¿Alguna vez jugaste al “teléfono malogrado”? Es ese juego donde varias personas se sientan en círculo y alguien le susurra una frase a la persona de al lado. Esa persona repite el mensaje al siguiente, y así hasta completar el círculo. Al final, el mensaje suele terminar completamente cambiado. Este juego muestra lo fácil que es distorsionar la información… o lo peligroso que puede ser ese amigo que cambia la frase solo por molestar.
Algo parecido pasó con la idea de que los mormones (Santos de los Últimos Días) no pueden tomar bebidas calientes.
Es verdad que los miembros de La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días aprenden desde jóvenes a no consumir “bebidas calientes”. Pero esta enseñanza no tiene nada que ver con la temperatura del líquido. A diferencia de Kenneth en la serie 30 Rock, los santos no creen que “lo caliente es la temperatura del diablo”.
En realidad, la frase “bebidas calientes” se refiere específicamente al café y al té, por su contenido de cafeína. Si una bebida no contiene cafeína ni es café o té, pueden tomarla sin problema. Por ejemplo, no hay ninguna restricción con el chocolate caliente. Eso sí, los jóvenes creativos no pueden “hacer trampa” con un cold brew de Starbucks: aunque esté frío, sigue siendo café.
La cafeína está desaconsejada, pero hay matices
Como suele pasar con temas religiosos, hay áreas grises. La Palabra de Sabiduría, una sección de Doctrina y Convenios, aconseja evitar la cafeína, las drogas y el alcohol. José Smith la recibió como revelación en 1833. Aunque al principio no se presentó como un mandamiento, con el tiempo la Iglesia empezó a enseñarla como tal y muchos miembros la consideran una norma de obediencia.
Por eso, la mayoría de los santos no beben café ni té. Sin embargo, algunas situaciones muestran cierta flexibilidad con otras bebidas. En 2017, por ejemplo, Brigham Young University (propiedad de la Iglesia) comenzó a vender gaseosas con cafeína. Incluso, figuras conocidas como Mitt Romney han tomado Diet Coke con cafeína en público.
Estas creencias también ayudan a explicar por qué Utah es el estado con menor consumo de alcohol en Estados Unidos, y por qué sus leyes sobre bebidas alcohólicas se modifican con frecuencia.
Fuente: The Take Out
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