la que no ve hace casi 7 años, y en el Salvador que sufrió solo en el Jardín de Getsemaní.
“Esta fue la sensación que sentí, esta sensación de soledad que Cristo pudo haber sentido cuando estuvo pasando por la Expiación. Nadie pudo salvarme. Cristo sintió la ausencia de Su Padre. En mi caso, me sentí muy solo, pero todavía tenía a Dios conmigo. No puedo ni imaginar cómo fue para Él pasar por algo tan doloroso sin el apoyo de nadie”.
En el momento de mayor dolor, soledad y desesperación, el Espíritu le habló a Stéphane y le dijo: “Recuerda cómo te ayudé a salir de China”. El Espíritu le decía: “Piensa en los milagros que he hecho y piensa en los milagros que puedo hacer por ti”.
“Estoy muy agradecido por la revelación personal. El presidente Nelson dijo que no sobreviviremos sin revelación personal, y en este momento de prueba, eso fue lo único a lo que me aferré: la voz de Dios que decía que iba a estar bien. Necesitaba la revelación y la obtuve cuando la necesitaba, y estoy agradecido porque eso es lo que me ayudó a sobrevivir en este momento difícil”, dijo Stéphane.
La revelación de Stéphane durante su autoaislamiento lo ayudó a tener esperanza y ahora lo motiva a compartir su testimonio desde que se recuperó del virus. El Señor le dijo: “Alza tu voz, y cuando hayas sanado, testifica al mundo del Dios de misericordia”.
Stéphane no puede evitar decirles a todos que Dios tiene un plan para cada uno y hará milagros para ayudar a que ese plan se cumpla.
Fuente: Meridian Magazine