Hace unas semanas, estaba escuchando un podcast espiritual mientras me preparaba para la reunión sacramental en casa cuando dijeron algo que me dejó pensando:
Últimamente hemos escuchado mucho sobre los “tiempos sin precedentes”.
Si bien es cierto que no estamos familiarizados con muchos de los desafíos que enfrentamos hoy, es reconfortante saber que se han enfrentado y superado desafíos similares en el pasado.
Esas palabras me conmovieron, desvanecieron el estrés y el agotamiento que sentía. Me hicieron saber que no estamos avanzando completamente ciegos en este tiempo de incertidumbre y situaciones nuevas.
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Me puse a pensar en todas las personas que vivieron en este mundo en diferentes épocas, que deben haber dicho las mismas palabras que nosotros, “tiempos sin precedentes”.
Las palabras “sin precedentes”, en el contexto que se ha utilizado, transmiten temor. Como si nadie supiera qué hacer y estuviéramos tratando de caminar por un lugar oscuro y desconocido sin poder ver.
Sin embargo, dos palabras del podcast, “desafíos similares”, trajeron luz a mi mente. Me di cuenta de que nada de lo que estamos experimentando hoy realmente no tiene precedentes.
“Sin precedentes” (significado)
“Sin precedentes” significa que no hay ningún ejemplo de cómo proceder.
Nadie sabía exactamente cómo manejar una pandemia en un mundo donde viajar entre países se ha vuelto tan necesario.
Nadie sabía exactamente cómo manejar todas las ramificaciones de tratar de mantener las economías en marcha y evitar que las personas se enfermen al mismo tiempo.
Sin embargo, ¿cuál fue el precedente que estableció el Salvador cuando enfrentó un inmenso sufrimiento y una situación aún sin precedentes? Continuó pasando tiempo con Su Padre Celestial, pensó en los demás y no dejó que el temor guiara Sus decisiones, por mencionar solo algunas cosas que hizo.
Quizás a medida que estudiamos cómo vivió Su vida y cómo reaccionó ante las pruebas y la agitación que lo rodeaba, podemos comenzar a ver un patrón y un precedente de cómo podemos avanzar.
Nuestro gran Ejemplo
Si bien Él no nos ha dado instrucciones físicas sobre cómo rastrear mejor el COVID-19. No nos ha dado una guía paso a paso para recuperarnos de las crisis económicas.
Nuestro Ejemplo ha experimentado personalmente sentimientos similares. Sentimientos de soledad, pérdida, traición, frustración, dolor o cualquier otro sentimiento que nuestras circunstancias actuales puedan haber provocado en nosotros.
Porque he aquí, yo, Dios, he padecido estas cosas por todos, para que no padezcan, si se arrepienten; mas si no se arrepienten, tendrán que padecer así como yo; padecimiento que hizo que yo, Dios, el mayor de todos, temblara a causa del dolor y sangrara por cada poro y padeciera, tanto en el cuerpo como en el espíritu, y deseara no tener que beber la amarga copa y desmayar.
Sin embargo, gloria sea al Padre, bebí, y acabé mis preparativos para con los hijos de los hombres. (Doctrina y Convenios 19: 16–19)
Un precedente que va en aumento
El Salvador no solo nos ha dado un precedente de cómo avanzar en tiempos oscuros, confusos o difíciles, sino que aquellos que han seguido Su ejemplo continúan haciendo crecer ese precedente.
Piensa en los primeros Santos que se enfrentaban a diario con temor a la violencia, la frustración, la incertidumbre y los sentimientos de aislamiento y distanciamiento de la familia y amigos que dejaban atrás.
Esos mismos pioneros enfrentaron pruebas físicas no solo al cruzar las llanuras sino también cuando llegaron al valle. Tuvieron hambre, temor al gobierno, desánimo y muchos sentimientos con los que podríamos estar lidiando actualmente, aunque las causas puedan ser diferentes.
Sin embargo, la forma en que estas personas decidieron seguir adelante frente a estas situaciones solo se suma al precedente que el Salvador ha establecido.
El precedente que el Salvador ha establecido
Tenemos todo lo que necesitamos para avanzar con fe y no importa cuán sombrías parezcan las cosas. El Salvador está ahí para consolarnos y mostrarnos dónde y cómo caminar de manera segura durante una prueba, incluso quizás con una sonrisa.
Como escuché en el podcast: Incluso a medida que pasa el tiempo, las personas, las circunstancias, la tecnología y la vida cambian, “otras cosas nunca cambian. No importa dónde o cuándo vivamos, todos necesitamos esperanza y fe. Todos necesitamos ser animados, edificados e inspirados. Siempre lo hemos necesitado”.
Me reconforta saber en mis momentos de melancolía que otros han experimentado los mismos sentimientos.
Incluso si mis antepasados, nuestros predecesores pioneros, las personas de la antigüedad o el Salvador no vivieron físicamente una pandemia, crisis financieras, desastres naturales y provocados por el hombre, muerte, discordia y disturbios, ellos experimentaron sus propios desafíos y sentimientos similares, gracias a ello se convirtieron en mejores personas y más fuertes.
Independientemente de la combinación de desafíos que estés enfrentando en este momento, espero que saber que esos desafíos sí tienen precedentes, te brinde un poco de consuelo y coraje a medida que avances para convertirte en una persona mejor y más fuerte.
Fuente: LDS Living