Desde llevar al hombre a la luna hasta ser parte de misiones en el espacio, la vida de estos 4 Santos de los Últimos Días realmente ha dejado huella tanto en la NASA como en nuestro conocimiento del espacio y nuestra comprensión de las creaciones de Dios.
El primer astronauta Santo de los Últimos Días de la NASA
Cuando era niño, a Don Lind y a sus hermanas les encantaba subirse a los árboles y sacudir las ramas y fingir que estaban en una nave espacial que viajaba por el universo.
En aquella época, viajar al espacio era una idea que solo se podía encontrar en las historietas y la ciencia ficción. No fue hasta la década de 1960, 20 años después, que los primeros hombres llegaron al espacio.
Para esos años, Don Lind era un piloto naval y doctor en física. En 1966, la NASA lo aceptó en su programa espacial y se sometió a rigurosos cursos de entrenamiento físico y mental.
A pesar de haber completado su entrenamiento, Lind tuvo que esperar otros 19 años antes de viajar al espacio, el tiempo de espera más largo en la historia de los vuelos espaciales de la NASA.
Durante esos años, continuó trabajando en las misiones de la NASA, sirviendo como director de operaciones lunares para el Apolo 11, misión que llevó por primera vez al hombre a la luna.
La oportunidad de Lind finalmente llegó en 1985, cuando abordó el transbordador espacial Challenger en un viaje de ocho días en el espacio para estudiar la aurora austral.
Durante su viaje, Lind pudo ver muchos milagros, el más grande fue su regreso a casa. Nueve meses después de su misión, el mismo transbordador que lo había llevado al espacio, explotó 73 segundos después de su despegue. Los siete miembros de la tripulación a bordo perdieron la vida.
Lind cree que esto se debe a una bendición del sacerdocio que recibió antes de su vuelo y que lo protegió a él y a su tripulación de un destino similar.
Lleno de fe y gratitud por la protección del Señor, Lind expresó:
“No éramos más buenos ni más merecedores de la ayuda del Señor, las personas a bordo del Challenger eran buenas, solo que esa fue la promesa que se nos dio”.
El primer director Santo de los Últimos Días de la NASA
Aunque nunca puso un pie en el espacio, James Fletcher es una de las personas más influyentes en el campo de la exploración espacial.
Después de graduarse con un Ph.D. en física del Instituto de Tecnología de California, Fletcher se desempeñó como investigador y profesor en Harvard y Princeton, cofundó Space Electronics Corporation y se desempeñó como presidente de la Universidad de Utah.
En 1971, Fletcher se convirtió en director de la NASA, cargo que ocupó de 1971 a 1977 y luego de 1986 a 1989.
Durante su tiempo de liderazgo, además del intervalo de nueve años, Fletcher asesoró a los líderes de su país en política espacial, incluyendo a cada presidente de los Estados Unidos, desde Dwight D. Eisenhower (1953-1961) hasta George H.W. Bush (1989- 1993).
Incluso después de su muerte en 1991, el trabajo de Fletcher continúa expandiendo los límites de la galaxia e inspirando investigaciones sobre lo aparentemente imposible.
El 25 de agosto de 2012, la Voyager I, un satélite espacial enviado con la aprobación de Fletcher para estudiar el sistema solar exterior, se convirtió en el primer dispositivo hecho por el hombre en ingresar al espacio interestelar.
El telescopio espacial Hubble, otro proyecto aprobado bajo la dirección de Fletcher, continúa registrando imágenes de luz visible de alta resolución, imágenes cruciales para calcular el ritmo de expansión del universo y fundamentales para ampliar el concepto humano de fecha y hora.
El primer comandante Santo de los Últimos Días en el espacio
Antes de su expedición al espacio, Richard Searfoss dedicó su vida a la aviación. Se graduó de la Base de la Fuerza Aérea Williams en 1980 y luego se desempeñó como instructor de vuelo para la Fuerza Aérea de los Estados Unidos.
Después de que su experiencia llamara la atención de los funcionarios de la NASA en 1990, Searfoss pasó de servir como coronel en la fuerza aérea a servir como un astronauta.
A principios de la década de 1990, Searfoss piloteó dos misiones de la NASA en las que realizó pruebas médicas en su persona y en otros sujetos de prueba, transportó casi dos toneladas de suministros y equipos científicos a una estación espacial rusa y participó en la primera caminata en el espacio en una estación espacial.
En 1998, Searfoss se convirtió en el comandante de la misión Neurolab, la cual duró 16 días, y probó los efectos de la microgravedad en el cerebro y el sistema nervioso.
En su carrera como piloto tanto aéreo y espacial, Searfoss registró más de 6000 horas de vuelo, voló 77 tipos diferentes de aeronaves, pasó más de 939 horas en el espacio y completó 626 órbitas a la Tierra.
El primer director Santo de los Últimos Días del programa del Transbordador Espacial
Después de graduarse de la Universidad de Washington en ingeniería aeronáutica y astronáutica, Ron Dittemore descubrió otra pasión, una tan fuerte como su amor por el espacio: su fe en Dios.
Dittemore se bautizó en la Iglesia de Jesucristo a la edad de 23 años. Desde entonces, ha llevado una vida dedicada a descubrir más sobre los misterios de Dios a través de los viajes espaciales.
A lo largo de sus 25 años de trabajo en la NASA, habiendo ingresado en 1977, Dittemore se ha desempeñado como director en 11 misiones de transbordadores espaciales y asistente suplente del director del Programa de la Estación Espacial.
En 1999, asumió el cargo de director del Programa del Transbordador Espacial, cargo que ocupó durante cuatro años.
Fuente: LdsLiving