Mientras trabajaba como consejero grupal en Brigham Young University – Hawaii, al inicio de cada sesión solíamos tener diferentes tipos de presentaciones por cada persona.
Algunos decían “soy alcohólico”, otros “soy adicto a las drogas” o “tengo una adicción a la pornografía”. Algunos simplemente decían “soy adicto” o “soy un adicto en recuperación”.
Una vez escuché a alguien decir en un discurso: “Soy un pecador en recuperación”. ¿Acaso no lo somos todos? La expresión “en recuperación” implica que hay esperanza.

Cuando estamos en proceso de recuperación, uno de los desafíos más grandes que tenemos es dejar ir la vergüenza.
En ocasiones, veíamos personas en los pasillos, dudando si debían entrar al salón donde realizamos nuestras reuniones. Era su primera vez y se sentían avergonzados.
Hay una gran diferencia entre la culpa buena y culpa mala.
La culpa mala es la sensación de vergüenza, es sentir que esa adicción “es parte de tu ADN”, que “está muy arraigado en ti y que no puedes alejarte de ello”, que “ha alterado tu cerebro”, que “estás perdido y solo”, y que “no tienes esperanza”.

Todo eso viene del adversario, quien quiere hacerte pensar que ya no hay esperanza y serás tan miserable como él.
La culpa buena es ese sentimiento de remordimiento que sientes al haber decepcionado al Señor.
La culpa buena te lleva al arrepentimiento, te lleva a hacer un cambio en tu vida. Un verdadero arrepentimiento te acerca al Salvador. Siempre hay esperanza con la expiación de Jesucristo.
En el segundo paso del programa de recuperación de adicciones, el principio clave es “llegar a creer que el poder de Dios puede restaurar una salud espiritual completa”.

Siempre hay esperanza
El ex presidente del Cuórum de los Doce Apóstoles, Boyd K. Packer, aclaró:
“No existen el hábito, la adicción, la rebelión, la transgresión, la apostasía ni el crimen en los cuales no pueda cumplirse la promesa de un perdón completo”
Además, el élder Jeffrey R. Holland, presidente en funciones del Cuórum de los Doce Apóstoles, declaró:
“Testifico que no han viajado más allá del alcance del amor divino. No es posible que se hundan tan profundamente que no los alcance el brillo de la infinita luz de la expiación de Cristo”.

He visto el poder curador y sanador de la expiación de Jesucristo obrar en la vida de muchas personas.
Existen diferentes recursos de la Iglesia de Jesucristo que pueden ayudarte, como los Doce Pasos del Programa de Recuperación de Adicciones y la sección Ayuda para la vida, además de las muchas otras herramientas que puedes encontrar en línea.
Hay más métodos para combatir la adicción que se pueden enumerar en un “minuto”. La clave es encontrar uno que funcione para ti y luego trabajar en ello. El Señor bendecirá tus esfuerzos.

Un principio importante que a veces cuesta aprender es que una recaída es parte de la recuperación. Cuando alguien tiene una recaída, vuelve a sentir esa profunda vergüenza.
Lo importante es reconocer los pensamientos, sentimientos y situaciones que llevaron a esa recaída. De esta manera, cuando esto suceda, podrás convertirlo en una experiencia de aprendizaje.
Habrás aprendido qué acciones saludables tomar cuando esos pensamientos, sentimientos y situaciones vuelvan a aparecer en tu vida.

Aprender a recurrir a alternativas sanas lleva tiempo y práctica.
Una adicción puede tenerte como prisionero durante muchos años, por lo tanto, puedes darte el tiempo necesario para aprender y aplicar pacientemente las habilidades necesarias para manejar y superar tu adicción. Recuerda: ¡Siempre hay esperanza!
Que el Señor siga bendiciéndonos a todos mientras continuamos en nuestro propio proceso de recuperación y sentimos las bendiciones del evangelio de Jesucristo cada día.
Fuente: Meridian Magazine
Hola, yo quiero contarles lo que a mí me funcionó, por años luchamos con un familiar muy cercano sus muchas adicciones, porque una llevaba a la otra en ese sentimiento de culpa buena, cuando toca fondo mi solución fue Cristo y su expiación y mucho ayuno muchísimo ayuno y oración una ofrenda generosa yo no sabía el poder que tiene el ayuno saben, cuando leí Isaías 58 dónde habla de las promesas de un ayuno correcto, en verdad pude ver la mano de Dios, si, porque el ayuno somete tu cuerpo a tu espíritu que es eterno, porque no somos consientes de ello en la oscuridad del pecado, olvidamos que nuestro espíritu es mayor que nuestro cuerpo mortal, claro que de la mano de ayuda de profedionales, el deseo sincero de la persona sumergida en la adicción, el manual de la iglesia para el control de las adicciones y el apoyo y amor de la familia, el poder del templo porque a pesar de que ésta lucha fue en plena pandemia mi fe en las promesas del templo no me dejaron rendirme y ayudar a mi ser querido, se que no todos los casos son iguales pero confíen en Cristo y su expiación, aún cuando luchen solos, ayunen mucho, lo que sea necesario con fe y Dios les ayudará a ser fuertes en la carne, se los promete El y El no falla, cumplirá sus promesas