En Para la Fuerza de la Juventud dice: “para tener buenos amigos, debemos ser un buen amigo”.
Y cuando se trata de ser un buen amigo, nadie es un mejor ejemplo que el Salvador.
Aquí hay 4 cosas que podemos aprender del Salvador acerca de ser un buen amigo:
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Se un buen ejemplo.
Por encima de todo, el Salvador dio un buen ejemplo a sus amigos.
Fue bautizado aunque era perfecto. Se sometió a la voluntad del Padre Celestial. Cuando instituyó el sacramento, lo hizo comiendo el pan y bebiendo el vino Él mismo. Resistió la tentación.
Tal vez no podamos establecer un ejemplo perfecto como Él lo hizo, pero al menos podemos dar un buen ejemplo.
“Para mí eso significa que nos esforzamos por tener en nuestras vidas la bondad, la gratitud, el perdón y la buena voluntad”, dijo el Presidente Thomas S. Monson en un discurso en la Conferencia General de octubre de 2015. “Estas cualidades nos proveerán un espíritu que tocará las vidas de quienes nos rodean”.
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Sírvelos.
Desde alimentar a miles de personas a lavar los pies de Sus discípulos a sanar a los enfermos, Jesús estaba constantemente sirviendo a la gente que lo rodeaba.
Fueron actos de servicio como éstos los que a menudo captaron la atención de la gente y le dieron otras oportunidades para enseñar, amar y servir.
Nosotros también debemos esforzarnos por servir a la gente que nos rodea.
El Presidente Thomas S. Monson dijo: “Aquellos que viven solo para sí mismos eventualmente se marchitan y pierden sus vidas, mientras que los que se pierden en el servicio a otros crecen y prosperan, y en efecto salvan sus vidas”.
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Ve lo mejor de ellos.
El Salvador ve nuestro potencial como nadie más lo puede hacer.
Cuando los escribas y los fariseos llevaron a la mujer hallada en adulterio ante Él, todo lo que vieron fue alguien que había cometido un pecado muy grave. La respuesta de Jesús es una lección para todos nosotros de cómo lidiar con los errores de los que nos rodean:
“El que de entre vosotros esté sin pecado, sea el primero en arrojar la piedra”.
Jesús no fingió que no había pecado. Él simplemente optó por no condenarla y la amonestó a “ir y no pecar más”.
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Testifica del evangelio.
El Salvador pasó la totalidad de Su corta vida difundiendo las buenas nuevas del evangelio.
Si te es un poco incómodo pensar en predicar el evangelio a un buen amigo, considera lo que el Élder D. Todd Christofferson dijo en una conferencia de abril de 2017:
“La motivación para elevar la voz de advertencia es amor – amor de Dios y amor al prójimo. Advertir es cuidar”.
Si realmente creemos en el evangelio, debemos compartirlo con la gente que nos interesa. Después de todo, hay una razón por la que se llama el Plan de Felicidad.
Si tu amigo ya es miembro de la Iglesia, no es miembro, o ha abandonado la Iglesia, compartir tus convicciones de una manera apropiada y amorosa es una señal de su amor por ellos.
Este artículo fue escrito originalmente por Ashley Lee y fue publicado en MormonHub, con el título 4 Lessons from the Savior on Being a Good Friend Español © 2017